La tradicional Romería de San Froilán congrega a miles de leoneses en La Virgen del Camino
El santuario de La Virgen del Camino se vistió de gala este jueves para recibir a las decenas de miles de leoneses que participaron en la tradicional Romería de San Froilán, patrono de la Diócesis, que cumplieron con la tradición de tocar tres veces la nariz al santo.
Miles de flores, así como pendones y carros engalanados procedentes de diversas comarcas aportaron la nota de color a esta vistosa peregrinación, declarada de Interés Turístico Provincial y Regional, que dio paso a una eucaristía presidida por el obispo de León, Luis Ángel de las Heras.
Los tradicionales puestos de avellanas, conocidas como perdones, compitieron con otros de productos típicos de la zona que degustaron muchos de los presentes. Por su parte, el tiempo acompañó a una jornada de celebración que cada año reúne a decenas de miles de personas y que, en el ámbito religioso, se cierra con una misa capitular en la catedral, por la tarde.
Como se puede ver en la imagen de aquí abajo, la carretera hacia La Virgen desde Trobajo del Camino volvió a estar abarrotada de gentío que subía acompañando a los pendones leoneses y carros engalanados.
El santoral señala que San Froilán nació en los arrabales de Lugo en el año 833 y que a los 18 años dejó la casa de sus padres para emprender vida de ermitaño, inicialmente en el Bierzo y más adelante en las montañas leonesas del Curueño. Impulsó el desarrollo de la vida monástica con iniciativas como la fundación en tierras zamoranas de los Monasterio de Tábara y Moreruela de Tábara, donde desempeñó el oficio de abad.
En el año 900, vacante la sede episcopal legionense, el pueblo de León pide al Rey Alfonso III que le conceda por obispo al Abad Froilán y en el día de Pentecostés de ese año 900 Froilán es ordenado. En 905, tras un fecundo lustro de ejercicio episcopal, con dedicación especial a la reforma de los sacerdotes, monjas y seglares, fallece y es enterrado en la catedral y en el año 916 sus reliquias, por orden del Rey Ordoño II, son trasladas a la nueva seo. Parte de sus reliquias descasan a día de hoy bajo el altar mayor del primer templo diocesano.