Herrera asegura que la Sanidad será la gran beneficiada del nuevo déficit

Juan Vicente Herrera. Autor: Eduardo Margareto / ICAL

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El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, aseguró que la Sanidad será la gran beneficiada del nuevo margen de déficit que se fije para Castilla y León desde el Ejecutivo central, ya que ese área aglutina “más de la tercera parte del gasto público de la Comunidad” y es un objetivo prioritario y “una obsesión” para la Administración autonómica. En una entrevista que publica en su edición de hoy 'Diario de Burgos', Herrera muestra además su confianza de que, “si no es en el segundo trimestre, en el tercero” la economía de la región disfrutará de “un pequeño crecimiento”.

Cuestionado sobre otras decisiones que puedan verse afectadas por el futuro reajuste del objetivo de déficit, destaca que “en materia tributaria, lo único que tenemos claro es que actuaremos con un nuevo beneficio fiscal sobre el tramo autonómico del IRPF y en su caso también en el de sucesiones y el de actos jurídicos documentados para los procesos de creación de nuevas empresas”. Según adelantó la Junta tiene previsto incorporar al próximo presupuesto esas bonificaciones para los procesos de adquisición de acciones o participaciones de nuevas sociedades que se constituyan en Castilla y León“.

En la extensa entrevista, el líder del Gobierno autonómico asegura que “a esta crisis tan enorme no le podemos aplicar la misma receta de recuperación que a las anteriores”, ya que “se ha destruido tanto empleo de autónomo, tanta microempresa, que en cuanto exista un rayo de esperanza de que esto comienza a mejorar, que se facilite un poco el crédito y se les trate un poco mejor desde el punto de vista fiscal, se puede producir un pequeño empujón que permita la creación de empleo”. “Ahora hemos culminado cuatro meses seguidos de reducción del paro registrado y no es poco. Estamos hablando de casi 17.000 desempleados menos en Castilla y León. Es un buen dato pero hay que tener en cuenta que hay 233.000 parados en la comunidad, que son 262.000 según la EPA”, reflexiona con espíritu crítico.

En su opinión, “desde un punto de vista macroeconómico hay datos que indican que alguna de las bases de la economía se están saneando”, y manifiesta su esperanza de que “más pronto que tarde, toda la reconversión del sistema financiero tiene que traducirse en una normalización del crédito”. “No podemos hablar de salida de la crisis hasta que no haya creación de empleo. Ahora bien, la creación de empleo es la consecuencia del crecimiento económico y este no se produce si la economía no tiene sus bases sanas. Pero estamos avanzando, y algo se percibe”, añade al respecto. Así, alude a dos sectores capitales para la autonomía, como el sector agroalimentario (que según sus palabras “está aguantando”) y la industria automovilística, “el primer sector que ofreció hace cinco años un semáforo rojo que nos indicó que algo horroroso iba a ocurrir, y que hoy, sin embargo, protagoniza la buena noticia de España y de Castilla y León”.

Relación con el Gobierno central

A lo largo de la entrevista, Herrera desliza en varias ocasiones la compleja relación mantenida con el Ejecutivo central, que preside Mariano Rajoy, y llega a segurar que lo que le “duele” es “que este Gobierno no vea a un Gobierno autonómico como el de Castilla y León, que se mueve en el plano de las buenas maneras y de la lealtad aunque sea reivindicativo, como parte del Estado”. “Lo que queremos es ayudar, y ha habido áreas del Gobierno central en el último año y medio que no han tenido sensibilidad para verlo”, resume crítico aludiendo a materias como el carbón.

Analizando la visión del Estado autonómico que promueve “la opinión pública, sobre todo la publicada en la capital del Reino”, subraya que “para algunos, los poderes territoriales se han convertido en sinónimo de molestia, cuando no en los responsables directos de la crisis”. “Hay muchos que abonan una doctrina recentralizadora, con la que, por cierto, no se compensan las tensiones soberanistas que otros están planteando, y eso determina una conflictividad natural. Ver ya por principio como sospechosa una posición crítica, de aportación y de defensa es algo que me saca de mis casillas. Después de 25 años de trabajo autonómico no lo puedo entender. Somos los primeros que estamos ahí cuando se nos pide”, lanza.

Además, cita a su predecesor en el Ejecutivo autonómico, Juan José Lucas, para recordar que “España no se acaba en el Paseo de la Castellana” y sentenciar con dureza: “A mí esa falta de valoración de las autonomías me duele especialmente. Nosotros no somos simplemente felpudos o alfombras rojas para que desembarquen ministros del Gobierno. Aquí hay muchos problemas y nosotros estamos conviviendo con ellos. Y junto a nosotros, los alcaldes y concejales que hacen la política de trinchera. Si eso molesta, si eso es un incordio, que se aguanten, porque forma parte del sueldo que les pagamos todos los españoles. Nuestra obligación es decirlo con educación pero con firmeza, y también en los despachos”.

