Penas: “El rector tiene que ser capaz de hacer ver a los demas una universidad que hoy no existe”

Ángel Penas Merino

Diego Fidalgo

Con motivo de la exposición de la lección inaugural para el curso universitario 2011-2012, ileon.com ha querido realizar una entrevista, de más de una hora, al exrector Angel Penas para conocer su opinión, tanto sobre la situación universitaria durante los ocho años de su mandato, como en la actualidad.

¿Cómo ha recibido el honor de impartir la lección inaugural?

Como una parte de mi responsabilidad al ser profesor universitario. Era consciente de que, antes o después, en función del turno, podría llegarme esa oportunidad en algún momento, aunque dudaba de que ocurriera antes de jubilarme. Diversos motivos han producido que me corresponda el turno y lo he afrontado con mucho orgullo, como le puede suceder a cualquier otro profesor universitario.

¿Qué ha supuesto estar en ese acto como ponente de la lección inaugural y no como rector?

Normalidad; es verdad que ocurre un hecho peculiar en el que el profesor Hermida y yo, hemos intercambiado los papeles desde la última vez que estuvo el presidente Herrera, hace cuatro años, pero con total normalidad.

Hace tres años que cedió el testigo al nuevo rector de la Universidad de León, ¿Qué balance hace de la situación de la universidad?

Yo no soy quien para hacer ningún balance. El balance debe hacerlo él. Del gobierno de los demás no hago balance, yo puedo tener una opinión, pero dije en su momento que yo guardaría silencio; llevo guardando silencio más de tres años. Solo en un momento me dirigí a la comunidad universitaria, a lo que fue un planteamiento del actual rector y de su equipo en lo que se refiere al tema de las finanzas de la universidad, desde aquel momento he guardado silencio y mi intención es seguir haciéndolo, a excepción de que aprecie grandes injusticias o circunstancias que, como universitario que soy, me llevara a dar alguna respuesta.

Yo nunca firme ningún crédito, ningún préstamo y nunca puse en cuestión la continuidad de la universidad.

Se le acusa de la situación económica que se ha heredado, ¿Se puede defender de estas acusaciones?

Lo hice en su momento y por escrito. Creo que ha quedado lo suficientemente claro. Si algo hubiere de índole ilegal o de cualquier otra índole, valga la redundancia, estaría en los tribunales. Yo nunca firme ningún crédito, ningún préstamo y nunca puse en cuestión la continuidad de la universidad. Serán otros los que tengan que dar explicaciones. De la situación de la Universidad era consciente la propia Junta, y de cual era en su momento. No coincido con las cifras que el equipo de rectorado actual puso de manifiesto y que cada día eran diferentes.

Tres años y tres meses después, ¿Cómo valora la actuación de su equipo de gobierno y de sí mismo?

Fueron ocho años de gobierno donde la universidad dejó de tener el encefalograma plano y comenzó una nueva andadura, con aciertos y equivocaciones, probablemente con más equivocaciones que aciertos, pero con un ánimo positivo y constructivo, pensando que nuestra universidad debería dejar de ser una universidad de pueblo para tener miras mucho más importantes, protegiendo y aumentando la calidad del profesorado y dotando de recursos modernos a toda la universidad.

Entre los aciertos a nivel internacional destaca el primer acuerdo de con la Universidad de Seattle, para establecer a la Universidad de Washington en una ubicación en un edificio importante de nuestra ciudad. Fuimos los primeros en hablar del Instituto Confucio en León, los primeros en tener alumnos Chinos en León, en Económicas. En el apartado de infraestructuras desarrollamos el centro de Supercomputación, que inauguró otro rector, pero el trabajo estuvo hecho por mi equipo con el apoyo de la Junta y la empresa HP.

¿Algún error?

Errores muchos. Puedo decir que mi primer error fue debido a la premura de la entrada en vigor de la Ley Orgánica del año 2002, al llevar a cabo una promoción del profesorado sin tener en cuenta la carga lectiva de las áreas de conocimiento, e intentando que los doctores, independientemente del área de la que provinieran -fueran amigos o no tan amigos- pudieran asentarse en las plazas para elevar el número de doctores por metro cuadrado de nuestra universidad, pasando de un número de funcionarios pequeño a un número de funcionarios doctores notablemente alto, con un 65 o 70% de doctores. Fue un error porque, obviamente, la parte económica del aumento de la Universidad podía perjudicar a unos y beneficiar a otros.

