Así se desató la peor ola de incendios de la historia de la provincia de León: una crónica a tres meses de la catástrofe
Se cumplen tres meses desde aquel fin de semana de agosto en el que el cielo de la provincia de León se oscureció con humo y cenizas llegadas de los incendios que arrasaron entre 110.000 y 120.000 hectáreas de territorio leonés, de tal manera que, durante semanas, parecía que no llegaba a amanecer. Los vecinos de las zonas afectadas comenzaron a pasar sus primeras noches de evacuación, asfixiados por el aire calcinado y la preocupación por la cercanía del fuego a sus casas. Fue entonces cuando la tragedia alcanzó magnitudes impensables, al llegar las llamas al Patrimonio de la Humanidad de Las Médulas y provocar cuatro muertos.
Merece la pena recordar cómo fueron las primeras 48 horas del origen de la oleada de incendios, tres meses después de su inicio. Especialmente después de que los leoneses salieran a la calle en varias ocasiones, y desde diferentes puntos de la provincia, para pedir responsabilidades políticas que, por ahora, no se han asumido en modo alguno, después de una tragedia humana y medioambiental como no se ha visto antes en la provincia.
Las primeras 48 horas
El inicio de la oleada tiene lugar el viernes 8 de agosto, cuando durante la tarde se desatan, en media hora, dos incendios forestales: a las 17.25 horas en Fasgar y a las 17.55 otro con foco en Orallo (Villablino). Según la información que aquel día facilita la Junta de Castilla y León, su origen se debe a la caída de rayos. Poco podrían imaginase entonces los leoneses que uno de estos incendios, el de Fasgar, tardaría en darse por extinguido dos meses después desde su origen: el 13 de octubre, convirtiéndose en el de mayor duración de toda la oleada.
Por la tarde del 8 de agosto (a las 19.55 horas) nace un nuevo gran incendio en la comarca de los Anllares, con foco en Páramo del Sil, que también acabará arrasando más de 500 hectáreas y, por tanto, convertido en otro gran incendio más del verano.
Durante la noche del viernes, sobre las 21 horas, comienza uno de los peores incendios del verano, el de Llamas de Cabrera, que ya por la mañana del sábado 9 de agosto sube, junto con los de Fasgar y Orallo, a nivel 1 de peligrosidad.
Es ese día, sábado 9 de agosto, cuando la situación de incendios en la provincia de León se descontrola. A los fuegos desatados la jornada anterior en Fasgar, Orallo, Anllares y Llamas de Cabrera (que lejos de aplacarse siguen empeorando), se suma a las 16.33 horas del sábado uno en Yeres que hace saltar todas las alarmas por su cercanía a poblaciones y al Patrimonio de la Humanidad de Las Médulas. Por ello, al poco tiempo de desatarse ya sube a nivel 1 de peligrosidad.
La UME ya se moviliza en el incendio de Orallo y desde el entorno de Las Médulas se alerta de que el Patrimonio de la Humanidad corre peligro. Hay un total de cuatro incendios simultáneamente en nivel 1 de peligrosidad, al que por la tarde se suma otro desatado en Sésamo.
Esa noche del sábado 9 de agosto se reúne por primera vez el Centro de Coordinación de Emergencias (Cecopi), que decide elevar a nivel 2 de peligrosidad (el máximo) los incendios de Llamas y Yeres. Fue su primera reunión, que duró hasta bien entrada la madrugada, y ya no se disolvería hasta tres semanas después.
Primeras evacuaciones y primeros heridos, mientras los responsables políticos disfrutan de una feria en Asturias
Con esta situación, ya de por sí dramática, la provincia de León amanece el domingo entre llamas, pero la concatenación de grandes incendios y su polémica gestión por parte de la Junta continúa durante el domingo 10 de agosto.
