La saturación del sistema y la batalla vecinal tumban cuatro macroparques solares proyectados al suroeste de León

Imagen de un macroproyecto de energía fotovoltaica, archivo.

Redacción ILEÓN

Un minúsculo municipio de León, al suroeste de la provincia, Quintana y Congosto, de apenas 350 vecinos en total de todos sus pueblos, respira mayoritariamente más tranquilo. El motivo es que por fin se han librado no de uno sino de cuatro proyectos de macroparques solares que impulsaban compañías de un conocido empresario minero, entre los que sumaban más de 200 hectáreas de paneles fotovoltaicos.

Aún no ha trascendido de manera oficial, ya que no ha sido objeto aún de su ratificación formal a través de la publicación en el Boletín Oficial de Castilla y León (BOCyL), pero tal y como avanzó la plataforma vecinal Alta Valduerna Natural y Sostenible a Astorgaredaccion.com, hace días que el Servicio Territorial de Industria, Comercio y Economía de León ha resuelto poner fin al procedimiento de autorización de las cuatro inmensas plantas, así como a toda su infraestructura de evacuación vinculada.

Esta decisión que 'libera' en parte a la comarca de Valdejamuz, en las Tierra de La Bañeza. afecta a los parques llamados El Chano, Los Barros, Raposa y Arcatierra, que juntos sumaban más de 200 hectáreas de instalación solar proyectada, todas ellas en el municipio de Quintana y Congosto. Impulsados ya inicialmente en 2021, entre las cuatro rondaban los 80 millones de inversión de una serie de empresas 'satélite' de la firma Erbienergía, del grupo del conocido empresario Manuel Lamelas Viloria.

Son varios los motivos de que se desista a ejecutarlos. Uno, por ejemplo, es el hecho de que la 'autopista' de evacuación de la que dependían, el Nudo Montearenas, que también promueve el mismo grupo empresarial, quedaría saturado e imposibilitado para dar paso a toda la ingente cantidad de producción eléctrica que se vinculaba a ese gran nudo eléctrico, de nada menos que de 18 macroparques a lo largo de hasta 12 municipios de varias comarcas, incluidas también Maragatería, Cepeda y el Bierzo.

También el colectivo Alta Valduerna se atribuye, no sin parte de razón, lo que para sus integrantes es todo un éxito. Y es que consideran que gracias a las numerosas alegaciones presentadas se ha “obligado a la Junta de Castilla y León a presentar unas declaraciones de impacto ambiental de los cuatro macroplantas más exigentes, provocando ahora la renuncia” del procedimiento. 

La propia documentación oficial de la Junta admite que son las condiciones que impuso la declaración de impacto ambiental las que “imposibilitan la construcción de la instalación, de modo que ”imposibilitan materialmente continuarlo“. De modo que ”una orden administrativa impide la construcción de las instalaciones“. Es por eso que también la Junta, admitiendo esas ”causas sobrevenidas“, le da la razón a las empresas y acuerda zanjarlo todo ”procediendo a la devolución total de la garantía“ económica presentada en el inicio del procedimiento administrativo.

La plataforma se congratula porque “de los 12 macroparques iniciales, quedan en pie solamente dos” y se conjuran: “Nuestro empeño seguirá hasta tumbar los 12 macroparques (ocho en Alta Valduerna y cuatro en Quintana y Congosto)”, sumando a ello los nudos de evacuación que, “a nuestro entender, ya carecen de sentido”.

La asociación exige ahora “que Erbienergia se justifique y pida disculpas a todos aquellos propietarios, ayuntamientos y juntas vecinales afectados” estos años, porque “han dispuesto de los terrenos durante años y no han pagado ni un solo euro”. “Esto debería servir de ejemplo y escarmiento para los propietarios, ayuntamientos y juntas vecinales que aún siguen creyendo a estos empresarios sin escrúpulos”, añaden.

Alimentados por este éxito, Alta Valduerna asegura que se seguirá conjurando “contra cualquier proyecto que se acerque a nuestros pueblos con fines meramente extractivos y especulativos, ya se trate de la planta de lodos de Piedralba, la embotelladora de Quintana y Congosto o los diferente proyectos de macroparques de fotovoltaicas”. Y es que siguen “creyendo que otra forma de hacer las cosas es posible, priorizando nuestros pueblos, a nuestros agricultores y ganaderos y al resto de actividades; una cosa es ser solidarios y otra muy diferente es querer arramblar con todo y destruir nuestros humildes medios de vida”, concluyen.

Etiquetas
stats