El 'ángel' de los camioneros de Sierra Leona
“Mi nombre es Pedro Zerpa Zerpa. Llegué a este precioso país el día 22 de octubre de 1964”. Quien así se presenta desde Freetown (Sierra Leona) es el excónsul en aquella nación africana durante 26 años. Este español nacido en octubre de 1941 en Telde (Gran Canaria) es el 'ángel de la guarda' del grupo de camioneros que permanecía 'atrapado' en el país africano desde el pasado mes de enero y que ahora continúa allí, una vez resuelta la recuperación de sus pasaportes y otros trámites, a la espera de poder hacerse con los vehículos con los que viajaron al continente confiados en una oferta laboral que acabó convirtiéndose en una pesadilla.
Desde los 18 años trabajó como consignatario de buques es una empresa llamada Marítima Vasco Canaria y después decidió comenzar su aventura africana, que le llevó a Senegal, Gambia, Sierra Leona y Ghana, entre otros, según relata. Eligió Sierra Leona, donde se dedicó, “en un principio a la agricultura y la pesca y por supuesto a ayudar a otras empresas cuando me nombraron cónsul. Últimamente me dedico a broker consulting”, comenta a sus 72 años recién cumplidos.
“Fui nombrado cónsul en Sierra Leona con división en España y estuve al frente de esa posición durante 26 años. Tuve que dejarlo por la muerte de mi hermano que era el vicecónsul y también por la guerra”, explica. Asegura que Sierra Leona es un país “muy tranquilo, con muchísimas posibilidades de hacer negocios y con muchísimo dinero” donde no existe ningún problema “siempre que se contacte con personas honestas” porque también hay, añade, gente mala, como es el caso de los sujetos a los que se enfrentan los transportistas españoles, “por haber sido presentados a unas personas no gratas”.
Él, por su trayectoria, goza de un gran reconocimiento que ha supuesto para los camioneros españoles toparse con el mejor guía, consejero, orientador y acompañante posible en una tierra a la que llegaron para trabajar y que pronto se les volvió hostil. A Pedro le conocieron el pasado mes de junio, según él mismo explica, “a través de una persona que se dedica a los negocios en este país y tan pronto me comentaron su problema me ofrecí a ayudarles y en eso estamos”. Hasta ahora, dice, “hemos adelantado bastante aunque son varios frentes en los que estamos luchando y espero conseguir el resultado final positivo en muy poco tiempo”.
Fue un español quien habló al grupo de transportistas de la posibilidad de que Pedro Zerpa les echase una mano. “Con todos los problemas acontecidos desde nuestra llegada a este país, la situación era insostenible y fuimos de inmediato a conocerle”, relata el leonés Antonio Valenzuela.
Como caído del cielo
“La verdad es que para nosotros fue un ángel caído del cielo porque enseguida comprobamos que teníamos ante nosotros a un gran hombre blanco, español y en Sierra Leona, algo que dicho sea de paso, es difícil de conseguir”, explica Valenzuela. Conocido, respetado y valorado por las más altas instancias del país, pronto comprobaron su popularidad y también que los altos cargos le tienen en consideración. Le contaron su problema, sus peripecias y su complicada historia y él inició una labor de desinteresada ayuda. Se involucró, dicen, “como su fuera una persona más del grupo y el problema fuese suyo”.
Con Zerpa han podido visitar oficinas de inmigración, jefaturas de policía, ministros y una larga lista de personalidades e instituciones. “Donde vamos con él le conocen sobradamente y nos han atendido fenomenal y gracias a su experiencia y que habla perfectamente el criollo (inglés autóctono) hemos podido dar a conocer perfectamente nuestro problema, siempre con el fin de que se haga justicia y no devuelvan nuestras propiedades”, manifiestan. Ahora, siguen, de su mano, con las gestiones que esperan les conduzcan pronto a volver a tener los vehículos que son su medio de vida.
“Es para nosotros es nuestro ángel de la guarda, nuestro padre espiritual, nuestro apoyo y nuestra guía porque sin él estaríamos ya muertos, en sentido figurado. Desconocemos el idioma, las costumbres, cómo son...y su ayuda ha sido vital. Aparte de su apoyo moral, su respaldo laboral ha sido enorme. A cualquier sitio que vas lo conocen... en todos los rincones, desde el que vende bocadillos en la calle hasta las altas esferas”, manifiesta el otro leonés del grupo, Ramiro Gómez, convencido de que si le hubieran conocido antes sus problemas en ese país ya no existirían.
“Diríamos que Pedro Zerpa Zerpa es cómo nuestro padre aquí en Sierra Leona, desde el momento que lo conocimos se puso a nuestro lado, ha estado en todo momento con nosotros, ha puesto toda su experiencia en este país y toda su bondad para tratar por todos los medios de ayudarnos a resolver nuestro problema”, señalan antes de reiterar su fe y confianza en él. Están convencidos de que finalmente lograrán su objetivo pero si no fueses así, concluyen, “lo que sí está claro es que nunca nos ha faltado su empeño, honestidad, experiencia y conocimiento y siempre, siempre, pase lo que pase, le estaremos muy agradecidos”.