Amancio González, el escultor leonés autodidacta autor de iconos como La Negrilla de León

La Negrilla, escultura de Amancio González Andrés.

Nuria V. Martín

El 6 de marzo de 1475 nacía en Caprese, Italia, el artista italiano Miguel Ángel Buonarroti escultor del emblemático David, que se expone en Florencia. Esta efeméride ha servido para marcarlo en el calendario como el día del escultor y escultora. Y para celebrar este Día Internacional, Amancio González Andrés, original de Villahibiera de Rueda, desvela el proceso creativo de este arte.

Primeros golpes

A los 17 años se matriculó en el Conservatorio de Música de León y en la academia de pintura de Vargas, donde estuvo durante tres años. “Él despertó en mí la pasión por el arte”, comenta. Después de dos años de conservatorio dejó la música, “me costó reconocer que no tenía oído musical, pero seguí en la academia de pintura entusiasmado con mi maestro, hasta que me tuve que incorporar al servicio militar”, relata.

Un mes de permiso al finalizar la mili en su pueblo, un tronco de peral, una azuela y unas ganas enormes de experimentar. “La escultura vino sola. Comencé a golpear aquella madera con la intención de hacer una figura desde el desconocimiento más absoluto e iba incorporando herramientas al proceso a medida que las posibilidades se iban agotando”, explica.

Compaginó su aprendizaje escultórico con el trabajo de ferroviario en Talavera de la Reina, por lo que afirma que su formación como escultor es autodidacta. “Ni sabía que se trataba de escultura, pero las sensaciones que despertaron en mí aquellos primeros resultados con la madera transformaron para siempre mi manera de entender la vida”, nos traslada el artista.  

Habla con verdadera pasión de una profesión que fusiona el arte con el trabajo físico. “Descubrí que no había resultados sin esfuerzo y que la ilusión superaba con creces el dolor muscular o el cansancio. Parecía como si todas las partes del cuerpo se hubieran puesto de acuerdo en conseguir que aquello que tenía en la cabeza y que no existía saliera a la luz”, declara.

Proceso artístico

¿El artista nace o se hace? La pregunta podría estar al nivel de ¿qué fue primero el huevo o la gallina?, sin embargo, Amancio sí que tiene una respuesta. “Las dos cosas y por ese orden. Una persona con capacidad para desarrollarse como artista necesita hacerse y para ello debemos de intentar dotar a nuestro cerebro de la única herramienta que necesita, la formación”, ratifica.

Y como buen artista, nacido y formado, entiende sus tiempos y procesos de creación. Aunque depende del material, todo escultor necesita una idea previa antes de comenzar. El leonés toma esa idea inicial como punto de partida para llegar a algo que no había pensado, pero para ello tiene que estar muy atento a todos los procesos para intentar eliminar o incorporar elementos que pudieran enriquecer la escultura. “Para mí, la escultura ideal es aquella que llega sin ser pensada”, manifiesta.

Piezas simbólicas

Amancio ha realizado en torno a 65 esculturas de gran formato en distintos materiales como la madera, la piedra, el bronce y el hierro para distintos países. El propio escultor destaca ‘La Fuente de la Explanada’ en Puerto del Rosario (Fuerteventura) y en León ‘La Negrilla’ en la Plaza de Santo Domingo o ‘San Jorge y el Dragón’ frente al hospital. ¿Las reconoces? Cuéntanoslo en redes sociales.

Su obra no pasa inadvertida desde hace tiempo, ya que en 1992 le concedieron una beca a la creación escultórica en el Museo Antón de Candás (Asturias). Y el año pasado en Premio Concejo en la modalidad de Artes Plásticas de la Diputación de León.

Por suerte, su creatividad no descansa y en cuanto acabe de realizar algunos compromisos volverá al taller con la intención de realizar obras de pequeño formato que ya llevan tiempo en su cabeza. Y mientras tanto, tal día como hoy, dejará las puertas abiertas del estudio, en Lorenzana, por si alguna persona le interesa visitarlo.

Y para terminar, Amancio deja un mensaje muy esperanzador para la escultura como expresión artistas, “las posibilidades en materiales y técnicas se están desarrollando con tanta rapidez que apenas nos da tiempo a asumirlas, pero ahí están a disposición de los nuevos escultores”.

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