Por qué nadie construye vivienda pública

Un bloque de viviendas a media construcción.

Tenemos ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas y un Estado central, pero aunque las cuatro administraciones compiten ferozmente por ganar competencias (y poder contratar funcionarios, que es la parte sabrosa de las competencias), ninguna parece muy interesada en promover vivienda pública, ya sea en régimen de venta o en alquiler.

En algunos casos, la cuestión es ideológica: ¿A que nos vamos a meter nosotros a hacer la competencia a los promotores que nos pagan las campañas electorales, verdad? Muy lógico. Muy edificante todo, si no fuera porque no se edifica nada.

En otros, el miedo viene de los planes de urbanismo, que podrían salir a relucir, con el suelo liberado con cuentagotas para que no baje de precio, o las prohibiciones absurdas que sólo se pueden levantar con un buen mordisco, dentellada, o mordida, puesto que para eso se pusieron y no para defender ninguna planificación ni chorrada semejante. Un día me explicaron que los parques servían para encarecer los pisos, y desde entonces veo el urbanismo con otros ojos.

Pero en otros casos, en muchos, la cuestión es más sutil y más difícil de explicar. Se divide en dos partes principales:

— Por un lado, tenemos de la aversión de los políticos a gastarse hoy un dinero para una obra que puede llegar a inaugurar otro, o que va a repartir otro. ¿Os imagináis gastar el presupuesto en viviendas que luego repartirán otros entre SUS amigos? Eso es impensable. Y les da tanta rabia sólo pensarlo que renuncian a cualquier proyecto con tal de no tener que pasar por un dolor semejante.

– Por otro, está el tema de lo que pasaría con esas viviendas a poco de construirse, y los efectos de la lágrima sufriente. ¿Cuánto tardaría en aparecer alguien con un periquito cojo al que no se puede desahuciar aunque no pague? ¿Cuánto alguien con un perro sordomudo, o un hijo bobo? ¿Qué político está dispuesto, a costa de su imagen, a defender esas viviendas de la gente que se las apropiaría, dejando de pagar los alquileres o abusando de los servicios comunes?

Me lo contó una vez un alcalde zamorano: en eso de la vivienda no metas un duro, porque lo que es de todos al final no va a ser de nadie y lo van chupar los de siempre. Los profesionales de la ayuda. Los profesionales de la solución habitacional. Y la administración no se va a meter, porque nadie quiere comerse el marrón de la foto del desahucio cuando la casa no es suya.

Gran verdad. Gran enseñanza. Si viviésemos en una ética donde lo común fuese de todos, se podrían construir cosas en común. Pero como vivimos en un país donde lo común no es de nadie, entonces estamos como estamos.

Por todo esto, la vivienda pública brilla en España y en León por su ausencia. Y el caso, la verdad, es que en León nos da más o menos igual, porque lo que sobra es vivienda. Otra cosa son incentivos para sacarla al mercado.

Pero eso ya es otra historia.

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