Los regantes urgen la construcción de los dos nuevos pantanos en el Órbigo
El Sindicato Central del Embalse de Los Barrios de Luna, que agrupa a los regantes que dependen del agua de este embalse leonés, especialmente en la comarca del Páramo, ha urgido hoy una vez más la construcción de los dos nuevos pantanos proyectados por el Ministerio y apoyados por la Junta de Castilla y León en el entorno de Carrizo de la Ribera, y salen al paso de las críticas de los alcaldes de municipios afectados después de que la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), tras reunirse con ambas partes, decidiera impulsar un estudio de impacto socio-económico de las presas de La Rial y Los Morales.
Los regantes afirman en una nota de prensa que “no consideramos probado que las balsas perjudiquen al lúpulo y creemos que para afirmar eso hay que demostrarlo”, señalan antes de recordar que no ocurre así en los países que más lúpulo cultivan en el mundo.
La experiencia es que lo que más perjudica al cultivo es la sequía y las altas temperaturas, añadiendo que “ese es el riesgo que tenemos en nuestra zona, ya que en los años secos hemos tenido que dotar con agua extra a comunidades productoras para que pudieran dar el último riego una vez que habían agotado su cupo”.
Añaden que los regantes demandan un incremento de regulación que complemente al Embalse de Los Barrios de Luna “porque lo consideramos necesario, máxime cuando el cambio climático traerá una disminución de las aportaciones y mucha inestabilidad meteorológica”, y subrayan que las nuevas regulaciones servirán para complementar la reserva de Barrios de Luna y el agua acumulada en ellas se repartirá equitativamente entre las 53.000 hectáreas del sistema.
El Sindicato Central, remarcan, se encarga desde la sequía de 1995 de repartir el agua disponible en cada campaña (reserva del embalse, aportaciones de los afluentes o escorrentías), sin tener en cuenta la ubicación privilegiada que cada comunidad pueda tener en la zona regable. Por ello, matizan, el agua de las balsas no iría destinada al Páramo, sino a 53.000 hectáreas dependientes del Sistema Órbigo.
“No sabemos qué pretende la Confederación con el encargo a la Universidad de Salamanca de un estudio de viabilidad económica, social y ambiental del anteproyecto. ¿Se debe a la proximidad de unas elecciones?, ¿Se intenta contentar a los sectores que se oponen a la construcción de las balsas?”, cuestionan. Y concluyen que a su juicio todos esos factores ya han sido contemplados en los estudios previos y en la tramitación de la Declaración de Impacto Ambiental, ya aprobada, por lo que piden a la Confederación Hidrográfica del Duero “que culmine una infraestructuras de vital importancia para la viabilidad de los regadíos del Órbigo”.