Rey de León

Rey de León y Rey de España. Así se ha dirigido siempre a Juan Carlos I la formación política regionalista Prepal, presidida por Francisco Iglesias Carreño. Pero lo cierto es que la relación con la provincia leonesa ha sido dilatada en el tiempo. Una de las imágenes más recordadas es la de la visita de sus majestades, ya que le acompaña doña Sofía, a la ciudad de León; aquella instantánea en la que los reyes 'se despachaban' unas buenas sopas en cuenco de barro, como mandaban los cánones de una época en la que el eslogan de la provincia era “León, truchas y porrón”.

Años antes, en abril de 1962, los todavía entonces Príncipes de Asturias habían acudido a otra jornada intensiva que les llevó, entre otros lugares, a las instalaciones de la fábrica de Antibióticos, que hoy saluda la noticia con tres meses de acampada de protesta de los trabajadores enmersos en el fin de esta importante factoría.

Bastón de la Alcaldía en 1984

En octubre de 1984, Juan Carlos I presidió en Busdondo los actos oficiales de la celebración del centenario de la línea ferroviaria entre León y Asturias, junto a doña Sofía y la infanta Elena. Al final de esa jornada, llegado ya a la capital leonesa, fue recibido en la estación de León por el alcalde, Juan Morano, que le entregó el bastón de mando de la Alcaldía de León entre muestras de cariño y otros detalles, como un pañuelo de seda bordado en oro proveniente de un traje regional berciano que sumaba también un siglo.

Son muy recordadas las visitas personas que Juan Carlos I a la Montaña Oriental leonesa, en concreto a las inmediaciones de Riaño y Mampodre, para participar en batidas de caza de lotes subastados siempre bajo la sospecha de que algunas de las piezas acabarían siendo ofrecidas a la Casa Real. Los rumores de su presencia en Riaño más de una vez estaban bien encaminados y se le pudo ver en más de una ocasión dispuesto a participar en una de sus aficiones favoritas, la caza.

Tres 'inauditos' días en el Bierzo, septiembre de 1999

Pero no menos llamativa fue su visita de tres días (algo nada habitual) de los reyes de España a la comarca del Bierzo, en septiembre de 1999, en la que tuvieron tiempo para conocer con detalle algunos de sus parajes más celebrados, por supuesto Las Médulas, y para cuya ocasión se llegaron a asfaltar lugares que hasta entonces aún no sabían lo que era una calle o una carretera sin tierra. La última visita real a la comarca fue la de Isabel II en 1858.

El Rey aprovechó la visita para trasladar a los bercianos que “sufría” por los problemas de la comarca e invitó a todos los bercianos “a transformarla”, en un multitudinario acto en la plaza de Fernando Miranda el 14 de abril de aquel año. El País informaba entonces que el rey animó a todos los habitantes del Bierzo a “emprender un camino de transformación de la comarca”, sin desfallecer “ante las dificultades”. “Las conocemos y las sufrimos con vosotros. Entre todos tenemos que encontrar el modo de rodearlas y buscar el cauce por el que puedan llegar a resolverse y aun convertirse, con ingenio y constancia, en punto de partida de soluciones imaginativas y viables”, dijo.

Esas declaraciones hicieron buenos los comentarios de que la inédita y dilatada presencia regia se pareció mucho a la realizada por Alfonso XIII a Las Urdes. El recorrido les llevó por los municipios de Puente de Domingo Flórez, Carucedo, Borrenes, Toreno, Cubillos del Sil, Molinaseca, Cacabelos y Torre del Bierzo.

1100 aniversario del Reino de León

La última vez que la agenda real le trajo por la capital fue en diciembre de 2010 con motivo del 1100 aniversario del Reino de León, en el que el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, entregó a los monarcas la Medalla de Oro de Castilla y León en reconocimiento de los “méritos en la historia de España”.

El monarca manifestó que en el Reino de León se ha producido «una versión incipiente de la democracia representativa» y ha aludido al «espíritu de convivencia y el afán de modernización» que por entonces reinó. Ésta ha sido una de las «claves de la construcción de la España democrática», que se ha edificado en torno a la Constitución actual, dijo durante su discurso, recordando las primeras Cortes de 1188, cuando «la curia regia se transformó en unas Cortes, novedosas y abiertas a la voz de los ciudadanos», convocadas por Alfonso IX. Y destacó la vocación de unidad que reinó entonces y que es otra de las tendencias que han marcado la voluntad de integración que ha perdurado a lo largo del tiempo.