Así era León en 1901
1901 es la fecha en la que Francisco Fernández Fernández nació en Pinilla de la Valdería. Una localidad situada a más de 70 kilómetros de la ciudad de León o entorno a 20 de La Bañeza.
Su nombre primitivo era “Penilla”. Llamada de esta forma por estar situada en un pequeño cerro rematado por pequeñas peñas. Se dice que los primeros habitantes del pueblo fueron un reducido grupo de personas encargadas de organizar el paso del río mediante un puente de madera que existía en el camino que, viniendo de La Bañeza, daba acceso al territorio de la provincia de Zamora.
Eran frecuentes las crecidas del río y el puente era destruido o deteriorado, y había que repararlo, lo que llevaba algunos días. Los viajeros que llegaban en esos días no podían pasar y había que atenderlos. Por eso se instalaron mesones donde poder comer y dormir. No sólo cuando el puente estuviera deteriorado, sino siempre que hicieran un alto en el camino por encontrarse a media distancia entre el punto de origen y el término del viaje. De las antiguas barracas aún se mantiene el barrio Mesones.
Por aquel entonces llegar a La Bañeza ya suponía un auténtico esfuerzo e incluso a León, solo se acudía en ocasiones determinadas y muy específicas. En 1901 no había llegado el primer coche a la provincia de León, que llegaría pocos años despues, los caminos eran angostos y se utilizaban las sendas para transitar entre diferentes poblaciones.
Políticamente, España había sufrido la pérdida de Cuba y en pleno proceso de regeneración política, León vivía absorta de la situación política que principalmente se desarrollaba en la capital de España.
La ciudad de León en 1901
La capital de la provincia comenzaba el siglo XX con la inauguración de la escultura de Guzmán el Bueno, la estructura de la ciudad se estaba quedando pequeña, ya que no podía hacer frente a las nuevas necesidades de la población y estaba alejada del ferrocarril y de gran parte de la actividad económica.
Ante la situación de crecimiento poblacional suge la necesidad de construir nuevas calles rectas, con agua y alcantarillado, que permitieran un cómodo asentamiento de la burguesía y el desarrollo de las actividades comerciales y de servicios. Lo que se conoce como el ensanche.
Dos años después del nacimiento de Francisco Fernández Fernández se aprueba un plan de Ensanche que tenía como eje principal la actual Gran Vía de San Marcos, la cual confluía en la plaza de Santo Domingo. La avenida de Ordoño II unía ésta última con la de Guzmán el Bueno, encargada de distribuir el tráfico de la estación de ferrocarril. A partir de estos grandes ejes se delimitaron manzanas de 100 metros de lado y una hectárea de superficie, sólo modificadas en la parte noreste al unirse con el casco antiguo. Sin embargo, el trazado fue variado, con la creación de calles diagonales que ampliaban la línea de fachada, revalorizando los inmuebles.
No podemos perder de vista que dentro del trazado urbano no había coches, tan solo bicicletas y otros medios de locomoción de tracción animal. La sociedad de la época disfrutaba del Casino, situado en el centro de la ciudad, en la plaza de Santo Domingo, sede que abandonaría en la década de los años 20.
Para el historiador Diego Fidalgo, la ciudad de León en 1901 “debía de ser una urbe con una fisonomía totalmente diferente a la actual”, por lo que se refiere a la actividad socioeconómica Fidalgo explicaba “la sociedad leonesa era eminentemente rural, con un marcado carácter conservador fruto de un pasado y una ideosincrasia muy particular”. Para este joven historiador León debía albergar una población en pleno proceso de desarrollo.
