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El Páramo leonés recupera la tradición de ánimas, que 'entierra' al Halloween yanki

Estos días de ánimas, andan animados en el Páramo Leones en recuperar costumbres y tradiciones del más allá, o del más acá, según se mire. Esta “esencia” común en muchos territorios e inherente a las emociones humanas, de teatralizar la existencia de la mayor evidencia de la vida que es la muerte también en el Páramo tiene sus matices particulares.
Así lo han demostrado estos días algunos amantes de las auténticas tradiciones rurales d ebuena parte de la provincia, como es el caso Fermín Ferrero Ferrero, que ha protagonizado un importante trabajo de campo para demostrar que no todo es el “Halloween americanizado” en la celebración de Todos los Santos cada 1 de noviembre.
Y es que en el Páramo Leonés existía la costumbre en noviembre, con motivo de estas primeras festividades de todos los santos, de hacer calaveras de remolacha azucarera y colocarlas en lugares oscuros, para “impresionar de sensaciones el estado emocional de las gentes y sobre todo conectar con el vinculo de la vida”, remarca Ferrero.
La remolacha
Esta tradición paramesa tiene componentes comunes con costumbres de territorios cercanos como La Santa Compaña o Procesión de Ánimas, La Güesti, etc., pero tiene “un componente autóctono” como es la remolacha azucarera, producto muy común en el Páramo leones y en especial en estas fechas ya que es la época de su recolección, antes de su envío a las fábricas azucareras.
Estas calaveras solían hacerse en la edad adolescente y a veces con la complicidad de algún adulto socarrón, como iniciación a ese desafío de tratar los temas místicos, y valga la paradoja de asustar a los que en su día de jóvenes también hicieron esas gestas y pasaron por esa etapa de la vida con los mismos ritos.
Se han recogido testimonios directos de personas que cuentan ahora, con ochenta años, cómo en su juventud hacían y colocaban estas calaveras de remolacha azucarera en lugares sugerentes, tales como calles oscuras, cementerios, soportales de iglesias a la salida del rosario e incluso en los campanarios, o llamando en las casas de algunos vecinos y enseguida escondiéndose dejando la calavera como si tal ánima bendita hubiera golpeado el badajo de la puerta. Y más modernamente en las entradas y salidas de los pueblos para hacer parar a los coches.
En San Pedro de las Dueñas del Páramo esta costumbre se alargaba durante los primeros días de noviembre y en especial durante la novena de la primera semana que se celebraba en honor a los difuntos. Al salir de estas celebraciones religiosas diarias era habitual encontrase con estas calaveras colocadas en los lugares indicados anteriormente para sorpresa y susto de los feligreses.
Los colectivos Comarca el Páramo Leones (con este grupo de Facebook) y “Parami Tierra” (también pinchando aquí) están promocionando esta tradición paramesa que ha tenido sus replicas estos días en varios pueblos de la comarca. Al ya citado San Pedro de las Dueñas del Páramo se suman Santa María del Páramo, Urdiales del Páramo Bercianos del Páramo. Un grito local leonés contra la globalización del Halloween yanki. Y o precisamente un grito de miedo. Sino de orgullo.