Por la mañana ya llegan las primeras noticias de la devastación. Comienzan a advertir de que el fuego de Yeres ha terminado por alcanzar Las Médulas y dañado gravemente el paraje, además de afectar a casas de la localidad de Las Médulas, aunque la Junta esperaba una buena evolución, aquel mediodía el viento cambia y las llamas avanzan sin control, obligando incluso a la retirada de brigadas de extinción.
Es este domingo cuando se evacúa a cientos de personas de diferentes localidades del entorno del incendio de Yeres y Llamas de Cabrera, entre ellas la localidad que le pone nombre al Patrimonio de la Humanidad.
Durante el mediodía del domingo, sucede un hecho significativo que podría haber evitado los daños en Las Médulas; se desata un incendio en una zona residencial de Villaverde de los Cestos que, debido a la cercanía de las llamas a diferentes viviendas, había subido en minutos al nivel máximo de peligrosidad.
Mientras, helicópteros e hidroaviones volaban hacia Las Médulas para tratar de sofocar las llamas del incendio de Yeres. Sin embargo, según fuentes del operativo de extinción, algunos se vieron obligados a dar la vuelta y acudir a Villaverde de los Cestos, ante el riesgo de que se produjeran daños humanos. Allí tuvieron que evacuar a decenas de vecinos, algunos de ellos resultaron heridos leves por quemaduras. Fuentes ya declaran que el operativo de extinción está “desbordado”. El incendio de Villaverde baja a nivel 1 de peligrosidad esa tarde.
La provincia de León ardía por los cuatro costados y los principales responsables y representantes políticos se encuentran hasta la tarde en Gijón, participando en la Feria Internacional de Muestras de Asturias, incluso alargando algunos de ellos la jornada en una comida. Todo ello a pesar de algunos mensajes de “preocupación” publicados en redes sociales de algunos de ellos, como Courel y Suárez-Quiñones, después de que este periódico se hiciera eco de su ausencia en la provincia.
Acuden a esa feria: el principal responsable del operativo antiincendios autonómicos, el consejero leonés de Medio Ambiente y responsable temporal del PP leonés durante el verano, Juan Carlos Suárez-Quiñones; el presidente de la Diputación, Gerardo Álvarez Courel (PSOE); el presidente de las Cortes de Castilla y León, Carlos Pollán (Vox). Junto a ellos, el vicepresidente de la Diputación, Roberto Aller (UPL), el diputado de Turismo, Octavio González (PSOE) y otros cargos públicos.
Aquella tarde se confirman los peores temores y llegan las primeras imágenes de las llamas devorando Las Médulas. El presidente del Consejo Comarcal de El Bierzo, Olegario Ramón, declaraba por entonces a este periódico: “Se ha quemado el paraje de Las Médulas. Han corrido peligro los vecinos y los propios operarios, que han tenido que alejarse porque temían por su vida”.
La emergencia continúa y empeora y, pasadas las 19 horas del domingo, se desata un nuevo incendio en Paradiña (Villafranca del Bierzo) que asciende en poco tiempo a nivel 2 de peligrosidad. Ese día, domingo 10 de agosto, llegó a haber hasta ocho incendios activos en la provincia de León, seis de ellos graves: Fasgar, Orallo y Villaverde de los Cestos en nivel 1 (aunque este último comenzó en nivel 2, rebajó su peligrosidad por la tarde); Llamas de Cabrera, Yeres y Paradiña en nivel 2.
El incendio de La Carballeda salta al sur de León
La madrugada entre el domingo y lunes un incendio desatado el domingo 10 de agosto en Molezuelas de La Carballeda, en Zamora, cruza la frontera provincial y comienza a propagarse por el sur de León. Una vez aquí se le conoce con el nombre de Castrocalbón, por la localidad en la que se desata el principal foco. El incendio, que ya era grave en la parte zamorana, llega a León en nivel 2 de peligrosidad.
Durante la mañana del lunes 11 de agosto siguen llegando las imágenes de los efectos de las llamas en Las Médulas y se demuestra cómo los puntos más turísticos se han visto arrasados: el Aula Arqueológica, miradores como el de Orellán (el más visitado), merenderos, bancos, señales y cualquier elemento distintivo del yacimiento arqueológico.