Otro error fue que, en diversas ocasiones, prevaleció más la parte humana que la parte gestora, pero eso tiene sus pros y sus contras, y yo siempre dije que nunca me quitarán mi propia humanidad; prefiero ser un ser humano y equivocarme a ser un gestor estricto que puede cometer otro tipo de errores más duros.

Sobre el PAU: Puedo decirlo de una forma muy sencilla: si tuviera que volver a hacerlo lo haría.

Una de las mayores críticas de su gobierno fue la expansión urbanística del PAU ¿Cómo valora con el paso del tiempo esa gestión?

Puedo decirlo de una forma muy sencilla: si tuviera que volver a hacerlo lo haría. Conseguir gratuitamente, a cambio de 11.000 metros cuadrados que tenía en propiedad la Universidad de León, 240.000 metros cuadrados en propiedad, de los que se ceden 25.000 para que se construya el CEARD, y tener los metros cuadrados suficientes para expandir el campus recibiendo una cantidad que se reinvirtió en el beneficio de la Universidad de León de 14.250.000 euros, lo considero positivo y lo volvería a hacer.

Muchos se preguntan ¿En qué se ha gastado ese dinero?

No tienen más que verlo. En un Hospital Clínico Veterinario que no hubo nunca antes en esta universidad, que aunque me gustaría que fuera infinitamente más reconocido, supuso una inversión importante. Se dotaron los departamentos y los institutos de investigación. Se gastó en aquello en lo que había que invertir para dotar de infraestructuras que permitieran al alumno mejorar su aprendizaje, al profesorado la enseñanza y al investigador la investigación.

Se le acusó de no haber hecho los deberes en cuanto a la adaptación al grado de Bolonia, y se afirma que ellos han tenido que hacerlo todo 'deprisa y corriendo? ¿Esa acusación es cierta?

Quién diga eso no dice la verdad. Durante los dos últimos años, las negociaciones mantenidas con la Junta de Castilla y León para la puesta en marcha de los grados, con la presencia de los rectores de las universidades públicas -quienes pueden ratificar mis palabras- se intentó cerrar el mapa de titulaciones que se pondrían en marcha con el Grado. De todo ello tuvo conocimiento la comisión de Directores y Decanos de centro, que recibieron puntualmente la información y que desarrollaron los planes de estudios, antes de finalizar mi mandato. Prueba de ello es que, concluido mi mandato el 13 de junio de 2008, la Facultad de Biología presentó sus tres títulos para ser aprobados por la ANECA y también se presentaron los cinco títulos de Económicas. Al mismo tiempo, los responsables de otro buen número de titulaciones trabajaban sobre el tema, aunque había algunas cuestiones a las que eran reticentes, como los grados de Geografía y de Historia, que hoy continúan. Todo se hizo sin tener los Decretos de Ley finalizados. Los Decanos y Directores de entonces pueden corroborar mis palabras.

¿Cómo valora la implantación del Grado?

Yo creo que la implantación en todas las universidades españolas no es positiva, pero no es responsabilidad de los equipos de gobierno, sino que el modelo se ha querido poner en marcha sin dotación económica, y sin el equipo de profesorado que requiere este modelo. Las universidades están intentando poner todo lo que saben y tienen para que el plan se desarrolle con normalidad.

Mi título de Doctor en Biología es tan valido hoy como en el pasado, por lo tanto, entendemos que lo que hay que tratar de resolver es el acceso de los diplomados e ingenieros hacia el doctorado

Una polémica que existe en el Campus de Vegazana son los cursos de adaptación, ¿Valoró el equipo de Penas la ejecución de estos cursos a través de instituciones u órganos externos a la Universidad?

