Cohesión y solidaridad

autovía a-76 bierzo

Santiago Macías

Desde hace años, algunas voces vienen reclamando la construcción de una autovía que una la capital de nuestra provincia con Bragança, en Portugal, pasando por Puebla de Sanabria.

El trazado que se plantea, tras salir de León, discurriría por el espacio comprendido entre la AP-71, la A-66 y la A-6, llegando a Puebla de Sanabria con el resultado final de tan sólo 20 kilómetros de ahorro si lo comparamos con la distancia que recorre el actual trazado de 150 kilómetros, por autovía en su totalidad.

Por si fuera poco, una vez llegados a la localidad zamorana, el acceso a Bragança discurre durante 41 kilómetros en un tortuoso viaje de una hora por una carretera provincial, la ZA-925 y ya en Portugal por la N-103, con similares características que la anterior y que atraviesa el parque natural de Montesinho.

Tal es así que, desde el país vecino, y con un criterio más que razonable, se optó por una conexión de alta capacidad (la A4) por el noreste hasta la frontera, finalizada ya y a la espera de que la N-122 española, en el límite fronterizo con Trabazos, sea autovía en su totalidad hasta Zamora capital. Y todo indica que el gobierno portugués no se plantea construir otro acceso de alta capacidad desde Bragança hacia el norte, que habría de atravesar obligatoriamente un espacio natural protegido.

Mención aparte merece otra autovía que se lleva ejecutando en los últimos años, que unirá la capital de la provincia con Valladolid, cuyo trazado final tendrá una longitud de 150 kilómetros, ahorrando poco más de 30 kilómetros. al que actualmente une ambas capitales por autovía, pasando por Benavente.

Habrá quien considere oportuno construir una autovía para dejar en acortar en 20 o 30 kilómetros la distancia entre dos ciudades que ya unían otras autovías; hay, sin embargo, quienes lo vemos de forma totalmente distinta, y más si se tiene en cuenta la realidad territorial, económica y social de nuestra provincia.

En El Bierzo, sin ir más lejos, vive 1/3 de la población de la provincia, pero la única vía de alta capacidad que lo recorre llegó en el epílogo del siglo XX. Luego, alguien decidió convertir la C-631 en autovía, pero empezar su construcción de forma incomprensible desde Cubillos del Sil hasta Toreno, en un punto que dista 5 kilómetros del enlace más cercano del que la A-6, a la altura de Ponferrada. Ni la posterior puesta en marcha del polígono industrial del Bayo, en las inmediaciones de Cubillos, ha servido para conectar de una vez por todas ese tramo a la A-6. Teniendo en cuenta eso, no es de extrañar que la continuación de la C-631 hacia Asturias se haya quedado en una mera declaración de intenciones.

La situación de la segunda ciudad más habitada de la provincia, con mayor población que algunas capitales de Castilla y León, es terminal. El constante goteo de cierres de empresas deja una insoportable tasa de paro, que no sigue creciendo por el descenso mes a mes y año a año de la población activa. La minería forma parte ya de la historia que fue; entre la que jamás llegó están, además de la fallida conexión con el norte por la C-631, la llegada del AVE, el puerto seco de Toral de los Vados o la Ciuden en su idea original.

Aunque la realidad no deja mucho lugar para la esperanza, no podemos permitir que pase a engrosar esa larga lista de incumplimientos un vial que no viene a sustituir a otros ni a acortar recorridos, sino que está llamado a ser uno de los principales ejes vertebradores de la comarca, de la provincia y del noroeste de España: la autovía A-76 desde Ponferrada a Ourense.

Basta con conocer el esquema de la red de alta capacidad del noroeste español para ser conscientes no sólo de la necesidad sino también de los enormes beneficios que la A-76 aportaría al Bierzo en particular y a la provincia de León en general. Pero a mayores, la infraestructura nos conectaría con el norte del país vecino por el camino más corto y más directo hacia el centro del mismo. A día de hoy, tres vías de alta capacidad comunican Portugal con el noroeste de España: La primera es la A-25, que enlaza con la A-62 hasta Salamanca. La segunda es la A-4 citada anteriormente, que se unirá en un futuro con la A-11 española hasta Zamora. Y por último, la A-24, que discurre desde el centro del país para enlazar con la A-75 española que desemboca en la A-52, la autovía de las Rías Baixas, a la altura de Verín.

Teniendo en cuenta las distancias que separan León de todos los puntos de enlace fronterizos, la elección de la opción más beneficiosa para nuestra provincia queda fuera de toda duda. Y más, sabiendo que en una buena parte de su trazado esa unión coincidiría con la ansiada A-76, concretamente desde su inicio en Parandones hasta A Rúa. En dicho punto, la A-76 continuaría hasta Ourense y nacería un vial que en apenas 50 llegaría hasta A Gudiña, donde la A-52 continúa ya hasta Verín y desde allí, a Portugal.

Hace algo más de diez años, las reivindicaciones ya existían. Y en todos los casos, los resultados han sido nulos. Y hoy, como entonces, yo sigo pensando que algunos deberían mirar un mapa antes de tomar ciertas decisiones y tener en cuenta que la solidaridad es la mejor solución para los problemas de cohesión de una provincia, de una comunidad o de un país.

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