A la tercera va la vencida

Es difícil haberse olvidado de la imagen del Rajoy emocionado de 2008, cuando tras el recuento salía al balcón de Génova acompañado por su mujer y otros miembros del partido para anunciar que, por segunda vez, había perdido las elecciones generales. Y reconocer que, por segunda vez también, Zapatero había conseguido superarle en número de escaños (167 del PSOE frente a 155 del PP).

Era la segunda decepción del hombre que José María Aznar había señalado como su sucesor, pero este domingo se ha encargado de borrar de un plumazo sus dos intentos frustrados para sustituirlos por la victoria aplastante que lo lleva con mayoría absoluta a la Presidencia del Gobierno. Y que quede para el recuerdo, le ha plantado un besazo a su señora en el balcón de Génova en homenaje a los 186 escaños que hoy le han dado la mayoría absoluta.

A la tercera va la vencida. Rajoy ha hecho bueno el dicho -ya lo hicieron en su día González y Aznar- y devuelve el poder al PP después de más de siete años en la oposición. La perseverancia ha sido su principal arma, pues volviendo al balcón de Génova de aquel 2008, el “adiós” con el que se despidió abrió paso a las habladurías sobre su continuación como líder del partido. El se encargó de aclararlo días después. El líder se quedaba, y lejos de agachar la cabeza por haber perdido la oportunidad de acceder a Moncloa se marcó el reto de hacerlo ocho años después.

No ha tenido que esperar tanto. La convulsa situación internacional por la crisis económica le ha llevado a la Presidencia antes de tiempo debido al adelanto electoral decidido por Zapatero el pasado mes de agosto.