El comercio de criptomonedas crece a un ritmo del 159% en el último año

Ante la incertidumbre que se ciñe sobre la economía internacional y sus vaivenes entre guerras comerciales, el Brexit o la amenaza de una nueva crisis económica, las criptomonedas continúan su carrera ascendente en el mundo de las inversiones como un producto con gran potencial de crecimiento y desarrollo futuros.

Según el estudio hecho público por el Observatorio de Digitalización Financiera (ODF) “Informe sobre Criptomercados y Blockchain”, la capitalización del mercado de criptomonedas ha alcanzado una cifra de 295.000 millones de euros en el último año, con un crecimiento respecto al año anterior de un 159% en su conjunto.

A pesar del entorno volátil, cada vez son más los inversores que usan herramientas como Bitvavo para crear su propia cartera de criptomonedas y realizar operaciones de compra y venta de criptodivisas. Se estima que hasta el 85% del mercado lo ocupan las diez principales criptomonedas, siendo algunas de las más conocidas el Bitcoin o el Ripple. Pero lo cierto es que guardan diferencias importantes entre ellas que merece la pena destacar.

¿En qué se diferencian el Bitcoin y el Ripple?

El Bitcoin es la criptomonedas más relevante del mercado y el Ripple lleva desde sus inicios registrando crecimientos año tras año, el último del 17% respecto al año anterior. Pero lo cierto es que no son dos criptomonedas equiparables entre sí porque guardan las siguientes diferencias:

Objetivos distintos

Mientras que el Bitcoin nació con el objetivo de desplazar al sistema monetario internacional y convertirse en el dinero digital de referencia, el Ripple tiene como objetivo lograr la unión de las diferentes monedas que operan en todo el mundo. El Ripple desea lograr una cooperación con el sistema financiero y permitir que las transferencias sean más seguras, rápidas y económicas. Por tanto su utilidad es distinta y su forma de operar en el mercado también.

Diferentes concepciones de la minería

Mientras que el Bitcoin es una criptomoneda que se puede minar y fomenta una participación más activa de los usuarios, el Ripple no se puede minar. Esto es así porque los creadores de Ripple emitieron a gran velocidad de los 100 mil tokens que como máximo tiene la criptomoneda, así que no es posible crear más sino intercambiar las cantidades existentes en el mercado. Por eso dentro del universo Ripple no se ven conceptos como la dificultad de minar, los Pools de minería o algoritmos de concepto. Dos formas totalmente diferentes de concebir el lanzamiento de criptomonedas al mercado.

Ripple no implementa la tecnología Blockchain

El Bitcoin utiliza la tecnología Blockchain y todo lo que esto supone para los usuarios y para su valor en el mercado. En este sentido Ripple se diferencia una vez más de Bitcoin. Ripple no usa la tecnología de cadena de bloques usada por el Bitcoin o las demás criptomonedas que existen en el mercado.

Para poder mantener sus operaciones se hace uso de un ledger de consenso entre los propietarios de Ripple que se distribuye a través de una red conformada por servidores que validan y cifran las operaciones que se producen dentro de esa red. Un sistema completamente distinto para cifrar y asegurar los intercambios en el mercado.

España, el quinto país en cajeros de criptomonedas

A pesar de que nuestro país no se encuentra en el TOP 10 de países que más comercian con criptomonedas en el mundo, lo cierto es que sí hemos logrado colarnos en el TOP 5 de países con un mayor número de cajeros de criptomonedas en territorio nacional. En cuanto al número de usuarios con cuentas en webs de intercambio y compra-venta de criptomonedas, nos encontramos en el puesto número 18 a nivel mundial y los tres países que lideran el mercado son Reino Unido, Singapur y Hong Kong.

Todas las previsiones van en la línea de que el mercado de las criptomonedas irá en aumento en nuestro país en los próximos años, a pesar de que la CNMV aún no ha autorizado la emisión de ICOs en España y países como Suiza, Finlandia o Brasil nos han adelantado en este aspecto. Sea cual sea el caso estamos ante un cambio de paradigma imparable que tarde o temprano hará temblar los cimientos del sistema monetario y de intercambios a nivel mundial.