Nunca evaluamos ese aspecto, ni lo planteamos, ni lo propusimos. Sabíamos que había algún caso, como el de Derecho, en el que el colegio profesional correspondiente tenía mucho que decir en el ámbito profesional. Nunca nos planteamos ningún modelo de adaptación, por una razón fundamental: un título oficial es un título oficial, que tiene el mismo valor sea cual sea el momento que se alcance. Un ejemplo: mi padre es farmaceútico y nadie le pediría hoy tener el grado en Farmacia para poder tener su establecimiento abierto; es más, si hubiera trabajado como farmaceútico en una empresa farmacológica, nadie le podría recriminar que no tiene el título de grado para ejercer su profesión. Yo soy Biologo y mi título de Doctor en Biología es tan valido hoy como en el pasado, por lo tanto, entendemos que lo que hay que tratar de resolver es el acceso de los diplomados e ingenieros hacia el doctorado, pero un titulado no tiene porque hacer un Grado ya que su ejercicio profesional está garantizado por la ley, independientemente de que lo haga o no. Otra cuestión es que quiera hacer el doctorado.

La Fundación General de la Universidad y de la Empresa se gestó en su etapa fruto de la fusión de dos fundaciones anteriores, ¿Qué tipo de gestión tenía?

La Fgulem es una entidad de caracter privado, que intentamos fuera el camino de encuentro entre la Empresa y la Universidad; peleamos por ello. Al llegar nuestro equipo a la Universidad, se movía entorno a 200 millones de pesetas y nosotros lo multiplicamos por diez y con plantilla fija. Se trasladó el centro de Idiomas a la Fgulem, desde el punto de vista académico regido por la Universidad y desde el punto de vista económico por la Fgulem, que daba a la Universidad prácticamente la totalidad de lo recaudado, menos un 15% de la gestión. No sé si continúa de esa manera o no, pero entendimos que funcionaba bien porque se incrementó el número de alumnos en aquellos años. Se comenzó a cursar Chino y otras lenguas. En resumen, la gestión era mixta.

¿Tiene alguna opinión sobre los últimos movimientos realizados por parte del nuevo equipo de gobierno en la Fgulem?

Sinceramente, no lo conozco. Al acabar mi etapa en el rectorado volví a mis estudios. He oído cosas, pero soy muy consciente de como funcionan los rumores en la Universidad y mientras solo sean rumores nada tengo que decir.

Eramos muy jóvenes hace veinte años, pero somos veinte años mayores.

Como profesor universitario ¿ha cambiado mucho la Universidad en los últimos cuatro años hasta ahora?

Cuando estás en el rectorado la visión que tienes es totalmente diferente a estar en el despacho y en las clases, eso es algo espectacular. Al ir al rectorado crees que todas las cosas están muy mal, al volver te das cuenta que no todo está tan mal y dónde realmente hay problemas es aquí. Yo estoy notando, cosa que puse de manifiesto en su momento, un importante envejecimiento del profesorado universitario, al menos en algunas titulaciones y eso me preocupa como profesor, porque mañana, cuando yo me jubile, tiene que haber alguien que mejore mi enseñanza y mi investigación. Cada vez es más imprescindible una planificación del futuro de nuestra universidad; eramos muy jóvenes hace veinte años, pero somos veinte años mayores.

¿En estos tres años, el actual equipo de gobierno se ha dirigido a usted para consultar algún tema o solicitar asesoramiento?

En ningún momento.

¿Cuándo fue la última vez que se encontró con el actual rector?

En un acto público. Fue por invitación del consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, un acto en el que reunió a todos los rectores que han compartido durante su mandato obligaciones de gobierno universitario en las Universidades Públicas.

¿Qué relación mantiene con Hermida?

Relación exclusivamente en hechos como el que acabo de comentar; en otro sentido, ninguna.

Al finalizar este curso se procedera a convocar elecciones a Rector ¿Se ha planteado repetir?

No, por Dios, nunca. Segundas partes nunca fueron buenas. Ya la segunda parte de mi mandato fue complicada por muchas razones. Plantear la candidatura a mi edad menos todavía. Soy un profesor universitario con mis ideas y, en mis círculos cercanos, a veces comentamos la situación que vemos en la universidad actual, y naturalmente tengo mi voto para introducirlo en una urna. La verdad es que me he olvidado mucho del tema político, aunque no del todo porque no me dejan olvidarme.

Yo creo que todo catedrático universitario que ama la universidad debe tener ideas para poner en marcha en su propia universidad y todos deberían presentarse.

¿Cree que el profesor Hermida comparecerá solo al proceso electoral?

