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Máxima seguridad y féretro sellado con el cadáver de sacerdote berciano fallecido por el ébola
Los servicios funerarios se llevarán el cadáver del misionero leonés Manuel García Viejo, fallecido esta tarde en Madrid, por ébola, envuelto en fundas especiales y en un féretro sellado y de máxima seguridad. Así, se procederá de la misma manera que en el caso del padre Pajares. Todos los objetos que no sean metálicos -ya que estos se pueden esterilizar- serán incinerados y la habitación quedará clausurada durante unos días mientras unos robots desinfectan mediante la emisión de vapores de peróxido de hidrógeno (agua oxigenada).
El estado de salud del misionero empeoró de forma ostensible esta pasada madrugada y los médicos comenzaron a temerse lo peor, según han confirmado a Ical fuentes del Hospital Carlos III donde el religioso estaba ingresado desde el pasado lunes, una vez que fue repatriado desde Sierra Leona.
Esas mismas fuentes señalan que su caso ha sido calcado al del padre Miguel Pajares, el misionero fallecido en agosto tras ser repatriado desde Liberia donde trabajaba como médico en un hospital de la Orden de San Juan de Dios, la misma a la que pertenecía García Viejo.
El problema, añaden estas fuentes, es el estado tan avanzado en el que llegó la enfermedad. “Vino muy mal”, han indicado, “con fallo hepático y renal”. En concreto, según han explicado, García Viejo llegó a España en el séptimo día de desarrollo de la enfermedad y ha muerto en el undécimo, justo dentro de la franja que se considera crítica y que va desde el octavo hasta el decimosexto día.