La otra crónica del juicio más mediático
A escasos metros de la sala de vistas de la Audiencia Provincial de León, donde durante un mes se ha celebrado el juicio por el asesinato de la que fuera presidenta de la Diputación y del PP, Isabel Csarrasco, en otra sala habilitada para la ocasión, los representantes de los medios de comunicación han vivido la cara B de la vista.
Sin poder 'respirar' directamente el ambiente en el que el público, el tribunal y las partes implicadas han pasado cuatro intensas semanas, el mismo espacio en el que Montserrat González, Triana Martínez y Raquel Gago han escuchado argumentos, testimonios y pruebas, los periodistas han podido, sin embargo, seguir las sesiones con la posibilidad de reaccionar espontáneamente a todo lo que allí se ha dicho, sugerido u omitido.
Tres pantallas han permitido, sin las restricciones que impone la solemnidad sala de vistas, vivir la vista con comentarios, asombros, incluso risas en ocasiones a pesar de lo trágico del caso, momentos de emoción contenida y hasta algunos aplausos, unas veces casi de alivio tras las largas sesiones y otras para coronar intervenciones destacables, por motivos bien distintos.
Las 15 sesiones, más una frustrada, con decenas de horas de declaraciones, propician momentos que en la mayoría de las ocasiones no se incorporan a la crónica diaria, más centrada en dejar testimonio de lo dicho por los protagonistas, testigos, peritos y profesionales varios relacionados con el caso o en análisis del contenido de esas declaraciones. Las en ocasiones muy intensas jornadas vividas en la sede judicial dejan una estela de anécdotas, frases, citas y actitudes que no dejaron indiferentes a las decenas de periodistas, técnicos, cámaras y fotógrafos que se dieron cita en el juicio más mediático celebrado hasta ahora en la capital leonesa.
Historia y cine
En las argumentaciones y exposiciones de las acusaciones y los abogados de la defensa se colaron diversas alusiones que pasaron desde el supuesto origen de la Humanidad según la biblia, con Adán y Eva, hasta personajes históricos como Adolf Hitler, con alusiones a Napoleón o Fernando VII. Tampoco faltaron referencias cinematográficas, con alusiones a las producciones norteamericanas sobre juicios. El representante de Raquel Gago llegó a aludir al parecido que algunos le atrivbuyen al actor argentino Ricardo Darín.
Definiciones-descalificaciones
La dureza de las intervenciones de los letrados dejó un reguero de adjetivos y sustantivos que en ocasiones rozaron o alcanzaron la falta de respeto. La abogada de la hija de la víctima llamó “fría, calculadora, manipuladora y misteriosa” a Raquel Gago, “la fantástica y pobre niña rica y caprichosa” a Triana Martínez y las forenses definieron a Montserrat Martínez como “fría, dominante y dogmática”.
Carlos Rivera, representante de la pareja sentimental de Carrasco habló de un crimen “propio de alimañas” y el letrado que representa al PP aludió a Isabe Carrasco diciendo que “podía ser lista o torpe, muy buena o muy mala, fea o guapa, alta o baja, pero tenía derecho a vivir y truncaron su vida”. También se especuló en el desarrollo de la vista con la cantidad de cervezas que Triana o sus amigas podían consumir en un pub de León -el Chelsea, nombrado en repetidas ocasiones- o se aludió al 'supuesto' novio de Raquel, por el hecho de que estuviera casado.
Piques y piropos
La manifiesta falta de afinidad entre acusaciones y defensas no impidió algunos gestos corteses, como los protagonizados por el abogado del PP al reconocer “lo bueno que es” el representante de Triana o Montserrat, José Ramón García, o el halago que éste le devolvió a Ricardo Gavilanes, tras su exposición final, de pie y con una ordenada argumentación que el letrado madrileño definió como “una buena faena”.
El fiscal Emilio Fernández mostró en varias ocasiones su disconformidad con las intervenciones de los abogados defensores y se quejó de los 'dobles turnos' de interrogatorio de García. La abogada de la hija de Isabel Carrasco no escatimó en ironías más o menos acertadas en sus intervenciones y el magistrado presidente, Carlos Álvarez, tuvo que llamar la atención en alguna ocasión a los letrados.
