El desigual impacto de las guerras y la inflación
Parece que a los que manejan el cotarro no les ha costado mucho convencernos de que Putin es responsable de la subida de precios y de la crisis que se nos avecina. Pero ahora que la gente puede echar un vistazo al mundo a través de internet, hay unas cuantas cosas que no cuadran como deberían.
Por ejemplo Suiza. ¿Cómo es que la inflación en Suiza es de un 2,4% mientras los demás empezamos a padecer cifras de dos dígitos? ¿Tiene Suiza pozos de petróleo de los que no habíamos oído hablar? ¿No les afecta la guerra ni la subida de los precios de los alimentos? ¿No utilizan materias primas, como los metales, que se han puesto por las nubes?
¿Y Japón? Todos sabemos que Japón no destaca precisamente por su abundancia de materias primas, ni porque su economía vaya últimamente como un tiro, sobre todo después del Covid, pero basta echar un vistazo a internet para saber que allí la gasolina va, al cambio, a 1,10 euros máximo, incluso teniendo en cuenta que sus salarios son muy superiores a los nuestros y el nivel general de precios también es mayor que el de España.
Y si buscas otros datos, resulta que la inflación en Japón es del 1,7% interanual. A ver... ¿Qué está pasando? Porque aquí estamos hablando de la tercera economía del mundo y hay que repetirse las mismas preguntas que en el caso de Suiza. ¿No compran los japoneses en el mismo mercado global de la energía que nosotros? ¿No ha subido para ellos el barril de petróleo? ¿No han subido los costes de refino y todas esas historias? ¿Y qué pasa con los precios? ¿No se ven afectados por el alza de los alimentos, el grano ucraniano y las sanciones a Rusia? ¿No les afecta el encarecimiento de los metales en particular y de todas las materias primas en general?
¿Qué puñetas está ocurriendo aquí?
¿Cuando nos hablan de la gasolina a 3 euros, de qué nos hablan en realidad? Porque tengo la impresión de que no nos hablan ni de guerra ni de energía. Aquí alguien nos está engañando a lo grande. Aquí nos llevan a la ruina de manera deliberada y consciente, aprovechando que nos creemos cualquier mierda de narrativa.
Aquí lo que pasa es que los bancos centrales le han dado a la máquina de hacer billetes como si eso no fuese a afectarnos nunca, y ahora toca una temporada de resaca, mientras los políticos le echa la culpa a Putin, al covid, o al sursum corda.
Que todo afecta, claro, pero no en la medida que nos cuentan.
Y ahí están Suiza y Japón como pruebas.
