¿Cómo contar un oso?

Un oso pardo en libertad en la comarca zamorana de La Carballeda.

Susana D. Machargo/Asturias24.es

No es sencillo dar una cifra exacta. La complejidad del recuento radica en la movilidad de los ejemplares, en su dispersión, en la orografía y en lo remoto de sus hábitats favoritos. Pero desde hace décadas los especialistas se afanan por elaborar censos con el número de osos pardos cantábricos, una especie que sigue en peligro de extinción, pese a que su población parece haberse consolidado en torno a los dos centenares, tal y como precisa Javier Naves, biólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Universidad de Oviedo. ¿Cuál es el método más eficaz para contar ejemplares? El Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas), por medio de su presidente, Roberto Hartsánchez, soltaba esta semana una bomba acusando a la Fundación Oso Pardo (FOP) y a la Junta de Castilla y León de hinchar sus cifras y de vender optimismo cuando el núcleo oriental está al borde de la extinción. Guillermo Palomero, presidente de FOP, defiende su método de trabajo, un sistema que ha ido perfeccionando desde 1989, y sus resultados. También Carlos Zapico, antiguo director de la Fundación Oso (FO) avala la profesionalidad de Palomero. Naves, por su parte, como buen científico, cree que la mejor manera de conocer el tamaño de la población y evitar duplicidades es con las pruebas de ADN de los rastros recogidos en la cordillera.

La polémica estaba servida cuando Hartasánchez publicaba en la web de FAPAS un vídeo titulado La guerra del censo de los osos. Acusaba a las administraciones y a algunos colectivos ecologistas de mantener un mensaje optimista y de engordar las estadísticas, con una tendencia constante a la exageración, para recibir subvenciones de la Unión Europea y para colgarse medallas ante la ciudadanía. En cambio, defendía su modelo para elaborar censos. Combina el avistamiento desde zonas altas; la obtención de rastros, como huellas o marcas en los árboles, en los itinerarios habituales de los animales; la colocación de cámaras en puntos estratégicos y las pruebas genéticas de las muestras, para conocer el sexo de los ejemplares, su edad y su estado.

Fundación Oso Pardo

Guillermo Palomero no quiere entrar en polémicas pero afirma que no es la primera vez que recibe este tipo de andanadas del FAPAS, “basadas en falsedades y en argumentos sin datos”. El FOP defiende su censo, descarta que se hayan producido duplicidades y precisa que siempre se guía por la prudencia y utiliza cifras de mínimos. Ese último censo de 2013, presentado hace unas semanas, confirma la existencia de 30 hembras reproductoras en toda la cordillera, con un total de 57 oseznos. De esas 30 hembras reproductoras, cuatro pertenecen al núcleo oriental, el que presenta un peor estado, y están acompañadas por siete crías. Estima que la población total oscila entre 190 y 210 ejemplares.

El presidente de FOP afirma que sus números son fiables y confirmables, fruto de un arduo trabajo desplegado sobre el terreno. Explica que mezcla multitud de técnicas para hallar los censos, desde vídeos a fotografías, avistamientos y pruebas genéticas. Palomero reconoce que la situación del núcleo oriental es delicada, que es un territorio con pocos ejemplares y que no se puede decir, ni mucho menos, que esté salvado. Pero precisa que la evolución ha sido positiva y que “poquito a poquito crece”. Destaca el esfuerzo que su organización ha realizado en los últimos años, el gran número de proyectos en los que está implicada y la estrecha colaboración que mantiene con otras asociaciones y ONG.

Carlos Zapico, exdirector de la Fundación Oso, defiende el trabajo de la organización de Palomero y confía en los censos que elabora. Zapico explica que no se pueden considerar cifras exactas pero sí aproximaciones bastante certeras. Los métodos de trabajo han avanzado mucho en los últimos años, con capturas y recapturas de restos orgánicos, que se someten a pruebas genéticas, que ayudan a evitar duplicidades. Así descubrieron, por ejemplo, que un osezno de la zona oriental tenía el linaje de los ejemplares de la zona occidental. Esto confirmó que se había producido la conexión de los dos núcleos. La situación más deteriorada del territorio repartido entre Palencia y Cantabria se debe a una suma de factores. Las crías nacen pero la especie tiene una alta tasa de mortalidad. Zapico apunta a la existencia de venenos destinados a otras especies y la caza.

El exdirector de la Fundación Oso, en cambio, acusa a FAPAS de entablar guerras sin cuartel con otros colectivos conservacionistas, basadas, en muchas ocasiones, en motivos personales, y de enfrentarse a todos aquellos que no defiendan cada una de sus propuestas. Recuerda el caso de la osa Molina, que pretendía reintroducir en la cordillera, cuando los veterinarios decían que no era aconsejable, y que encima pretendía trasladar al núcleo oriental, un territorio que desconocía.

El CSIC

El censo que maneja Javier Naves, basado en el análisis de pruebas biológicas, habla de una población aproximada de osos pardos en la cordillera de dos centenares. El estudio se presentó en 2011 pero ha seguido trabajado en él y afinándolo. Naves cree que es mejor realizar recuentos de todos los ejemplares y no solo de osos con crías, “porque estén bien o mal hechos no engloban a todos”, precisa el biólogo del CSIC. Para este científico la receta más segura es la que se basa en el ADN. Ese es el único medio para evitar cualquier duplicidad en las cuentas.

Naves indica que la elaboración de los censos de osos es complicada, porque afecta a un territorio amplio, con una orografía singular, en la que participan tres comunidades autónomas diferentes y varias asociaciones y especialistas. A su juicio, no tiene sentido discutir si hay una hembra reproductora más o menos, ya sea en el núcleo oriental o en el occidental. Porque el resumen está claro: “La situación en general es muy mala. Quedan un par de centenares de ejemplares. Con estas magnitudes, la especie, en su conjunto, continúa en peligro de extinción, aunque es cierto que la zona oriental está peor”.

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