Los objetos
El objeto más mencionado, visto y tocado durante la vista fue el bolso de la marca Fornarina en cuyo interior escondió Montserrat otro más pequeño que contenía el arma del crimen y que Raquel le había prestado a Triana. Su tamaño, textura y flexibilidad fueron repasados y el complemento fue reconocido por distintos testigos y colocado en distintas posiciones.
También fue objeto de especial interés para los presentes el revólver marca Taurus de fabricación brasileña con el que la asesina confesa mató a la víctima, que recibió tres disparos -dos de ellos mortales de necesidad-. Por otra parte, llamó a la atención el hecho de que el forense que describió la autopsia practicada a la fallecida utilizase una silla que tumbó delante del jurado para ilustrar sus explicaciones.
El protagonista involuntario
El abogado Fermín Guerrero se convirtió, se supone que a su pesar, en protagonista inesperado del juicio, relegando por un día a un lugar secundario a las tres acusadas. Su misteriosa desaparición de 20 horas, que incluyó la incomparecencia en la sesión del 27 de enero y la suspensión de la misma, ha dado lugar a todo tipo de comentarios y teorías que él no ha querido atajar con una explicación pública. Sus propios compañeros han bromeado al respecto, como ocurrió días después del incidente cuando tras una comida de trabajo él dijo que se iba para Eras de Renueva -el barrio donde reside en la capital- y un colega le espetó “Sí, claro, tú siempre vas para Eras”.
La sorpresa
El testimonio del policía nacional -ahora jubilado- que junto a su mujer vio la ejecución de Isabel Carrasco y que luego siguió a la autora material fue seguida con máxima atención y dio un giro inesperado y muy sorpredente cuando aseguró no reconocerse en la llamada que hizo al Servicio de Emergencias 112 relatando lo ocurrido y su seguimiento a la asesina. Se desconoce si fue la tensión del momento la que provocó que después negase una alocución que otros testigos avalaron, entre ellos, su esposa.
Odio y amor
El odio que llevó a Montserrat Gutiérrez a asesinar a Isabel Carrasco y del que se habría retroalimentado madre e hija según las acusaciones, fue mencionado en numerosas ocasiones durante la vista. También tuvo su relevancia el concepto de amistad, desde la que unía a Raquel y Triana hasta a la que ésta vio traicionada al ver que personas que consideraba cercanas evitaron comparecer en el juicio o lo hicieron contando mentiras, según ella, y omitiendo verdades.
Un asunto tan duro como el asesinato que se juzgaba no evitó que en la sala también se hablase de otros sentimientos. Así, Triana tendría un “amor imposible” cuya identidad se desconoce mientras Raquel Gago ha visto cómo su historia 'clandestina' de una larga relación de 15 años con su pareja -hasta hace poco casada- se refrendaba en sede judicial con la rotunda afirmación de éste al asegurar “Estamos enamorados”.
Las frases
El juicio más largo vivido en León deja también frases para la reflexión, el comentario o el chascarrillo. “Es que ella iba a seguir haciéndole la vida imposible a mi hija y decidí matarla”, manifestó Montserrat antes de asegurar que no está arrepentida. “Mentiría si digo otra cosa. Si no lo hago, iba a ir al entierro de mi hija como fui a los otros”, declaró con aparente tranquilidad. También fue muy comentada la comparecencia del novio de la víctima. “Desde el día que la vi tirada en el suelo mi vida se acabó. Estoy intentando recomponerla, no sé de qué forma ni de qué manera. No tengo nada, estoy en el paro”, lamentó Jesús López Brea.
La abogada Beatriz Llamas insistió a los testigos al preguntar sobre un episodio en el que Raquel no respondió adecuadamente a un incidente en el desempeño de su labor como policía local. “¿Qué haría si un senegalés de dos metros viniese corriendo hacia usted?, cuestionó a un compañero de la agente.
Pero, sin duda, las dos intervenciones de Raquel Gago -también la de su hermana- fueron las más reseñables. Con los ojos inundados de lágrimas, sus alocuciones al inicio y al final de la vista, dejaron salir las emociones contenidas. “No tengo vida desde que ha sucedido eso”, dijo el primer día y lo repitió este lunes antes de defender su inocencia ante el jurado, momento en el que el magistrado presidente dio por concluido el juicio.