Las 7 claves que resumen la segunda semana del juicio por el asesinato de Carrasco

Raquel Gago y Fermín Guerrero. Juicio por el crimen de Isabel Carrasco.

M. Cuervo / C.J. Domínguez

1. El misterioso caso de la desaparición del abogado de Raquel Gago, Fermín Guerrero

El abogado defensor de Raquel Gago, Fermín Guerrero, desapareció un martes por la tarde, hacia las 19.00 horas y nada se supo de él las veinte horas siguientes. Tras haber estado ausente todo este tiempo, sin conexiones al whatsap, sin contestar llamadas, sin pasar por casa y con cero publicaciones en sus redes sociales, Fermín apareció, junto a su coche, hacia las 15 horas del día siguiente, en una céntrica calle de la capital leonesa. Lo más gordo que la ausencia de este letrado provocó fue la suspensión de la sesión del juicio prevista para este miércoles, la mañana siguiente a 'sus horas en blanco', al menos en blanco para el resto de la sociedad, ya que no ha declarado los motivos que le retuvieron, “involuntarios” eso sí, y le hicieron faltar a su obligación de defensa en la Vista.

El magistrado-presidente del juicio por la muerte de Isabel Carrasco, Carlos Álvarez, ha pedido por escrito al letrado Fermín Guerrero las explicaciones sobre su incomparecencia en la sesión del miércoles. Guerrero podría no sólo ser inhabilitado por lo ocurrido sino haber incurrido en un delito de obstrucción a la Justicia, a pesar de que él se muestra convencido de que lo ocurrido no tendrá consecuencias. Pidió disculpas “por las molestias involuntarias y ajenas a mi voluntad y que no tienen nada que ver con una estrategia ni nada relacionado con el juicio” y en manifestaciones a los medios de comunicación tras la sesión del jueves apuntó que “lo único importante realmente que hay es la salud y no hay nada más importante”.

2. Cuando a un padre y esposo no se le hace ni caso: poco pregunta, menos le cuentan. El inspector Pablo Antonio Martínez

Pablo Antonio Martínez padre de Triana y esposo de Montserrat ha declarado ante el juez que su mujer “estaba fuera de quicio los últimos años, nerviosa, muy alterada”. Pablo Antonio Martínez ha descrito una relación fría con su mujer, con la que no hablaba demasiado, “no sabía que necesitaba ayuda”. No hacía demasiadas preguntas porque ellas no le contaban mucho, aunque sí que ha reconocido que Montserrat “tenía algo de inquina a Carrasco porque estaba perjudicando a mi hija”. “Yo no entraba en detalle”, así que en ningún momento tuvo oportunidad de apaciguar, ha contestado a preguntas de la letrada de la defensa.

Pablo Antonio: Cuando me avisaron de que estaban detenidas miré si mi arma estaba en el armario, y allí estaba

El inspector jefe de Astorga reconoce que a su hija “le estaban bloqueando los trabajos en León”, incluso reconoce que habló con el exalcalde de Astorga, Perandones, que Triana no llegaría a ser concejal por “la animadversión” que “una mano negra ejercía sobre ella”. Sobre la munición encontrada en casa de Triana asegura que “se pudo perder alguna bala en alguno de sus traslados”.

3. Erre que erre con los agentes de Burgos

Según Pablo Antonio Martínez, marido de Montserrat y padre de Triana, los policías de Burgos “tangaron” a su hija y esposa. Según Pablo Antonio el informe que llegaron a firmar Montserrat y Triana a manos de los agentes de Burgos es “carente de información relevante”. “En ese documento se obviaron detalles importantes: el hecho de la marihuana, las llamadas, teléfonos...”

Pablo Antonio ha declarado que los policías de Burgos “las enredaron, las engañaron”. El inspector cree que su familia, por los aspectos que le comentaron su mujer y su hija, fueron víctimas de una “declaración guiada”, en la que les hicieron firmar por ejemplo “el tema de la entrega del arma en el pasadizo”, hecho que según Pablo Antonio su mujer y su hija le comentaron que no había sido así, “que Montserrat la había arrojado”. “Dijeron eso por llevar el trato que exculparía a Triana a buen puerto”. “La enseñaron un artículo por el que Triana saldría absuelta. Las dijeron que el abogado debería estar al margen de los tratos”, ha añadido.

4. “¿Qué haría si un senegalés, negro, de dos metros de altura, viniese corriendo hacia usted?”, la abogada Beatriz Llamas pregunta.

