La extinción de las cabinas

Cabina Telefónica

Antonio Vega

Sencillamente ya nadie las mira y muy pocos saben donde están. Las cabinas telefónicas se han convertido en un elemento de mobiliario urbano al que ya nadie llama, bueno eso sólo ocurría en las peliculas de espías, y al que pocos se acercan para usar.

Según datos de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones en la provincia de León hay 418 teléfonos públicos, que incluyen las cabinas y los teléfonos públicos de los pueblos. Pero de éstos, que suponen una tasa de penetración de teléfonos públicos en la provincia del 0,8 por cada 1000 habitantes, inferior a la media nacional que se sitúa en 1,2 por 1000 habitantes, muy pocos son ya cabinas de teléfono. A nivel nacional hemos pasado de 56500 cabinas en el año 2004 a las poco más de 41000 del año 2010.

En León sólo quedan 31 cabinas y en Ponferrada 3

Según datos de la empresa responsable del servicio universal de las cabinas, llamada ahora Telefónica Telecomunicaciones Públicas y antes Cabitel, en 10 kilómetros a la redonda de la ciudad de León existen 31 cabinas y en Ponferrada sólo 3. En la capital berciana ya no quedan ninguna de las cabinas de toda la vida frente a las nuevas “cabinas”, o más bien espacios publicitarios con posibilidad de llamadas telefónicas como la instalada en la plaza de Santo Domingo de la ciudad de León.

La Cabina ha sido uno de los mayores éxitos de la TV española

Todavía se recuerda en círculos telefónicos el estrepitoso fracaso de la extinta Retecal al llenar las ciudades de Castilla y León de “cabinas” para aprovechar su red de cable tendida. A los pocos meses la mayoría de las cabinas no funcionaban y fueron retiradas un par de años después de servir de lugar de concurrencia de todo tipo de carteles.

Antes de vivir en una sociedad hiperconectada las cabinas vivieron su momento de gloria en los años 70, 80 y 90 como herramienta básica de comunicación y organización social, imprescindibles para organizar guateques y eventos varios. Además servían de fuente de información por la abundante cartelería que las acompañaba siempre: ibas a llamar y podías alquilar un piso o buscar varios tipos de compañía. Desde finales de los 90 y la primera década de los 2000 hicieron su agosto con las llamadas internacionales, al ofrecer tarifas muy ajustadas, pero con la aparición de los operadores virtuales especializados también ha desaparecido este negocio.

No nos podemos olvidar de uno de los grandes momentos protagonizados por las cabinas españolas: ganar uno de los escasos premios Emmy españoles, el de mejor programa de ficción internacional que se llevó “La Cabina” (1972) protagonizada por José Luis López Vázquez y dirigida por Antonio Mercero. Una película de suspense donde su protagonista se quedaba atrapado en una cabina y unos operarios lo transportaban sin que nadie lo ayudara. Tanto dio de sí la película que fue protagonista en el año 1998 cuando se liberalizó el mercado de las telecomunicaciones en España y por fin López Vázquez pudo salir de la cabina.

En la actualidad la filial de Telefónica, que tiene la obligación legal de prestar el servicio, además de cubrir las cabinas españolas tiene otros negocios como instalación de zonas wifi, gestión de publicidad en cabinas o instalación de aparatos de reanimación cardiorrespiratoria, porque de algo tendrán que vivir.

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