La Junta prepara un programa hasta 2030 para impulsar las energías renovables en el consumo de calor y frío

J. López/Ical

La Consejería de Economía y Hacienda inició la redacción del Programa de Energías Renovables Térmicas de Castilla y León con horizonte 2015-2030, un documento que persigue aumentar la presencia de energías renovables en el consumo de calor y frío y que se integra en la política energética de la Administración autonómica. Está previsto que se desarrolle a medio plazo, en el marco del proyecto europeo RES H/C SPREAD 'Desarrollo de acciones estratégicas para el fomento de las renovables en usos térmicos en regiones europeas', en el que participa Castilla y León junto a otros cinco territorios del viejo continente.

Uno de los requisitos de este proyecto europeo es el compromiso por parte de los socios de que la redacción del programa finalice en el entorno del primer trimestre de 2016. El objetivo es el desarrollo de planes de acción piloto en seis regiones europeas. Además de la Comunidad se encuentra Emilia Romana (Italia), Salzburgo (Alemania), Riga (Letonia), Macedonia (Grecia) y Ródope (Bulgaria), que se han unido en la meta común de fomentar sistemas de calefacción y refrigeración apoyándose en las energías renovables.

Según un documento al que pudo acceder Ical, el desarrollo de los planes cuenta como elementos diferenciadores, más allá del análisis territorial respecto a la demanda energética térmica. Se trata de su orientación hacia el posterior desarrollo de programas de sostenibilidad ambientales y aprovechar el conocimiento de empresas e instituciones implicadas en el sector, tanto regionales como nacionales, a través de unos grupos de trabajo denominados grupos de comités de gobernanza.

Con carácter general, las energías renovables tienen tres posibles usos: generar electricidad, calentar o enfriar y proveer de carburante a medios de locomoción.

De los tres, el segundo ha sido en el que tradicionalmente mayores dificultades han tenido las renovables para introducirse. En este sentido, la Junta alega que en Castilla y León, por su climatología, el uso de la energía para calentarse es algo especialmente relevante, “cosa que puede no tener tanta importancia en otros lugares de España”.

Igualmente, estos usos térmicos son aquellos en los que la Comunidad tiene más libertad de acción, dado que la regulación eléctrica y de los carburantes es competencia de la Administración central.

Por otra parte, respecto a los recursos energéticos –radiación solar, biomasa o características geológicas– la Comunidad posee posibilidades suficientes para que, “a un coste razonablemente competitivo, puedan ser aprovechados en estos usos térmicos”, a lo que habría de añadir el incremento de la actividad económica, el desarrollo rural y el empleo por el uso de recursos autóctonos o la mejora ambiental respecto a la alternativa de los combustibles fósiles importados.

Importancia de estrategia

De la integración de estas ideas, la Junta deduce la “importancia de que Castilla y León dedique una estrategia o un programa a estos recursos renovables destinados a un uso térmico”. Adicionalmente, hay varios elementos que han cambiado en este mercado desde hace varios años. Entre ellos, explica el documento al que tuvo acceso Ical, se encuentran la paralización de la nueva construcción, la bajada de precios de las tecnologías renovables, un mejor conocimiento de la tecnología, una mejor distribución y comercialización de los biocombustibles y un posible moderado coste del gasoil en los próximos años.

Todos estos cambios, “algunos pasajeros y otros quizás estructurales”, hacen que las iniciativas que desde el pasado desarrollaban las administraciones para el fomento de estas tecnologías “deban de ser revisadas”. Si además se une esta idea con el trabajo realizado hasta ahora en planificación en renovables, “parece lógico que éste sea el momento adecuado para la redacción de un programa o estrategia específica en este campo”.

En ese escenario se encuentra el proyecto europeo RES H/C SPREAD, que busca el mismo objetivo para las seis regiones europeas participantes: desarrollar estrategias para aumentar la presencia de las energías renovables en el consumo de calor y frío de la Comunidad.

Así, en Castilla y León el Programa de Energías Renovables Térmicas se ha desarrollado con una metodología específica. Así, se ha tenido en cuenta el hecho de que se ha de “planificar considerando de un modo integral varias tecnologías renovables que pueden competir entre sí o actuar de forma conjunta”, tales como instalaciones mixtas solar - geotermia o solar - biomasa.

Además, todo el desarrollo del programa ha de ser coherente con tres elementos: con cualquier norma, planificación regional, estatal, europea, etc. que pueda existir; con los fondos europeos procedentes del Feder, cuyo Programa Operativo acaba de ser recientemente aprobado y que destinará a renovables, casi en su totalidad térmicas, un total de 10,6 millones de euros; y con los horizontes presupuestarios de la Junta de Castilla y León de los próximos años.

Desarrollo extenso

Con carácter general, el desarrollo de este programa es un trabajo “extenso” y buscar su aplicabilidad de cara a aprovechar lo mejor posible los recursos públicos “resulta técnicamente complicado”. Esto se debe a la segmentación en las tipologías de consumos y consumidores; a la toma en consideración de diferentes años; al análisis de varias posibilidades de abastecer la misma demanda térmica mediante diversos tipos de tecnologías; a la correcta estimación de los aspectos cualitativos y cuantitativos de las diferentes demandas de calor; y al “acertado” análisis de mercado para detectar deficiencias, cuellos de botella u oportunidades no suficientemente aprovechadas.

Todo ello complica la elaboración, en las que tienen gran “importancia” los datos y criterios que desde fuera de la Administración puedan aportar consumidores, empresas, centros tecnológicos, etc., que trabajan o están relacionados con este sector. “Se dispone del conocimiento suficiente y, junto con una buena metodología, todo indica que se puede realizar un buen trabajo, si bien hasta dentro de unos meses no se podrán ver los resultados prácticos”, concluye el informe de la Junta.

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