La pregunta es literal, y la abogada de la acusación particular, Beatriz Llamas, se la fue realizando uno a uno a los agentes que testificaron en la sesión de este jueves, al hilo de uno los ya famosos 'bloqueos' de Raquel Gago, cuando un hombre de gran envergadura trataba de huir y llegó, incluso a arrollarla, según detalló uno de sus compañeros de patrulla.

Raquel tiene pánico a las armas y es torpe con ellas

Con esta pregunta parece que la acusación ha querido demostrar que no era cómodo trabajar con la agente local supuestamente implicada, ya que ofrecía inseguridad a sus compañeros. Pero los policías locales que declararon arroparon en gran medida a Raquel. “Depende del compañero, uno sabe cómo tiene que actuar”. Además todos ellos han asegurado que se “sorprendieron mucho” al verla implicada en el asesinato de Isabel Carrasco. “Me parece una persona reservada”, “que se mantiene en segundo plano” y “no toma la iniciativa en el trabajo”, ha declarado uno de ellos.

Según los testimonios de sus compañeros, Raquel era “introvertida”, hasta el punto de que si la llamaban dentro del coche mientras estaba patrullando, “cortaba la llamada y salía del vehículo para llamar”. “Es buena persona”, han coincidido los policías.

5. El controlador de la ORA oyó a Triana decir a Raquel “abre” y que ésta abrió el seguro de su coche

Julio Mozo, el controlador de la ORA que fue el único testigo del fugaz encuentro de Triana Montserrat tras el asesinato de Isabel Carrasco, y su amiga Raquel Gago, aseguró en declaraciones al juez que sí vio llegar a una chica a la que no conocía -Triana-, que se acercó en la calle Lucas de Tuy y con cierta prisa “dijo 'abre' o 'abre el coche'”, dirigiéndose a Raquel, y añadió “ahora mismo vuelvo, voy a la frutería”, después de lo cual Raquel siguió hablando con él.

Sin embargo, aportó otro detalle importante sobre cómo respondió la policía Raquel Gago: “El coche se abrió, no sé quien lo hizo, sí oí el crack de la apertura de los seguros pero no si Raquel accionaba el mando”. Sin embargo, a preguntas del fiscal, el controlador aseguró que no vio si Triana metió algo en el coche, pero “sí el portazo de cerrarse” el coche de Raquel Gago.

6. Un beso, quizá el único, para Triana Martínez

Por la sala de vistas de la Audiencia Provincial de León este martes voló un beso. Un beso silencioso, casi furtivo, lanzado por la única mano amiga que se ha acercado a Triana Martínez en el último año y medio, aparte los de mamá, la perpetua mamá. El beso partió de la boca de Isabel Llamazares, funcionaria como ella en la Diputación de León en los tiempos en los que la joven ingeniera se creía en la cumbre a resguardo de la presidenta a la que después su madre asestó tres tiros a bocajarro. Funcionaria que se trocó en aún más íntima, en “casi una madre” -dijo ella-, cuando Triana dejó el Palacio de los Guzmanes por la puerta de atrás de la humillación y cayó en desgracia de Isabel Carrasco, cuando comenzó lo que ambas coinciden en considerar una persecución personal con saña.

7. El enamorado -pareja de Carrasco- que cayó en desgracia con el adiós de su novia

La pareja sentimental durante 11 años de la asesinada presidenta de la Diputación de León, Jesús López Brea, ha comparecido en la Audiencia Provincial recordando cómo el 12 de mayo de 2014 se despidió de Isabel Carrasco para ir a la sede del PP, acercándose luego en moto a esa sede, y encontrándose a Marcos Martínez que había oído “cuatro petardos”, sin saber lo que pasaba.

Un motorista de la Policía Local atravesó en moto por ella, algo que “nos extrañó”, y “rápidamente nos acercamos hasta el cordón policial, no se veía nada, sólo personal sanitario y poco más”. “Ricardo Gavilanes vino hacia mi blanco y me dijo ”Isabel está ahí“. Salté el cordón, eché a correr y la vi tapada con una sábana blanca, pude ver su cabeza, pelo y un poco de sangre... Y ya me dijeron que estaba fallecida. Luego me sacaron de allí y me metieron una pastilla en la boca...”. El momento más emotivo vino cuando su abogado le preguntó su estado actual: “Desde que la vi allí tirada, mi vida se acabó; no sé de qué manera recomponer mi vida. No tengo nada, estoy en el paro, cobrando el paro, que termina ahora en diciembre, intentando entrar en Madrid y sacar fuerzas de no sé dónde”, admitió con apariencia abatida.

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