En León, el debate fue como un derbi

Comienza el debate en la sede del PP.

Marta Cuervo/Milena Pasetti

Con nervios al principio, risas durante y la satisfacción de considerar ganadores a sus respectivos líderes al final, los candidatos y militantes del Partido Popular y el Partido Socialista siguieron el debate entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy en sus respectivas sedes partidarias.

Los socialistas, reunidos en su sede, siguieron atentos el debate, con murmullos en general durante las intervenciones de Rajoy y absoluto silencio cuando Rubalcaba tomaba la palabra.

En la sede del Partido Popular pasaba algo similar, pero al revés. Silencio sepulcral en algunos momentos, y muchas interpelaciones a la televisión, como si Rubalcaba pudiese escucharles. O no, porque en realidad no faltaron algunos calificativos como “payaso” y “sinvergüenza”.

Miguel Ángel Fernández Cardo analizó durante el primer descanso del cara a cara que estaba quedando claro que “sí hay quien conoce España y es consciente de sus problemas, que es Rubalcaba y una persona enfrente, Rajoy, que encima va primero en las encuestas que no sabe ni con quien está debatiendo. En realidad parece que se ha quedado enganchado en el año 2004 cuando perdió las elecciones”. “No se conoce el programa ni sabe explicarlo, no se atreve a decir lo que en realidad va a hacer con este país en caso de que gane las elecciones”, ha sentenciado.

En el Partido Popular prefirieron esperar hasta el final. Fue el candidato al Congreso, Alfredo Prada, quien se encargó de las valoraciones. “Hemos visto al pasado, que es Pérez Rubalcaba, frente al futuro, que es Mariano Rajoy. La insidia frente a la realidad y las propuestas para salir de la crisis. Hemos visto al próximo presidente del Gobierno, que es Mariano Rajoy, quien ha estado muy correcto en el debate”.

Por su parte, Alonso, a la finalización del debate ha puesto en evidencia la insolvencia de Rajoy. “Rubalcaba es un candidato mucho más seguro y más solvente que Mariano Rajoy porque ha dejado claro que tiene ideas y propuestas”. Además, ha criticado que el PP “las está ocultando seguramente porque va a ha realizar fuertes recortes sociales en sanidad en educación, prestaciones por desempleo, pensiones y dependencias”. “Rajoy no ha podido rebatir porque todos sabemos que es por donde van a ir en el futuro”, ha concluido Alonso.

Las equivocaciones

Al principio, cuando los nervios todavía jugaban un papel importante y la incertidumbre sobre el resultado final era evidente, las equivocaciones de Mariano Rajoy cayeron como un cubo de agua helada entre los militantes del PP. En la sede del PSOE uno de los momentos clave: cuando Rajoy se confunde, en hasta dos ocasiones, y llama a su adversario José Luis Rodriguez Zapatero.

También cuando Rubalcaba se dirige a Rajoy preguntándole que si realmente le interesan las inversiones en Sanidad “por qué no aparecen en su programa” y el líder del PP responde: “¿Qué insinúa usted con esto?”. También los titubeos (“eeeee... aaaaa”) de Rajoy fueron motivos de burlas entre los afiliados y simpatizantes del PSOE.

En el PP, buena parte del protagonismo de la noche estuvo en manos de la presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco. Fue la más “activa”: se levantó en varias oportunidades y estuvo permanentemente “hablando” con el oponente de Rajoy. “Qué cansino con el programa”, repetía cada vez que Rubalcaba citaba las propuestas populares. Uno de los momentos más hilarantes se produjo cuando Carrasco se anticipó a Rubalcaba y adivinó, casi incluso en el número de página, que el candidato socialista citaría nuevamente el programa. Estallaron las risas entre los presentes.

“Rajoy está nervioso”, comentaron algunos de los socialistas. “Rubalcaba duerme”, apuntaban los populares. En ambas sedes se seguía con atención los comentarios sobre el debate en las redes sociales. Hasta se animaron a reenviar algún que otro “tweet” de ileon.com, único medio de León que hizo un seguimiento en vivo del debate.

En ambas sedes el final del debate provicó aplausos. De a poco, las sedes se fueron vaciando. Cada uno se fue convencido de que habían ganado. Las encuestas de hoy les darán o no la razón.

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