En ese sentido, sí aclara que el hecho de que él manifieste su “insatisfacción en algunos aspectos de la relación del Gobierno de la nación con Castilla y León”, no significa que no se sienta “muy implicado y muy militante”. “Me siento muy cerca del presidente Rajoy, que tiene una misión histórica”, sentencia.

En su defensa de la labor de las autonomías, recuerda que “la mayoría de las comunidades ha cumplido” con los objetivos de déficit impuestos por el Gobierno central, y reclama que el reparto que se haga tras la flexibilización ofrecida por Bruselas “ no perjudique a quienes hemos cumplido”. Así, explica que no se arrepiente de haber hecho el esfuerzo preciso para reducir el déficit de la Comunidad hasta el 1,42, por debajo del 1,5 marcado como objetivo, y apuntó que “ese esfuerzo le ha servido a Castilla y León para tener un cierto crédito en las entidades, lo que le permite financiarse sin necesidad de acudir a los instrumentos extraordinarios que puso en marcha el Gobierno de la nación”.

La reforma local

También incide el presidente en un espíritu notablemente crítico contra la ley de reforma de la administración local, una normativa que “afortunadamente es sólo un borrador”. “El diseño planteado lo han hecho desde un despacho de Madrid sin tener ni idea de la realidad. Estamos de acuerdo en que los ayuntamientos tengan que cumplir los preceptos de estabilidad económica y financiera, que tengan que tener aprobado su presupuesto y que tengan que justificar el cierre de sus cuentas, pero dándoles los instrumentos para hacerlo”, esgrime.

Herrera recalca que, “con carácter previsor”, la Junta planteó su propio modelo de ordenación, que “pretende dar una respuesta voluntaria a los problemas de los ayuntamientos”, algo que él estima “mejor que vaciarles de contenidos y competencias para depositarlas en una administración superior”.

“Lo que sí vacía de sentido el carácter municipalista de una tierra como ésta, en la que a la extensión se le añade la dispersión territorial, es dejar convertidos a los alcaldes es una especie de reina de las fiestas durante cuatro años. Me resisto a eso, entre otras cosas porque eso sólo puede diseñarlo alguien que no tiene ni idea de lo que significa el municipalismo en nuestro medio rural”, subraya. Así, defiende a los alcaldes de pequeños municipios, que “están 24 horas al día los 365 días del año a disposición de sus vecinos y sin cobrar un euro”. “Los alcaldes rurales son un especie a proteger.

Además, sobre el papel de las diputaciones, recuerda que en el pacto sellado en octubre con el PSOe no se habló en ningún momento de “meter mano a las diputaciones”, sino de “modernizarlas y mejorar el servicio a los pequeños municipios”. “Hablábamos incluso de explorar fórmulas para la elección directa y no en segundo grado de los diputados provinciales, eliminando en cuanto se detecten las duplicidades con las comunidades autónomas, pero manteniendo la esencia de lo que deben ser las diputaciones: una especie de ayuntamiento de ayuntamientos”.

El cierre de Garoña

Sobre el cierre administrativo de la central nuclear de Santa María de Garoña, que se hizo efectivo la pasada madrugada, Herrera manifestó que pese a que “hay motivos para desconfiar”, él mantiene la esperanza en que “la voluntad, inequívocamente expresada en tantas comparecencias públicas por quienes tienen en su mano la decisión de que continúe o no, impida que finalmente que se cierre”. “No entendí la decisión política inicial del anterior Gobierno de la nación. No he entendido nunca a la empresa, me parece un disparate, me parece que no han jugado con cartas limpias y leales. Fueron los primeros en convertir Garoña y todo lo que engloba Garoña, que para nosotros es sobre todo el mantenimiento de mil puestos de trabajo, en moneda de cambio para presionar. Si Garoña era rentable anteayer, no sé por qué no lo era hace un año, cuando comenzaron todas las dudas y se dejaron pasar determinados plazos”, detalla.

Asimismo, se muestra crítico como cómo está gestionando este asunto el Ministerio de Industria, censurando “la opacidad y la falta de confianza en un Gobierno, no sólo amigo, sino sobre todo leal, como es el de Castilla y León”. “A mí me constan los esfuerzos del Ministerio de Industria para poder reconducir la situación desde la legalidad y poder propiciar una prórroga para Garoña, pero no porque desde el Ministerio me lo hayan transmitido en el día a día. La falta de comunicación es tan apabullante como inexplicable”, remata.

“Existiendo el elemento de seguridad al que todos nos hemos remitido y estando en juego mil empleos, cerrar la central sería un capricho”, sentencia, para a continuación añadir que “si llegaran a confirmarse los peores presagios, estaríamos ante un caso gravísimo de falta de responsabilidad empresarial, porque en la base de todo están unas decisiones empresariales erráticas que han utilizado el pretexto de Garoña en relación a otros enfrentamientos, otros enojos o a otros intereses ante el Gobierno de la nación, y en segundo lugar un fracaso político”.

