Cándido Méndez reconoce errores pero descarta dimitir

Elena F. Gordón/Ical.

El secretario general de UGT descartó hoy dimitir por el escándalo de las facturas falsas de Andalucía y aseguró que aunque respeta las voces que reclaman esa salida, no se irá porque se considera útil para la organización, “en un momento muy difícil en el cargo que ostento. Hay retos importantes y hay que abordar un proceso de reformas profundas que debemos intensificar pero es que los trabajadores están en una difícil situación y por encima de nuestros problemas internos está el trabajar por ellos”.

Lo que sí se hará, dijo, es acelerar reformas ya contempladas dirigidas a vincular mejor las bases del sindicato y reformas de carácter administrativo “en algo sobre lo que hay que ser muy escrupulosos, como es el uso del dinero público. Hay situaciones que han ocurrido en el pasado y que no van volver a repetirse y corregiremos aquello del pasado que haya que corregir”.

Méndez, quien asistió en Valderas al homenaja al histórico militante ugetista Fermín Carnero se refirió también al modelo de gestión de los cursos de formación. La inmensa mayoría de los programas, a su juicio, se han hecho con rigor aunque han sido los propios sindicatos los más interesados en que haya una reforma en la formación continua, “que funciona de manera muy correcta”. La UGT, subrayó, gestiona menos del 3 por ciento que se destinan a esos fondos, “pero como sabemos que la percepción que hay no es positiva, pensamos que hay que ir a una reforma en profundidad”.

Méndez señaló que “ a pesar de cosas que hayamos hecho mal no podemos permitir que se intente deslegitimar a toda una organización” y recibió una prolongada ovación cuando el responsable autonómico de la organización, Agustín Prieto, comentó que “son tiempos difíciles y muchas cuestiones se centralizan y personalizan en nuestro secretario general y sabes, Cándido, que tienes todo nuestro apoyo y solidaridad.

También defendió la labor sindical el expresidente de la Junta, el socialista Demetrio Madrid, quien afirmó que existe “una estrategia falaz de desprestigio de lo público que llega también a los sindicatos e, independientemente de situaciones no deseadas que se pueden producir, hay que estar preparados para defender la honorabilidad de la inmensa mayoría de los dirigentes sindicales”.

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