“La gente de León tiene asco a la Junta”

Alejandro Valderías, en la librería Nobel, donde tuvo lugar la entrevista.

Isabel Rodríguez

Ratificado la semana pasada por la UPL como candidato a la presidencia de la Junta, Alejandro Valderas (La Bañeza, 1962) ya ha comenzado a preparar el ataque. El día que ileon.com se encuentra con él, acaba de entregar el diario de campaña para empezar a trabajar. Su obsesión por acompañar cada queja de una propuesta previamente estudiada marcará su camino hacia las elecciones, después de cuatro años distanciado de la política.

Ha sido nombrado Bañezano del año de 2010. ¿Se va a convertir en el leonés de 2011?

Espero que no, sería mucho. La verdad es que he recibido muchas felicitaciones, y se agradece.

¿Va a ser Alejandro Valderas quien consiga el Circuito de Velocidad?

Precisamente el otro día estuvimos reunidos para analizar cómo se va a entrar en el circuito, por qué carretera, cómo se coloca la rotonda... Estamos en ello y se hará lo que se pueda.

Cuando llegue a las Cortes, ¿qué es lo primero que va a hacer?

Lo primero que tenemos que hacer es adaptarnos, porque Otero lleva allí muchos años y los nuevos no tenemos las tablas de oratoria que él tiene ni la experiencia de hablar con la gente de Valladolid. Después, nosotros pretendemos que haya una autonomía diferenciada para el Reino de León y creo que el tratamiento que se le ha dado a Salamanca y Zamora ha sido muy escaso. Por otro lado, es muy evidente que la gente de León tiene asco a la Junta.

¿Por qué razón?

Es una entidad muy lejana, muy centralizada, muy poco cordial con la gente, sin ramificaciones en los municipios... Desconocemos esta administración y, entonces, cuando salen propuestas económicas para subvenciones, llegan muy pocas peticiones de León. Eso hay que cambiarlo, tenemos que hacer como los catalanes: no les gusta la formación de España, pero como haya un duro... lo piden. Y, por otra parte, mientras no tengamos autonomía, necesitamos que funcione ésta, que se descentralice. Y esto es algo en lo que creo que nos va a apoyar mucha gente porque hay una cosa clara: de las nueve provincias, ocho no están en Valladolid.

La Junta tiene que administrar un territorio pero nadie le obliga a crear una identidad

Hace unos días el procurador leonesista Héctor Castresana manifestaba que la autonomía para León era imposible, aunque él la seguiría apoyando. Un poco contradictorio, ¿no?

Una cosa es lo que uno piense que hoy puede suceder y otra es que en un país las leyes las hace, deshace y retoca el Parlamento. Nuestra Constitución es una de las más viejas de Europa y hay partes que ya están caducas, así que habrá que arreglarla algún día. Igual que el sistema autonómico se ha modificado dos veces y ahora Aznar propone una tercera reforma, ¿qué impide que en un arreglo de esos el Reino de León tenga autonomía? Claro que es posible.

Pero, ¿no cree que ese debate sobre el Estado de las Autonomías que ha abierto Aznar y que comparte Rosa Díez, será perjudicial a la hora de pedir una autonomía más?

La Unión Europea lleva años diciendo que el Estado de las Autonomías se administra mal y pide a España que arregle este gasto, pero ¿qué tiene que ver esto con el número de autonomías? El número no es el problema. El problema es otro, el 50% del presupuesto de Castilla y León se gasta en la ciudad de Valladolid y el resto se divide entre las nueve provincias.

¿Por qué sería positivo que León consiguiera su autonomía?

Cuando se crearon las autonomías se hizo para descentralizar el Gobierno madrileño que había centralizado Isabel II, pero resulta que Valladolid ha terminado haciendo lo mismo que Isabel II: quedárselo todo. A esto se añade que León entra en crisis económica hace 30 años cuando la Unión Europea impone limitaciones a la agricultura, a la ganadería, al carbón... y las subvenciones previstas para las zonas afectadas por estas imposiciones no llegan. La Junta distribuye los fondos, pero lo descuenta del presupuesto regional, así que nos está robando. Por último, dentro de los polos de desarrollo que creó Franco, el foco industrial de León nunca llegó a construirse. ¿Qué pasa con nosotros?

Supongo que será complicado llegar a las Cortes con toda esta artillería...

La UPL tiene varias funciones, algunas muy beneficiosas para la propia Junta. La primera es protestar, que a la Junta le viene bien porque le informa de lo que ha pasado. Por otro lado, si mantenemos que queremos una autonomía diferenciada, primero tenemos que pedirla, después planear que eso sea posible y, en tercer lugar, contar todo lo que nos venga en contra.

El Ayuntamiento de León es como un pozo lleno de culebras

¿Como los libros y cómics que enseñan una historia de Castilla y León?

La Junta tiene que administrar un área mientras exista, pero nadie le obliga a crear una identidad para ese territorio, así que lo hacen voluntariamente. Quieren crear castellanoleoneses y, de repente, te enseñan que un señor que vivía en Atapuerca hace doscientos mil años era castellanoleonés. Como mucho era homosapiens y, casi seguro, africano, pero castellanoleonés desde luego que no. Hay que recordarles cosas que se les olvidan.

¿Le servirá lo que aprendió de su experiencia en el Ayuntamiento de León?

El Ayuntamiento de León es como un pozo lleno de culebras, en el sentido de que tiene muchos problemas heredados que no hay por dónde tocarlos. Lo primero que me dijeron al llegar es que lo único que había que hacer era pagar las facturas pendientes. Para eso no necesitan concejales. Aprendí lo que nadie quiere aprender, que vas a servir hasta que termines, y luego, si hay suerte, haces algo que te apetezca, pero a lo que vas es a servir.

¿Es la mala gestión el principal problema del Ayuntamiento?

El principal problema del Ayuntamiento de León tiene nombre: Juan Morano, un señor que reinó hace muchísimos años y embarcó al Ayuntamiento en unas deudas horrorosas de las que no hemos salido, además de duplicar la plantilla sin garantizarles una seguridad.

La última vez que probó suerte en la política, iba detrás de Abel Pardo en las listas. ¿Se siente ahora rescatado?

En aquellas elecciones esperábamos mejores resultados, entre cuatro y cinco procuradores, pero sólo conseguimos tres. No fue despreciado, fue mala suerte, pero no pasa nada, a veces se agradece un descanso y he aprovechado para escribir cuatro libros en cuatro años.

¿Cuáles son las expectativas para mayo?

Este año es más difícil saberlo porque el voto estará muy disperso debido a la elevada desconfianza en los políticos.

Una confianza que se debilita más entre los jóvenes.

La gente de una cierta edad está muy desencantada con la política porque piensa que la política tiene que ver con la economía. El político es tu representante, no tu gerente. El que lleva lo que tú le quieras decir al sitio que tenga que llevarlo para que todos vivamos mejor, pero no es el encargado de que tu casa valga más, te puedas comprar un coche mejor y tengas un buen empleo. Los jóvenes hace décadas que no se movilizan, no votan, no leen los periódicos y piden que les den un empleo, un coche, una casa, cuando lo que tendrían que pedir es mejor formación, transporte más barato, acceso a la cultura... Normalmente demandan cosas imposibles, pero se les puede dar mucho.

Aunque no haya encuestas claras, ¿cuáles son sus objetivos para las elecciones?

La vez anterior conseguimos 2 en Valladolid y 3 en León capital. Ésta no debería ir peor. Y tenemos tres meses de campaña para mejorarlo.

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