Tricicle llena el Auditorio

Auditorio de León

Tricicle llenará este miércoles el Auditorio, tras agotar las entradas, con su interpretación de 'La venganza de Don Mendo', la obra de Pedro Muñoz Seca que mejor ha resistido el paso del tiempo. Estrenada en 1918, es desde entonces uno de los paradigmas del astracán (o astracanada), género que reúne la tradición del teatro en verso y de la parodia. La versión que veremos mañana en el Auditorio está firmada por Paco Mir y dirigida por Tricicle. Y como protagonista, el gallego Javier Veiga. Un actor con mucho recorrido teatral aunque es más conocido por el gran público por su participación en los monólogos de '5hombres.com' o en el programa televisivo 'El club de la comedia'.

Veiga interpreta a Don Mendo, un noble arruinado que tras un desengaño amoroso con la coqueta Magdalena jura venganza de la afrenta. Esto da pie a una historia de engaños y tropelías situada en la época medieval, aunque los integrantes de Tricicle la han adelantado dos siglos. La función acaba en un divertido baño de sangre en el que “muere hasta el apuntador”.

En la obra participan once actores que interpretan los veinticinco personajes. 'Don Mendo' está repleta de gags y de chistes, recordando irremediablemente a la versión que protagonizó el desaparecido Fernando Fernán Gómez. En ésta, se nota la mano del trío catalán. Tricicle la ha reducido, limando un lenguaje del que se han eliminado referencias directas a hechos de la época y vocablos en desuso hasta quedarse en una hora y cuarenta minutos. Según Paco Mir, “hay bromas en la versión clásica que no se entenderían hoy en día, así que hemos recortado lo superfluo, adaptado chistes y dialogando más las escenas, de forma que el espectáculo tenga una visión Tricicle”. Pero aunque han reducido cincuenta minutos, “la obra no tiene desperdicio porque es una perfecta sátira del mundo y de ciertas formas intelectuales”.

Cuentan los integrantes de Tricicle que 'La venganza de Don Mendo' “puede ser víctima fácil de apreciaciones precipitadas porque el argumento no es nada original, ya que los personajes son arquetipos y porque, en general, la obra tiene un aspecto paródico que lleva a pensar en una improvisación muy afortunada”. Pero, según Paco Mir, esto no es así y se muestra seguro de que “Pedro Muñoz Seca, entre los vasos de leche que tomaba para calmar la úlcera que le martirizaba mientras escribía esta obra, rompió más de un folio para encontrar siempre la rima y la métrica adecuadas para cada ocasión”. 

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