Yo creo que no, no porque sea mi deseo expreso, sino porque es bueno que haya, al menos, dos candidatos y una alternativa. Yo me alegré que en las tres oportunidades que me presenté a rector -en la primera perdí por 12 votos- hubiera candidaturas, porque eso te hace reflexionar y más, sobre todo, si es un segundo mandato. Porque debes reflexionar sobre lo que has hecho bien y lo que has hecho mal, tener un contrincante supone que te tienes que preparar mejor para convencer a los electores. Yo creo que todo catedrático universitario que ama la universidad debe tener ideas para poner en marcha en su propia universidad y todos deberían presentarse.

Si surge ese nuevo candidato, ¿Qué consejo le podría dar alguien que ya lo ha sido?

Primero que se lo crea, que crea que puede ser rector. Segundo que se olvide de si mismo y que piense en la universidad. Y tercero, que luche como luchó en su día por ser catedrático o por ser titular o ser profesor universitario y que procure trasladar a la comunidad universitaria ideas positivas, que sea capaz de hacer ver a los demas una universidad que no existe, pero puede existir, que puede ser alcanzable y mejor que la que hoy tenemos.

¿Se implantará el sistema de gobernanza en la universidad española?

La legislatura está terminada, dificilmente un nuevo gobierno comenzará con el sistema de gobernanza universitario. La experiencia me dice que las cosas que no se culminan en una legislatura, no son las primeras en la siguiente, y más en el momento actual, donde España necesita muchas cosas más importantes.

¿Qué opina del sistema de Gobernanza para las universidades?

A mi me parece que no es el adecuado. Otra cuestión es que el rector se viera apoyado por personal altamente cualificado en el ámbito de la gestión, pero un gestor puro y duro que no haya vivido la universidad desde dentro, a los tres días, estará con problemas en todas las esquinas y con frentes abiertos permanentemente. Este es un mundo muy dificil, muy especial, en el que el que menos sabe de la universidad es el Rector, porque todos los que estamos fuera del rectorado sabemos más que él de cualquier cosa, o eso por lo menos nos creemos. Una segunda cuestión, el problema no está en las normas para que la ordenanza universitaria se pueda ejecutar, sino que aquí cada uno es libre absolutamente, o por lo menos se lo considera, para hacer de su capa un sayo.

Vamos terminando, alguien que es rector ¿Sabe en que momento tiene que dejarlo?

No lo sé, “como dicen por ahí, cada uno es cada uno y tiene sus cadaunadas”. Yo sí creí saber cuándo tenía que dejarlo. Para mí habría sido suficiente un mandato de seis años. Creo que siempre pensé así y promoví que nadie estuviera más de ocho años consecutivos. Las razones son que se pierde el horizonte, se crean circunstancias ajenas a tu voluntad, todo el mundo te ha tomado la medida y ya no gobiernas nada. Yo lo supe en mis dos últimos años. Ya no gobernaba nada, porque no te visitaba ni la cuarta parte de los que te visitaban antes de dentro de la universidad.

Muchos de los que aparentemente dejaron de quererme, ahora me quieren más

La última, cuando le venía tanta gente, tenía relación con gran parte de la universidad, ¿Qué es lo que ahora te transmiten sus compañeros universitarios?

Hay que conocer al personaje. Lo primero que me planteó mucha gente era, ahora vas a extrañar las reuniones, la secretaria ya no te dice nada, etc. A mi no me afectó por una razón muy sencilla: porque sabía cuando lo iba a dejar, sabía mi fecha de caducidad. Como consecuencia de ello muchos meses antes mi mente se situó donde iba a volver y me iba a dedicar a aquello que había realizado a lo largo de toda mi vida, y que no dejé del todo durante los ocho años del rectorado. Era consciente porque lo había vivido en mi propia casa; cuando dejas de ser, lo dejas de ser del todo, no solo un poquito, para todos menos para tus amigos, para los más cercanos, aquellos que te van a seguir queriendo siempre. ¿Qué estoy notando en el momento actual? Que muchos de los que aparentemente dejaron de quererme, ahora me quieren más. ¿Por qué? Hay que preguntarselo a ellos. ¿Qué me dicen? A los que hemos sido rectores nos llega la información que hace daño a la gente. A mí me llegan comentarios de cuestiones que hacen daño a la gente.

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