Gavilanes: “Aquí no juzgamos si en la Diputación se hacían bien o mal las cosas, podría ser interminable”

Ricardo Gavilanes.

C.J. Domínguez

Erre que erre, a vueltas con cómo se hacían las cosas bajo el mandato de Isabel Carrasco en la Diputación de León, como estrategia para 'eximir' de algún modo a la ex funcionaria interina Triana Martínez. Un día tras otro han ido saliendo los “trajes a medida” para conseguir que tal o cual persona afín al PP pudiera conseguir un puesto de funcionario público en el Palacio de los Guzmanes; la presunta filtración de exámenes; los 'pasteleos' para conseguir trabajos ajenos a la institución... Pero hasta aquí hemos llegado.

Hoy, en el sexto día del juicio por el asesinato de la polémica presidenta, el juez Carlos Javier Álvarez admitió una queja planteada por el abogado de la asucación que representa al Partido Popular, Ricardo Gavilanes. Ocurrió durante el testimonio de la amiga de Triana, funcionaria de la Diputación, Isabel Llamazares, quien mantuvo contacto de amistad con ella cuando ésta dejó de trabajar en la institución e incluso le acaba de dejar un ordenador personal suyo para que se lo arreglara apenas dos días antes del asesinato.

Como el defensor de madre e hija, José Ramón García, insistía en preguntar sobre irregularidades, sobre la política de personal de Carrasco, sobre su control o no de todo tipo de procesos, Gavilanes -y no el propio juez, como publicó por error esta mañana este medio de comunicación- le interrumpió para quejarse y espetar: “Con el máximo respeto que me merece la posición procesal del letrado, entiendo que aquí estamos juzgando un asesinato y no si en la Diputación se hacían bien las cosas, en el Ayuntamiento, en la Junta de Castilla y León o en mi pueblo. Creo que debería limitar las preguntas porque si las acusaciones, señoría, hacemos lo mismo, este juicio podría ser interminable innecesariamente”.

Martínez Barazón: “Los tribunales eran de funcionarios, no políticos”

Sin embargo, esa estrategia de resaltar enchufismos continuó insistentemente también en el interrogatorio a Marcos Martínez Barazón. Por ejemplo, cuando el defensor de las dos acusadas quiso saber si “era normal que las preguntas” de las oposiciones “circularan de un lado a otro”, y el ex presidente y mano derecha de Carrasco quiso zanjar: “No, para nada era normal, los tribunales eran de funcionarios, no de políticos; y la instrucción de la presidenta a los miembros del Tribunal era que no se filtrara absolutamente ninguna pregunta”.

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