Los 'manitas' de la Semana Santa

Los pasos se protegen durante buena parte del año.

P.M.B.

Un silencio laborioso preside el lugar. Las figuras calladas de las imágenes, así en reposo, reinan encima de sus tronos. Aquí, en una nave de la carretera de Villarroañe, la Cofradía del Dulce Nombre guarda los 13 pasos de su propiedad. Son las cuatro y media de la tarde, falta solo un día para su estreno en la Procesión de La Dolorosa, y tres miembros de la hermandad les dan los últimos retoques.

Limpian su madera, los faroles. Abrillantan las partes decoradas con plata o latón. O dan lustre a la madera de color caoba. “En nuestra cofradía somos unos privilegiados al tener una nave propia”, comenta Juan Carlos Campos, vicepresidente de la hermandad, que compagina el cargo con su responsabilidad como jefe de montaje. “El resto los tienen que almacenar en el Mercado de Ganado”, matiza, conocedor de la necesidad de resguardar este patrimonio religioso.

Un miembro del Dulce Nombre inspecciona uno de los faroles de un paso.

Por este motivo, el secreto para mantener intacta su majestad religiosa consiste en cuidarlos casi los 365 días del año, a excepción de los días que salen en las procesiones. La nave, propiedad del Dulce Nombre, se parece mucho a un taller mecánico. El trasiego durante la Semana Santa origina siempre ciertas taras de las que no debe quedar ni rastro para la celebración religiosa del año que viene.

“A finales del año hacemos un inventario de desperfectos, y dos meses antes de las procesiones empezamos con las labores de reparación”, explica Campos, enfundado en un 'mono' azul mientras arregla con silicona algunos agujeros del paso de La Crucifixión.

Además, la nave cuenta con calefacción para impedir humedades. “La temperatura no puede estar a menos de 11 grados, ¿ves?”, asegura, mientras señala los dígitos (16) que marca ahora el termostato. “De bajar podrían dañarse partes de su estructura”, añade. En otro lugar de la nave, dos miembros más de la cofradía revisan otro paso. Solo falta un día para el comienzo de la Semana Santa.

Estas “pequeñas reparaciones” comprenden todas las partes de su estructura, desde las imágenes (de talla o de bastidor), los tronos -hechos en su mayoría de madera- hasta la parte de abajo o parrillas. Todo, absolutamente todo, se mira con lupa. Su conservación está en juego.

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