Además, lamenta que en la evolución de la situación no ha primado lo verdaderamente importante, “la actividad y el empleo, por encima de cualquier otra controversia con el Gobierno”, y calificó de “disparate” que, pudiendo prolongar la vida útil de la central, “se ponga en 'stand by'”, principalmente por la situación a la que abocan a las mil familias afectadas, a las que transmitió que desde la Junta se seguirá “luchando por apoyar a empresas y empresarios que generen puestos de trabajo en ese entorno”.

El carbón y la PAC

Interrogado sobre la situación del sector del carbón, Herrera esgrime que “nuestro carbón está muy condicionado por dos decisiones europeas que se adoptaron en el año 2010 con el beneplácito del Gobierno de la nación y que suponen el fin de las ayudas públicas para que las térmicas consuman carbón autóctono y para que las empresas mineras sigan produciéndolo”. “Lo lógico es que el Ministerio de Industria, cuando nosotros percibimos que la situación es insostenible y que está provocando enormes problemas sociales, económicos y familiares, no lo vea como una ofensiva territorial”.

Y respecto a las tensiones surgidas entre la consejera de Agricultura y Ganadería, Silvia Clemente, y el ministro del ramo, Miguel Arias Cañete, explica que “el mayor desencuentro está relacionado con determinados pagos relacionados con el plan de desarrollo rural de Castilla y León”, donde el Ministerio le comunicó al Gobierno autonómico que, teniendo satisfechos todos los pagos correspondientes al año 2012, “dificultades de liquidez le limitan en un primer estadio al pago del 40 por ciento de lo que tendría que ir aportando a lo largo de 2013”. “Vamos a seguir trabajando para que no se pierda ni uno de los más de 760 millones de fondos Feder que tenemos comprometidos hasta 2015”, anunció.

Asimismo, resalta que “la nueva PAC va a ser positiva para los agricultores de España y de Castilla y León”. “A este Gobierno hay que agradecerle que tras una mala noticia, como fue la negociación del nuevo presupuesto europeo para 2014-2020, en la que las cifras descendieron por primera vez, se logre mantener a España como receptora neta de recursos”.

La sucesión

Otra de las cuestiones que centran el desarrollo de la entrevista es la posibilidad de que el presidente autonómico abandone el cargo una vez concluya la actual leguslatura en 2015, una fecha en la cual Herrera llevará catorce años al frente de la autonomía. “No me he atrevido a practicar, como otros, el ejemplo de estar solo dos legislaturas, pero catorce años es mucho tiempo. Y desde luego, desde el punto de vista personal, a esos catorce años hay que añadir diez previos donde también estuve trabajando en el proyecto autonómico como secretario general de Hacienda, primero, y luego como portavoz del grupo popular en la Cortes. Así que van a ser mis bodas de plata autonómicas”.

Tras manifestar que “la renovación en política no tiene por qué empezar siempre por la base” y que, “en algunos casos también tendrá que producirse por la altura”, asegura que “en el 2015, seguramente estaremos navegando, afortunadamente, con otros vientos, con otras perspectivas, y empezaremos a ver oportunidades”. “Los políticos debemos asumir que en algún momento llega el punto final y no pasa nada y que alguien vendrá que lo hará mejor y podrá, desde el primer día, poner las fuerzas físicas que tú ya no tienes. En política, como en la vida, la experiencia no es todo, porque según eso no se renovaría nunca nada y esto parecería un papado permanente”, comenta.

En esa línea, destaca que, “afortunadamente, el PP en Castilla y León tiene varias personas, mujeres y hombres, de primera línea, que pueden ser unos perfectos líderes de la Región”. “Ésta sería una tierra maravillosa para celebrar unas primarias y además a nadie se le movería el flequillo. Voluntariamente habría dos, tres o seis personas que se presentasen y los afiliados decidirían. Pero el PP tiene sus fórmulas y éstas son los comités electorales, que en unos casos proponen y en otros deciden y es una fórmula tan democrática como cualquier otra. Pero el partido está tan sano, tan fuerte y tenemos una gente tan formidable que no pasaría nada, sería un experiencia preciosa. Pero no quiero improvisar. Lo único que digo es que la fortaleza es tal que aquí la militancia se movilizaría y, desde luego, los candidatos no elegidos se pondrían inmediatamente de lado del designado. Pero eso se resolverá en sus momento, como se resuelven estas cosas”, argumenta.

Cuestionado sobre su futuro en caso de abandonar el puesto tras la conclusión de su mandato actual, el presidente destaca que en 2015 tendrá 59 años y “hay vida después de la política”. “Hay mil cosas en las que ser útil. Como eso no está en mi mente, yo no voy a aprovechar esta entrevista para anunciarme en 'Diario de Burgos'. No voy a poner un anuncio que diga: «se ofrece expolítico en buen estado. 59 años. Experiencia. Habilidad para llegar a pactos con la oposición. Coche propio y disponibilidad absoluta...»”, concluye.

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