Música y lenguaje de signos abren la ponencia de Tomás Ortíz en la ULE
Alumnos de la asignatura optativa Lenguaje de Signos del Grado en Educación Social de la Facultad de Educación de la ULE han abierto con unos minutos de música y signos la conferencia de Tomás Ortiz, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid quien ha hablado de la neurociencia, del comportamiento del cerebro, de las emociones y del proyecto neuroeducativo HERVAT. La actividad ha sido organizada por la Cátedra de Envejecimiento en todas las Edades de la ULE.
A ritmo del tema 'Girasoles' de la cantante Rozalen, los alumnos han interpretado en lengua de signos la letra de la canción no solo como regalo a los compañeros de la facultad que asistían a la conferencia sino también para demostrar cómo “si pones sobre la mesa las emociones antes de iniciar algo, cualquier aprendizaje se hará resistente al olvido”, destacaba minutos antes Carmen Requena, profesora del Área de Psicología Evolutiva y Educación de la ULE, al tiempo que insistía en la dificultad de la canción “por la letra rápida y difícil, pero no ha sido obstáculo para ellos, al contrario, el grupo se ha cohesionado mucho y ha trabajado con la motivación de regalárselo a otras personas, como hoy aquí”.
Tras el 'regalo' educativo de los estudiantes, Tomás Ortiz ha comenzado a interactuar con los asistentes a la conferencia donde ha destacado cómo la neurociencia “está aportando mucho a la educación, estamos abordando distintos estudios muy complejos que demostrarán en un futuro próximo cómo es necesario modificar el sistema de enseñanza”.
En este sentido, Tomás Ortiz se ha mostrado partidario de modificar los contenidos pedagógicos desde la neurociencia, y para ello “hay que ver cómo aprende el cerebro, creo que hay que configurar los contenidos desde lo simple a lo complejo, impartir un programa todos los días y no solo tres a la semana, en definitiva algo más ordenado en la forma de introducir la información al cerebro y basado en la experiencia, pues está demostrado que cuando hacemos algo, esto se graba más y por más tiempo en nuestro cerebro que si dejamos de hacerlo y experimentarlo”.
En esta línea de investigación se encuentra inmerso a través del proyecto neuroeducativo HERVAT, un estudio que se está llevando a cabo en 30 colegios con más de 5.000 niños, que pretende mejorar la actividad cerebral anterior al proceso de aprendizaje escolar. Con esta línea de trabajo se abre un campo importante en el aprendizaje especial y la neuropedagogía escolar.
Este programa neuroeducativo –según Ortiz- se puede aplicar todos los días, activa emociones positivas, mejora el medio biológico, se aprende rápido, no cuesta dinero y tiene una base científica.