Cuando la madrileña pradera de San Isidro era como la sabana africana

Ilustración de un paisaje del Mioceno en lo que luego fue el entorno de San Isidro en Madrid.

Enrique Sacristán / Agencia SINC

Al llegar a la ermita de San Isidro nos encontramos un monumento conmemorativo del yacimiento paleontológico que hubo en este entorno, desde donde Goya también pinto una famosa estampa de la pradera y de Madrid.

Es el lugar que han elegido Miembros de la Sociedad Geológica de España (SGE) para contarnos a un grupo de periodistas la historia de este yacimiento en el contexto del Geolodía, el mayor evento de divulgación de las Ciencias de la Tierra en España que se celebra los días 6 y 7 de mayo.

“Estamos en el sitio más importante para la historia de la Geología en España, y uno de los lugares más significativos del mundo para el desarrollo de conceptos tan normales ahora como el de evolución”, destaca Miguel Gómez Heras, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), “ya que antes de que Darwin escribiera sobre el origen de las especies y el hombre, aquí se encontró la coexistencia de faunas antiguas e industrias líticas”.

La historia es larga de contar y Raquel Martín Banda, investigadora del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), comienza desde el principio mostrando mapas y esquemas geológicos: “Hace unos 14 millones de años, durante el Mioceno, aquí había una cuenca endorreica (sin salida al mar) donde se fueron depositando materiales, más calizos cuando el clima era semiarido, y más yesíferos cuando era muy árido. En zonas pantanosas, incluso se llegaron a silicificar y dieron lugar al sílex (que utilizarían luego nuestros antepasados)”.

“Después –prosigue–, durante el Cuaternario, en el Pleistoceno (desde hace unos 2 millones de años), aquella cuenca cerrada se abre al ser capturada por el rio Tajo, con sus afluentes. Los ríos forman terrazas fluviales al expandirse o encajarse, respectivamente, cuando sube o baja el nivel del mar (en épocas interglaciares y glaciares). Ahora estamos en una de las terrazas fluviales del río Manzanares”.

La paleontóloga Blanca Martínez García, también del IGME, nos cuenta los “bichos” que habitaron durante esas épocas y cuyos fósiles se encontraron en el yacimiento de San Isidro: “El paisaje del Mioceno recuerda al actual de la sabana africana, aunque con otras especies, como un mastodonde primitivo (Gomphotherium o Mastodon angustidens, un antepasado de los elefantes), el rinoceronte de un solo cuerno (Hispanotherium matritensis), un pequeño caballo (Anchitherium ezquerrae), una tortuga terrestre gigante (Cheirogaster bolivari) con más de un metro de diámetro, un antecesor del oso panda (Magerictis imperialensis), así como especies primitivas de jirafas, ciervos, felinos y jabalís.

Fauna del Pleistoceno con humanos

Mucho más tarde, hace entre 400.000 y 200.000 años, durante el Pleistoceno medio, en la zona encontramos praderas con riachuelos, donde aparecen elefantes primitivos (Palaeoloxodon antiquus, descubierto aquí por primera vez para la ciencia), el rinoceronte de la pradera (Dicerorhinus hemitoechus), uros (Bos primigenius), caballos, ciervos, lobos y ya aparecen homínidos en el territorio.

“En las épocas glaciares del Pleistoceno superior, hace entre 120.000 y 80.000 años, el paisaje ya nos recuerda a la tundra ártica”, señala la paleontóloga, “con mamuts lanudos (Mammuthus primigenius), rinocerontes también lanudos (Coelodonta antiquitatis), leones, caballos y cérvidos conviviendo en las frías tierras”.Otro de sus compañeros del IGME, Ángel Salazar Rincón, experto en patrimonio geológico, explica quiénes fueron los primeros descubridores de aquella fauna: “Hacia 1840, el ingeniero de minas Joaquín Ezquerra del Bayo viene a una pequeña cantera o tejar que había aquí en San Isidro y recupera los fósiles del Mioceno en la base de la terraza fluvial. Se los envía a expertos alemanes que los clasifican e identifican una nueva especie de caballito que bautizan en su honor (Anchitherium ezquerrae), pero nunca devolvieron el material. Hoy están en un museo de la Universidad de Harvard (EE UU)”.

En el Mapa Geológico de España

Por aquella época, a mediados del siglo XIX, el estado gobernado por la reina Isabel II, decide crear la Comisión del Mapa Geológico de España, de la que forma parte el médico y naturalista Mariano de la Paz Graells y otro ingeniero de minas, Casiano de Prado. En aquella obra se recogen los estratos del yacimiento de San Isidro con los restos de elefantes raros que se habían encontrado.

Y no solo eso, aquellos científicos también identificaron unas rocas de sílex extrañas. Los geólogos franceses Eduard de Verneuil y Louis Lartet vienen a examinarlas y llegan a la conclusión de que fueron talladas por el hombre primitivo, que convivió con animales que ya no existen, una idea revolucionaria para la época.

Sílex en museos de Francia y España

Algunas de esas piezas de sílex se conservan en el Musée d'Archéologie nationale et domaine national (Saint-Germain-en-Laye, Francia), aunque también existen importantes colecciones en el Museo Arqueológico Nacional y el Museo de San Isidro de Madrid, donde custodian un molar encontrado en este yacimiento que podría corresponder a un neandertal o un Homo heidelbergensis.

En el Museo de San Isidro se conserva un molar encontrado en este yacimiento que podría corresponder a un neandertal o un Homo heidelbergensis

A estos dos grupos humanos, junto a Homo ergaster, es a los que se asocia la industria lítica encontrada en el yacimiento de San Isidro, considerada Achelense, del Paleolítico inferior y por lo tanto del Pleistoceno medio.

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