La procesión de las velas de la Virgen de Fátima, una tradición importada que arraiga en Laciana

Como cada año, el 12 de mayo la Virgen de Fátima adquiere protagonismo en Villablino con la procesión denominada 'de las velas', que portan encendidas muchos de los participantes en ella. Una tradición del país hermano, que ha importado a Laciana la numerosa, en otros tiempos, comunidad portuguesa que vive y trabaja en la comarca.
En los años 80 del pasado siglo, los residentes en el municipio de Villablino alcanzaban casi el millar de ciudadanos portugueses. Primero crearon una asociación cultural, que organizó durante varios años las celebraciones del día de Camoes, su fiesta nacional, en torno al 10 de junio. En esos años recibieron el regalo, que desde Chaves les hicieron, de una imagen de la Virgen de Fátima, que se guarda en la Iglesia parroquial de Santa Bárbara en Villablino, en concreto en el año 1990.
Y desde entonces cada año se celebra la procesión. Hoy ya no son tantos los ciudadanos portugueses que residen en Laciana. Algunos regresaron a su tierra, otros se han ido quedando por el camino y las bajas no se han repuesto. Además, la segunda generación ya está totalmente asimilada y muchos disfrutan de nacionalidad española o doble. Sin embargo, esta tradición perdura y está también casi totalmente asimilada por la comunidad cristiana local, compartiendo también el fervor por la señora de Fátima.

Ahora una vez desaparecida la asociación cultural, un grupo de convecinos se encarga de la organización y sufragar los gastos que se originan cada año, las flores que adornan las andas en que se procesiona, los cohetes con que acompañan todo el recorrido y la traca final al regreso de la imagen al templo, o cualquier otro gasto que surja. Uno de los más conocidos es Isaque Manuel da Mota González Teixeira, que con un grupo de amigos aporta sus cuotas anuales y recibe los donativos de quienes así lo deseen hacer, “si nos sobra algo, lo guardamos para el próximo año”.
De esta forma un año más, han hecho público su fervor religioso, no solo la comunidad portuguesa, si no también aquellos, que no siendo parte de ella, sienten esa misma devoción por la patrona de Portugal.