Las 'polacas' de Danzig

granadas destruidas Villamañan Guardia Civil

Jesús María López de Uribe

Las cuatro granadas encontradas en León y desactivadas por la Guardia Civil son, según expertos en la materia, fruto de las compras de la República a Polonia en los primeros momentos de la contienda fraticida. El gobierno republicano, una vez se dió cuenta de que la sublevación de los militares iba para largo, encargó al Gobierno de México en el mes de septiembre de 1936 que gestionara la compra de un millón de granadas de mano a Polonia, mediante su legación en París. Los artefactos fueron comprados a 75 centavos de dólar de la época por unidad (unos 3,15 zlotis, la moneda polaca) y fueron embarcados en el puerto de la ciudad libre de Danzig en un mercante llamado 'Azteca'. Un cruel giro del destino quiso que esas granadas salieran de la ciudad que provocó la Segunda Guerra Mundial.

Estos artefactos explosivos bélicos no son nuevos en Castilla y León, ya que la Guardia Civil encontró en septiembre de 2011 dos granadas de este tipo en el alero del tejado de una vivienda de Aguilar de Campoo, según una información del Norte de Castilla, mientras un vecino realizaba labores de rehabilitación de inmueble. Esto se debe a que el Frente Norte de la Guerra Civil Española, que cayó en agosto de 1937, se cernía sobre los picos de la Cordillera Cantábrica y en León y Asturias tenía el sobrenombre de la 'Maginot del Cantábrico' mientras en el País Vasco se llamó el 'Cinturón de Hierro'. Nombres propagandísticos que no evitaron que se desplomara el frente al primer ataque serio del bando sublevado. Otro cruel giro del destino: a la Maginot AsturLeonesa le ocurrió lo mismo que a la original entre la frontera de Francia y Alemania; en 1941 la gran franja defensiva no sirvió de nada para parar el avance nazi que consiguió derrotar al mejor ejército del mundo en poco más de tres semanas.

Sin embargo según los expertos, es bastante extraño que tres de las cuatros granadas “Polacas” encontradas en León se hayan descubierto en un pueblo tan alejado del Frente Norte como Villamañán, que nunca estuvo en el bando republicano tras el mes de agosto del 36; y es de suponer que estos artefactos explosivos proceden de la zona republicana hacia Asturias. Esto hace pensar que algún soldado del Frente Norte las llevara al Sur de León y las escondiera allí por no se sabe qué motivo hasta que 75 años después han sido descubiertas.

Debe evitarse la manipulación de estos objetos

El detonador explosivo de las “Polacas” era de iniciación por retardo pirotécnico, que fue copiado y ampliamente utilizado en granadas de fabricación artesanal, que se manufacturaron y emplearon en el bando republicano de forma generalizada al no poder comprarse armamento extranjero por el acuerdo de no intervención de Francia e Inglaterra durante la Guerra Civil Española. Esta espoleta de fabricación propia era de plomo y en algunas ocasiones llevaba estampada la leyenda “B-3”. La palanca estaba diseñada para no desprenderse del todo tras el lanzamiento, por lo que se convertía en parte de la metralla. Las “Polacas” tenían dos funciones, la ofensiva (de 600 gramos de peso, de latón y sin prefragmentado, llamada B-1) y la defensiva (de 275 gramos, de hierro y en forma de piña para su fragmentado, y llamadas Mod.31 o Wz.31). Tenían un detonador de retardo pirotécnico y su tamaño era de 57 milímetros de ancho y 112 de largo. En León se ha encontrado sólo una ofensiva, la de Villamañán que tiene forma de esfera sin “muescas” en forma de piña.

Pese a la espectacularidad de estos hallazgos, hay que tener en cuenta que son artefactos explosivos diseñados para matar o mutilar. Si cualquier persona los encuentra, no debe cogerlos, jugar con ellos y mucho menos manipularlos para desactivarlos. La carga explosiva puede estar descompuesta y explotar al mínimo golpe o movimiento brusco. Ante cualquier hallazgo de un arma explosiva de la Guerra Civil, sea una granada de mano, obús o mortero, un proyectil de artillería o una bomba de aviación, lo primero que ha de hacerse es señalizar su posición, evitar que se acerque gente a verla y llamar de inmediato a la Guardia Civil o Cuerpo Nacional de Policía mediante el teléfono de Seguridad Ciudadana 062. Los expertos recomiendan que “en ningún caso” se guarden en casa y advierten de que “aunque parezca lo contrario” hay muchos casos de desgracias irreparables por manipulaciones indebidas de artefactos bélicos del siglo XX.

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