Los retos del nuevo 'sheriff' provincial

Juan Carlos Suárez Quiñones Nuevo subdelegado

Antonio Vega

Los subdelegados del Gobierno son esa figura simbólica que en la actual España autonómica sirven para recordar que existe un gobierno en Madrid que, se supone, vela por los intereses de todos los ciudadanos del Estado. Los subdelegados heredaron quehaceres en 1997 de los Gobernadores Civiles, polémico nombre para la figura de representación del Estado por el recuerdo de sus funciones durante el franquismo. El gobierno de Aznar de entonces acordó su conversión al más políticamente adecuado “Subdelegado del Gobierno”, le quitó algunas competencias para pasarlas a los Delegados del Gobierno en cada autonomía y el resto siguió igual.

Una de las funciones del Subdelegado es dirigir los cuerpos de seguridad del Estado

Entre las competencias atribuídas están la de ejercer, por delegación, “la protección del libre ejercicio de los derechos y libertades, garantizando la seguridad ciudadana, todo ello dentro de las competencias estatales en la materia. A estos efectos dirigirá las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la provincia” y “la dirección y la coordinación de la protección civil en el ámbito de la provincia”. Es decir, lo más parecido a la figura anglosajona del Sheriff que tanto juego ha dado en el mundo cinematográfico y literario. Además tiene otras funciones de coordinación entre instituciones y representación del Estado.

Juan Carlos Suárez-Quiñones posee uno de esos currículum apabullantes que son bastante frecuentes en esa casta constitucional que es el mundo de la judicatura en España. El grueso de su carrera judicial se ha desarrollado en León, donde también se licenció en Derecho, y ha pasado por prácticamente todas las instancias judiciales desde la Primera hasta el Superior de Justicia, pero lo más relevante era que ejercía el Decanato de los jueces leoneses desde 2002. Un cargo que le permitía mantener un perfil público moderado, es decir, ser conocido pero no lo suficiente como para exponerse a ser criticado.

Lo llamativo de su nombramiento radica en el perfil conservador que ostenta Suárez-Quiñones, como si el gobierno del Partido Popular haya querido nombrar a un “duro” como jefe policial en la provincia, por si los tiempos se ponen malos socialmente hablando como ya ha predicho el presidente Rajoy. En su intensa vida profesional cuenta Suárez-Quiñones con altas distinciones de la Policía, la Guardia Civil o la Policía Local de León.

Su nombre se rumoreó después de las Municipales para ocupar un cargo en la Diputación

Su designación ha recibido las correspondientes loas de bienvenida del partido que le ha nombrado, aunque en círculos progresistas de León se cuestionan su idoneidad por la pirueta de pasar de la judicatura a la jefatura policial.

Lo cierto es que Suárez-Quiñones pasa del mundo judicial al político con un alto grado de atrevimiento, ya que algunos de los saltos similares más llamativos no han acabado precisamente bien, o que le pregunten al juez Garzón. Ya antes de las elecciones municipales era vox populi el rumor de que podría ir en las listas municipales a León o ejercer un cargo de responsabilidad en la Diputación; poco antes de las generales se hablaba de él como posible cargo en el ministerio de Justicia y al final ha acabado dependiendo del Delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano.

Sólo el tiempo dirá si este importante salto de Suárez-Quiñones es el inicio de una carrera política prometedora, inteligencia y elegancia no le faltan, pero de momento los ciudadanos examinarán su gestión de seguridad y coordinación de las políticas del gobierno central. De la sede de los Juzgados de León a la de la Subdelegación del Gobierno hay un paseo andando, pero de cara a la ciudadanía hay un mundo, el real.

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