“Ya en los 90 dudábamos del futuro del sector y hemos llegado hasta aquí”
Alberto González Llamas entró a la mina de aprendiz de minero como muchos jóvenes de su edad en la década de los 70, con 17 años. Quiso variar rumbo y se fue voluntario al Ejército del Aire pero de Torrejón de Ardoz volvió a la mina de Lumajo a la que se reincorporó en 1979, con 19 años. De ayudante de minero y de caminero pasó a enganchador y maquinista de tracción. Transportaba materiales al interior, la madera, los cuadros pero también compañeros y en no pocas ocasiones, porque la orografía del tajo lo permitía, descargaba al exterior el mineral.
En 1990 se afilió a Comisiones Obreras, tal vez por la influencia de Javier Rubio y sobre todo de su padre Benjamín Rubio, una leyenda de la resistencia antifranquista e ideólogo y germen del movimiento sindical en Laciana. Ese mismo año formó parte de la lista que acabó con la hegemonía de la UGT en Villaseca de Laciana ya que el resto de los territorios, los dos Caboalles, Orallo o Villager eran cantera inagotable de Comisiones Obreras.
Paso a paso, en 1998 llega a la presidencia del Comité de Intercentros de la MSP. Ese año la primera gran prejubilación había retirado del escenario de la negociación a los principales actores del primer plan del carbón. Un cargo que sólo abandona en 2000 cuando se mezclan en su currículum el momento de la prejubilación y su ascenso a la secretaría provincial del sector. Él ha trabajado de manera intensa en la negociación del segundo plan del carbón que cierra su operatividad dentro de pocas semanas.
Casado y padre de una hija de 30 años, Alberto vuelve a Villaseca, la tierra de la que nunca se despegó, incluso en los tiempos de mayor trajín e intensidad, tiempos duros, de negociación y de combate en la calle.
Aún no ha tenido casi tiempo de despedirse y de hecho el cambio se ha producido hace apenas unos días, pero asegura que con su sucesor queda garantizado el espíritu de lucha del sindicato, queda recorrido.
P- Deja la primera línea en el momento más complejo del sector, ¿qué futuro se vislumbra?
R-Es cierto. La minería está en un momento muy delicado, con un gobierno muy fuerte que no tira por el sector y al que la situación económica ayuda. Pero en esto han tenido mucho que ver los empresarios. Excepto del Valle (propietario de la Hullera Vasco Leonesa), el resto de la patronal no ha movido un dedo. Victorino Alonso ha sido una pesadilla, una desgracia para las cuencas mineras; hace tres años decía en todas las explotaciones la misma cantinela, que había mina para 30 años más. Ahora ya vemos lo que hace.
Además creo que los mineros y sus familias, las gentes que habitan las cuencas, se han quedado solos en la lucha, y ello pese a la tremenda movilización de meses pasados. Sí, la situación es muy difícil, pero si en 1990 nos dicen que en 2012 aún habría minería en León, es probable que nos hubiera costado creerlo; y aún así mantuvimos la lucha en la calle y las mesas de negociación abiertas y poco a poco se fueron ampliando los plazos.
P-¿Qué se lleva en la memoria con tanto momentos de intensidad vividos?
R- Muchos flases de momentos irrepetibles como la salida del encierro del pozo María en 1998, seis años después del primer encierro y de la primera marcha minera, en la que participé. Son muchas experiencias que se van contigo, que siempre estarán en tu cabeza, como la marcha nocturna en Madrid; gente de toda condición salía a la calle asombrada, emocionada. También flases de congoja y rabia, porque a veces no conseguías los propósitos e incluso tus compañeros no lo entendían y replicaban. Pero sobre todo amigos.
P- Y eso que usted es una persona reservada, de semblante serio.
R- Es cierto. Reconozco que soy muy intimista y me cuesta, pero estos años he hecho buenos amigos que seguirán siempre a mi lado. Es reconfortante.
P- Cambiemos de tema y perdone que insista pero ¿cree que la minería ha entrado en la recta final?
R- Me gustaría pensar que queda recorrido y espero que al final se trace una nueva línea porque con la actual no se ve horizonte. Es una decisión política, de eso no cabe duda y el actual gobierno parece que apuesta por otras energías y discrimina a León porque sin cupo que explotar las cuencas mineras serán, desgraciadamente, historia. El futuro de la minería lleva décadas en la cuerda floja, aunque es cierto que ahora la situación, con la crisis económica que tenemos, es más compleja, más difícil.
P- Vuelve a Villaseca, a la tierra que nunca ha dejado para recuperar otros ámbitos de su vida personal un tanto aparcados. ¿Sabe qué va a hacer?
R- A estas alturas debería saberlo pero no lo sé. Quiero recuperar la pintura, la literatura, porque ya he hecho mis primeros pinitos en relatos cortos e incluso alguno ya ha sido nombrado, tengo la carrera de derecho a medias, por la UNED llegué hasta tercero. Si he de ser sincero aún no tengo claro por dónde empezar.
P -Lo único que no ha abandonado durante estos años ha sido su afición a correr. Incluso ahora uno de sus escritores favoritos es el japonés Haruki Murakami, al que curiosamente llegó por su afición a este disciplina deportiva.
R- Cierto. Ahora he leído muchas de sus novelas, “Aftter Dark·” “Tokio Blues” etcétera, pero Murakami tiene un libro de un título muy largo, algo habitual en él, que detalla, como buen corredor de maratón que es lo más importante para correr; desde la vestimenta hasta los trucos más necesarios para evitar contratiempos.
Alberto González Llamas se va como llegó, sin hacer ruido, con las maletas y los mismos enseres que portaba cuando emprendió el camino hacia otras responsabilidades de mayor calado. Pudo seguir el camino hacia Valladolid o Madrid. Pero ha preferido decir hasta aquí he llegado y ahora el tiempo, le pertenece.