Héctor Escobar, editor y librero: “La calidad y el interés del manuscrito determinan que un libro se publique”
En esta ocasión, nos adentramos en el corazón de una de las librerías más emblemáticas de la ciudad, la Librería Universitaria, para conocer su evolución y cómo se vive el amor por los libros desde sus estanterías.
Cada 23 de abril, el mundo rinde homenaje a los libros y sus autores, celebrando el placer de la lectura y reconociendo la contribución inestimable de los escritores a la diversidad cultural y al avance del conocimiento humano. Esta fecha, simbólicamente asociada a la muerte de grandes literatos como Cervantes y Shakespeare, se ha convertido en un punto de encuentro para lectores, escritores y todos aquellos que encuentran en la literatura un refugio, una inspiración o una ventana a otros mundos. Librerías, bibliotecas y espacios culturales se llenan de actividades que buscan fomentar la lectura y acercar el libro a todos los públicos.
Como es el caso de la Librería Universitaria, que nace en el año 80 con la intención de crecer de la mano del libro científico y técnico debido a la creación del Campus universitario. Con el paso del tiempo, tanto el texto universitario como los libros científicos han ido desapareciendo de las aulas y de los despachos profesionales, “y hemos tenido que ajustarnos más a tareas editoriales y librería generalista”, confiesa su propietario, Héctor Escobar Zamora, editor también con Eolas Ediciones.
La calidad literaria y el interés que puede tener o no el manuscrito
Aprovechamos esta efeméride, y ya que contamos con la voz de la experiencia, para ir un poco más allá de la portada de los libros y conocer el proceso que hay detrás hasta llegar a tenerlo entre las manos. “Primero debe interesarnos el manuscrito, posteriormente pasárselo al diseñador/ maquetador para que lo componga y posteriormente enviar los archivos a imprenta para su edición. Una vez tenemos los ejemplares en el almacén, se envía a los distribuidores para la venta en librerías”, enumera Héctor cadena de producción. Pero hay un elefante en la habitación que no podemos dejar pasar por alto, ¿cuál es el criterio de selección para que unos vean la luz y otros queden en el cajón del olvido? A lo que Héctor responde sin miramientos: “La calidad literaria y el interés que puede tener o no el manuscrito”. Esta selección es crucial en un mercado cada vez más saturado y diverso.
Y ya que hablamos de libros, hacemos que Héctor nos saque el libro de cuentas y nos explique lo que, a priori, parece un galimatías para los que venimos del mundo de las letras. “Lo de la editorial es muy complejo de evaluar, ya que en muchos casos hay títulos que son deficitarios. En la cadena del libro, el distribuidor se suele llevar el 55% de descuento sobre el PVP de un libro. Con el otro 45%, se paga el transporte/alquiler del almacén /gastos de almacén/ maquetador /imprenta y autor. El autor percibe el 10% por derechos de autor”, deja las cuentas claras el librero y editor. Ahora que cada cual haga sus números para ver si le sale a renta dedicarse al hermoso arte de la escritura.
Sin perder de vista estas cifras quizá se entiende la tendencia de la autoedición que está cobrando cada vez más fuerza en esta industria. “Ha venido para quedarse, para dar opciones a nuevos escritores o para meter en el mercado del libro textos que no pasan filtros y que carecen en muchos casos de calidad tanto creativa, como ortográfica y ortotipográfica”, critica el lector profesional. Para Escobar la diferencia la edición tradicional de la autoedición en el rigor creativo o investigador, así como el cuidado en la escritura. Esta distinción es fundamental para comprender los desafíos y oportunidades que enfrenta el sector editorial actualmente. “Desconozco libros autoeditados leoneses, pues si alguien que se autoedita un libro no puede hacernos una factura declinamos la posibilidad de tener el libro en la librería. En la mayoría de los casos, estos autores no están dados de alta en el epígrafe para vender libros y no podemos adquirirlos”, traslada la situación que los posibles futuros escritores se encuentran.
Es por ello, que quizá antes de escribir una sola letra vale la pena pasarse por las librerías de León y empaparse bien de todo lo que esconden las páginas de sus libros. Y un buen lugar puede ser la Librería Universitaria que a través de las palabras de Héctor Escobar Zamora, nos sumergimos en la realidad de una librería que ha sabido adaptarse a los tiempos, manteniendo siempre viva la llama de la pasión por la lectura.