Incibe interviene en el caso de una menor que recibía mensajes de tipo sexual dirigidos al anterior dueño de su línea telefónica

La edad recomendada para usar Whatsapp es la de 16 años.

Agencia ICAL

La línea 017 del servicio ‘Tu ayuda en ciberseguridad’ del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) con sede en León prestó recientemente servicio a la madre de una menor que contactó preocupada porque su hija había recibido mensajes de carácter sexual a través de la aplicación de mensajería Whatsapp que iban dirigidos al anterior propietario de la línea telefónica y eran totalmente inapropiados para ella.

Los padres de la menor le compraron su primer teléfono móvil, que contaba con un contrato prepago puesto a nombre de uno de ellos. Sin embargo, después de instalar la ‘app’ de Whatsapp, la niña comenzó a recibir mensajes de personas desconocidas y cuyos teléfonos no estaban entre sus contactos en los que se hablaba de encuentros sexuales.

Los progenitores de la menor llegaron a la conclusión de que el número de teléfono que habían adquirido había pertenecido con anterioridad a otra persona que además estaba registrada en un portal de encuentros sexuales, por lo que aún le enviaban esos contenidos.

Decidieron contactar con la compañía telefónica, para manifestar su desagrado, y aseguran que la única solución que les ofreció fue una nueva línea telefónica con coste. Por ese motivo decidieron recurrir a Incibe para conocer qué medidas podían tomar y si era viable o no poner una reclamación a WhatsApp dada la edad de la menor.

Los compradores, responsables del uso

‘Tu ayuda en ciberseguridad’ le facilitó a la madre de la menor el servicio de ayuda de la aplicación de mensajería, donde se explica que estas situaciones pueden producirse cuando alguien recibe un número que antes había estado asignado a otra persona. Además, se le explicó a la mujer que quienes habían comprado la línea de teléfono eran ellos, por lo que eran los responsables del uso que su hija, menor de edad, hacía de esa línea.

También se le recordó que la edad recomendada para usar Whatsapp es de 16 años, así como que bloqueara a los contactos de los que recibía este tipo de mensajes y practicar un egosurfing del número de teléfono para averiguar en qué páginas web de contactos exuales está registrado por el dueño anterior de la línea y ejercer sus derechos para conseguir desvincularlo de las mismas.

Finalmente, se indicó la importancia de establecer pactos familiares para el buen uso del dispositivo e instalar herramientas de control parental en el mismo y se invitó a la madre a hablar con su hija sobre los contenidos de carácter sexual a los que había estado expuesta en los mensajes que había recibido indebidamente con el objetivo de ofrecerle las respuestas o conocimientos que necesitara a raíz del incidente ocurrido.

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