Pasaron horas hasta que la Junta de Castilla y León reconoció lo que los leoneses, y especialmente los bercianos, ya sabían: el yacimiento arqueológico había sufrido graves daños. Todo ello, después de que el consejero de Medio Ambiente, Suárez-Quiñones desmintiese en una comparecencia que se hubiesen producido daños tan graves. Sin embargo, las imágenes hablaban por sí solas.
Los incendios continúan arrasando durante el 11 de agosto (cuarto día de la oleada) miles de hectáreas de vegetación y poniendo en peligro a localidades. El humo llega hasta la ciudad de León. Durante la mañana del lunes se desaloja varias localidades del municipio de Priaranza del Bierzo por el incendio de Paradiña, que sigue en nivel máximo de peligrosidad junto con Yeres, Llamas de Cabrera y Castrocalbón.
Aquel día la provincia llega a acumular un total de 15 incendios forestales activos. Esa mañana, el máximo responsable del operativo antiincendios, el consejero Suárez-Quiñones, aprovecha una rueda de prensa para justificar su presencia en Gijón durante el trágico domingo en el que se calcinaba su provincia de origen para decir, respecto a la comida en la que participó después del acto institucional de la feria: “Tenemos la mala costumbre de comer a mediodía, una costumbre que algunos cumplimos”. “Comer es una obligación para estar en condiciones”, abundó.
Son tantos los incendios que se acumulan a lo largo y ancho de la provincia de León que el aire se convierte en uno de los más irrespirables de todo el continente europeo. El Índice de Calidad del Aire supera durante varios días los niveles tóxicos con 155, doce veces más que el valor de referencia anual recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
Lejos de mejorar, la situación se sigue complicando y al final de aquel lunes 11 de agosto miles de personas se ven obligadas a abandonar sus hogares al sur de León, debido a la cercanía de las llamas a varias localidades como Castrocalbón, San Esteban de Nogales o Pinilla de la Valdería.
Fue allí, en el incendio de Castrocalbón, donde murió el martes 12 de agosto la primera de las cuatro víctimas mortales que ha dejado la oleada de incendios, un voluntario de 35 años que se vio acorralado junto a otro compañero, que acabó falleciendo también más tarde a causa de sus graves quemaduras. La lista de fallecidos en tareas de extinción se amplió, tristemente, el 18 de agosto con la muerte de un conductor de una autobomba en Espinoso de Compludo, localidad perteneciente al municipio de Ponferrada, cuando se desplazaba a trabajar en un incendio desatado en El Acebo. La cuarta muerte llegó el 18 de septiembre, un mes después, cuando un hombre de 66 años falleció a causa de graves quemaduras provocadas por las llamas de un incendio en Veguellina de Órbigo.
Cerca de 110 localidades de la provincia tuvieron que ser desalojadas durante esa trágica oleada. A pesar de la gravedad, la Junta solo calcula una superficie afectada en la provincia de León de 82.439 hectáreas, mientras que los especialistas de Educación Forestal sitúan la cifra sobre las 110.000 hectáreas. Los cálculos anteriores de ILEÓN con Copernicus indicaban una superficie afectada por los incendios del verano de entre 110.000 y 120.000 hectáreas. Además, según el Registro de la Propiedad, resultaron dañadas 1.150 construcciones de todo tipo en los incendios.
Finalmente, la provincia de León acabó acumulando durante el verano hasta 13 grandes incendios forestales, muchos de ellos ya se habían originado durante esos días, pero hubo que sumar otros grandes incendios en Barniedo de la Reina, Garaño, La Baña o Canalejas. En estas primeras horas se encuentra el análisis casi forense que queda de una catástrofe que asoló la provincia y cuyas consecuencias, sociales, medioambientales y económicas, todavía perciben los leoneses, tres meses después.