La DGT duplicó su recaudación por multas en las carreteras de Castilla y León en la última década

'Cruce inteligente' en la localidad berciana de Villamartín de la Abadía, uno de los cuatro que la DGT ha instalado en toda España. / César Sánchez / ICAL

J.L.Robledo/ ICAL

La Dirección General de Tráfico (DGT) duplicó su recaudación por multas en las carreteras de Castilla y León en la última década, al pasar de los 21 millones de euros de 2006 a los más de 43,5 del pasado año. De todas formas, la cifra récord se alcanzó en 2009, cuando la cuantía total de las sanciones alcanzó los 50,1 millones.

El exceso de velocidad está detrás de dos de cada tres euros que recauda la DGT. En total, el pasado año se recaudaron por este concepto 28,8 millones de euros -el 66,2 por ciento del total-. La mayor parte, 18,2 millones de euros, procedieron de sanciones impuestas por radares móviles, mientras que el resto fueron impuestas por dispositivos fijos.

Después de la velocidad y atendiendo a la cuantía total de las multas, en el 'ranking' aparecen las sanciones por carecer del seguro obligatorio, con más de 3,5 millones de euros, por delante de las impuestas a los propietarios de los vehículos que se niegan a identificar al conductor cuando se comete una infracción que no es notificada al momento por los agentes de la Guardia Civil. En estos casos, si la infracción es leve, la cuantía será el doble del importe de la multa original, pero en el caso de que sea grave, se triplica.

El alcohol y las drogas, con 2,5 millones se sitúa como la cuarta causa, por delante de las multas por no llevar puesto el cinturón de seguridad (1,2 millones) y por utilizar el teléfono móvil mientras se conduce (algo más de un millón).

Por provincias, Burgos se colocó el pasado año la cabeza con 8,4 millones de euros, por delante de León (6,5) y Valladolid, con algo más de seis millones. En el lado contrario se encuentra Soria, con 2,5 millones de euros, seguida de Palencia, con 3,1 millones y Ávila, con 3,4 millones. En Zamora la recaudación superó los cinco millones, en Segovia se quedó en 4,7 y en Salamanca en 3,6.

Si en el año 2006 se interpusieron en las carreteras de Castilla y León más de 251.000 multas, con una cuantía media de 83,6 euros, en 2014 fueron un total 454.111, con un importe medio de 97,6 euros. El récord en cuanto a número se alcanzó en 2013 con 559.498 multas.

Interés recaudador

Para el presidente de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), Mario Arnaldo, la evolución de la recaudación, tanto en Castilla y León como en el resto de España, sólo responde a modificaciones legales, como la realizada en 2009 sobre la Ley de Tráfico, que supuso un incremento en la cuantía de las multas, o la instalación “masiva” de radares a partir del año 2006 y la puesta en funcionamiento del centro Estrada en León, que agilizó considerablemente la tramitación de las sanciones.

Arnaldo duda de que exista un interés recaudador por parte de la DGT, pero aseguró que con sus políticas actuales lo único que logra es ese resultado. “Bajo la bandera de la seguridad vial nos quieren vender que es necesario incrementar la vigilancia sobre los excesos de velocidad, pero no se entiende que los radares móviles se sigan escondiendo en rectas seguras y en las que no se han registrado accidentes, y no se coloquen en puntos negros”, sentenció, a la vez que argumentó que no hay ningún tipo de relación entre un incremento de las sanciones y una reducción del número de accidentes.

Además, el presidente de AEA reclamó a la DGT que sea más transparente y que no intente confundir a la opinión pública. Así, apuntó que el exceso de velocidad sólo está detrás del tres por ciento de los accidentes, aunque genera dos de cada tres sanciones, mientras que la velocidad inadecuada, algo que no se sanciona, provoca el 12 por ciento de los siniestros.

Por otra parte, Arnaldo también se mostró muy crítico con el carné por puntos y argumentó que es falso que su implantación, hace ahora diez años, esté detrás del descenso de víctimas mortales que se ha producido. “A pesar de la propaganda gubernamental, la realidad es que el número de accidentes no se ha reducido, aunque sí las víctimas mortales. Este descenso se debe, principalmente, a la mejora de la carreteras, a la construcción de muchos kilómetros de autovía y a la notable mejora de los sistemas de seguridad de los coches y de las propias carreteras”, indicó.

Además, advirtió que en los últimos años se está registrando un repunte de la víctimas debido a los efectos de la crisis, dado que por un lado las administraciones han recortado drásticamente las partidas para el mantenimiento de las carreteras, y por otro el parque móvil ha sufrido un notable envejecimiento.

RACE

Por su parte, desde el Real Automóvil Club de España (RACE), se denuncia que históricamente ha habido una persecución constante por la velocidad. “Se persigue la velocidad, a pesar de que no es ni el único ni el primer factor de riesgo en los accidentes de tráfico”, afirmó Antonio Lucas, portavoz del RACE, que defendió que aunque es necesario castigar las infracciones y más cuando generan un peligro para el resto de conductores, hay que utilizarlas con criterios más pedagógicos. “Cuando se multa mucho es que algo está fallando”, sentenció.

En este sentido, reclamó a las administraciones que abran en la sociedad el debate que se planteó hace diez años cuando se instauró el carnet por puntos. “Tenemos que volver a despertar las conciencias de los conductores sobre los hábitos que resultan peligrosos al volante y poner en marcha campañas de formación y concienciación impulsadas desde la DGT, desde las autoescuelas, pero también desde los medios de comunicación”, apuntó.

Así, indicó que todos los conductores deberían saber que conducir durante de dos horas sin descansar incrementa un 12 por ciento el riesgo de sufrir un accidente o que el 95 por ciento de las lesiones cervicales que se derivan de un accidente se deben a la mala colocación del reposacabezas. “Ambos ejemplos no conllevan ningún tipo de sanción, pero lo peor de todo es que son desconocidos para la mayor parte de los conductores. Ya nadie duda de que el tabaco mata, pero todavía hay muchos conductores que no son conscientes de que ciertos hábitos e infracciones pueden acabar en tragedia”, argumentó.

Al mismo tiempo, Antonio Lucas reclamó una mayor vigilancia, tanto en el uso de elementos de retención (cinturón y sillas de niños), como en los factores que están detrás de las distracciones, la primera causa de siniestralidad de las carreteras. “No sólo hablamos de conversaciones con el móvil, también, y cada vez es más frecuente, de los conductores que incluso escriben mensajes mientras circulan”.

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