Investigan como posible furtivismo la aparición en Villablino de un collar de radiomarcaje de un oso pardo 'cortado'
El Grupo de Investigación del Oso Cantábrico, en inglés Cantabrian Brown Bear Research Group, ha interpuesto una denuncia en la comandancia de la Guardia Civil de Villablino por la aparición de un collar de radiomarcaje de un oso pardo 'cortado' en Laciana como posible acto de “furtivismo”. Fuentes de la Subdelegación del Gobierno confirman que el Seprona está ya investigando los hechos, mientras que Medio Ambiente manifiesta que es pronto para asegurar que se trate efectivamente de un caso de furtivismo y que lo que ahora les preocupa es saber dónde está el oso en cuestión.
El grupo de investigación conformado por científicos del CSIC y la Universidad de Oviedo tiene radiomarcados seis osos pardos en la cordillera cantábrica, en su mayoría en el Alto Sil, Riaño y la Montaña Palentina. Uno de ellos es el ejemplar 'desaparecido', un oso pardo macho adulto que marcaron a finales del mes de julio en la zona de Villar de Santiago.
El pasado 13 de agosto, tan solo tres semanas después de ponérselo, la Patrulla Oso de León de la Fundación Patrimonio Natural, encontró el collar tirado y se lo entregó al Grupo de Investigación del Oso Cantábrico. Inmediatamente fue llevado al laboratorio de investigación que tienen en Mieres donde observaron, con lupa electrónica, que había un corte limpio “que podría haberse hecho con un objeto cortante” y que por lo demás estaba en perfectas condiciones, sin daños, por lo que descartan que fuese el propio animal el que se lo hubiese quitado o se rompiese durante un enfrentamiento con otro oso, hechos más habituales en épocas de apareamiento pero no en esa época del año. Que apareciese el collar y no el oso es un indicativo claro para los investigadores de que “el oso estaba muerto”.
“No podemos afirmar al 100% que ha sido un acto furtivista”, cuenta a este medio Vincenzo Penteriani, el científico encargado del programa de radiomarcaje, “pero queremos que se investigue, porque tradicionalmente ha habido muy poca transparencia en este tipo de actuaciones con los osos pardos”.
El furtivismo fue, para Penteriani, la causa de que la especie protegida viviese sus horas más bajas en los 80 y los 90. Gracias a un aumento del control de los montes, la población de oso pardo en la cordillera cantábrica podría estar en la actualidad entre 350 y 400 ejemplares, a falta de que se publique el último censo genético. “La población está aumentando pero todavía es muy pequeña”, añade, si bien sí que ha cambiado en estas últimas décadas la visión del oso por parte de la población. “Ahora es muy positiva y se empieza a ver como un recurso económico, más allá de la conservación de los ecosistemas y la diversidad, puede ser entendida como algo que aportar a la economía rural que a veces es muy limitada”.
Lo sucedido les infunde la sospecha de que haya sido “mala suerte” y los hechos que se investigan tengan como objeto a uno de los cuatrocientos osos pardos que puede haber en la cordillera cantábrica, “o que hay una mortalidad por furtivismo más alta de lo que podemos imaginar”.
Un proyecto a cuatro años
El programa de radiomarcaje es un proyecto nacional que está en su primera fase de desarrollo y acaba de cumplir el primer año de los cuatro inicialmente previstos. Cuenta con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación para capturar y radiomarcar varias decenas de ejemplares en toda la cordillera cantábrica y la colaboración de las administraciones autonómicas de Castilla y León, Cantabria y Galicia.
Hasta el momento, se ha empezado por la parte de la cordillera cantábrica que corresponde a las provincias de León y Palencia, se seguirá por Cantabria y acabará por Galicia, de mayor a menor estimación de población de la especie.
“Cuantos más osos radiomarquemos, más datos obtendremos”, de cómo es su vida y su movilidad, detalles importantes no solo para la ciencia sino también para la conservación y manejo de la especie y el control del monte.