Los socialistas buscan recomponerse tras lo sucedido en Ponferrada

Foto: César Sánchez.

Antonio Vega

El desapacible domingo que estrenaba la capital berciana esperaba una solución al dilema que la dirección provincial y Samuel Folgueral tenían desde que Rubalcaba pidió el viernes la marcha atrás en la moción de censura, una vez consumada, y tras reiterarlo en una entrevista en Telecinco como símbolo de fuerza. En horario de máxima audiencia lo dijo claro “o el partido o la Alcaldía”, rompiendo así en mil pedazos la operación que en el PSL confiaban para ir recuperando el poder en la provincia.

La disyuntiva no dejaba demasiado margen para la imaginación y a la llegada de los cargos socialistas a la sede de UGT, donde se celebraba su congreso berciano, la seriedad se imponía en los rostros que esperaban el anuncio público de una decisión que ya era rumor desde primera hora.

El líder provincial socialista, Tino Rodríguez, esquivaba las preguntas de los periodistas confirmando que se seguirían las directrices de Rubalcaba pero que él apoyaba “personalmente” en todo a Samuel Folgueral, convertido ya en una estrella mediática, a la que televisiones y medios nacionales buscaban para entrevistar. Un apoyo que evitaba el político para quizás no unir su suerte a la de su hasta esas horas número dos en el Partido Socialista de León.

A Tino se unió el recién elegido secretario comarcal berciano, Gerardo Álvarez Courel, que también se ocupó de matizar lo de “personal” en su apoyo a Folgueral. Hasta el propio congreso aprobó una resolución de apoyo que deja en ridículo a Rubalcaba y dudas sobre si al participar algunos de los dimisionarios se debería volver a realizar el congreso.

La decisión de Folgueral

A mediodía se filtra la decisión de Samuel Folgueral de dejar el PSOE, y aunque había dudas de si le acompañarían los concejales –tal y como sucedió en Benidorm en un caso similar- si se sabía que todos eran una piña con el nuevo alcalde y que las decisiones de las ejecutivas autonómica y federal no iban a cambiar la percepción interna de que las cosas se habían hecho bien.

“La culpa de lo sucedido la tiene Rubalcaba”, era una de las frases más recurrentes que salía de la boca de casi cualquier alto cargo del PSOE leonés y berciano, que lamentaban el espectáculo mediático vivido desde el viernes pero que insistían en que la federal conocía todos los detalles y aprobó la moción, “sólo tenían que haber avisado 10 minutos antes y todo hubiera cambiado, no horas después” se lamentaba un miembro de la dirección provincial.

La autocrítica por pactar con el condenado por acoso sexual Ismael Álvarez aparecía entre líneas en las filas socialistas, mucho más preocupadas por lo sucedido en su casa que por el impacto público del pacto con el IAP. Para ellos, lograron que Álvarez dimitiera y por eso todos deberían estar satisfechos, por conseguir una alcaldía y que el polémico acosador abandonara la vida pública.

Samuel Folgueral anunciaba a las 16:30 h. en una abarrotada rueda de prensa que con su decisión, y la de sus concejales, el PSOE se queda sin representación en el Ayuntamiento de Ponferrada desde el inicio de la democracia. El resultado fueron lágrimas entre sus concejales y militantes ponferradinos, que paradójicamente aplaudieron la decisión de Samuel de abandonar el PSOE en un congreso comarcal del PSOE.

La situación del PSOE

Lo que sí reconocían todos los socialistas era el importante daño a la imagen del partido, ya verbalizado por José Antonio Díez, secretario de la ciudad de León, que ha causado la moción de censura y la posterior petición de marcha atrás de Rubalcaba.

La gestión de la moción ha puesto contra las cuerdas al propio Rubalcaba, al que ayer pedían la dimisión varios militantes impidiendo a su enviado Julio Villarrubia terminar sus declaraciones a la prensa. Óscar López y Tino Rodríguez son los otros dos grandes perjudicados, aunque había quien apuntaba a una operación contra ellos el resultado final de la moción, lamentando además que Folgueral fuera quien encabezó la lista leonesa que le apoyó en el congreso de Sevilla frente a Chacón. Algo que no se le olvidó recordar públicamente al alcalde de Ponferrada.

El papelón más inmediato lo tiene ahora la agrupación socialista de la capital berciana, de unos 200 militantes, y que ahora se ve obligada a hacer oposición a los concejales no adscritos cuando buena parte de sus militantes apoyaban la moción. Complicada en especial es la situación de la diputada Helena Castellano, secretaria general de la agrupación, y valedora también de la moción. Algunos hablan de crear una gestora en la agrupación, que históricamente ha estado dividida en bandos irreconciliables y que parecía encontrar ahora la estabilidad.

La situación del PSL-PSOE necesitará seguramente unos días de reposo y descanso para analizarse, pero parece complicado que las turbulentas aguas en las que ha navegado este fin de semana se calmen.

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