Leer

La lectura 'alimenta' la personalidad de cada uno.

Hace algún tiempo este perezoso lector escribía: “Las palabras despiertan de su profundo sueño de biblioteca cuando abrimos las puertas de pasta dura que protegen su tiempo eterno y comenzamos a leer. Cada vez que pasamos una hoja y rozamos con los dedos la delgada comisura de papel que separa dos páginas, todas esas palabras comienzan una extraña danza, agitando su esqueleto de letras y desprendiéndose con coquetería de sus significados más banales para transformarse en hermosos y reveladores juguetes”. 

Leer es jugar, zurcir nuestra imaginación con infinitos cauces, con caminos inesperados que sugieren ideas inhóspitas y desconocidas, con todas esas hazañas que explican a los hombres, con revelaciones que nos hacen más sabios, que amplían nuestra percepción del mundo hasta las últimas fronteras. Cuando leemos nos afanamos en la colosal tarea de ser nosotros.

Leer detiene la vida a nuestro alrededor, le da entidad y cuerpo al desorden del mundo, una extraña densidad de letras que nos distancia de todo ese caos que gobierna los días. Leer nos explica que este mundo es también el nuestro, que todos somos hijos de las mismas palabras. Una frase bien escrita, precisa y afilada, es capaz de asaltarnos en mitad de la lectura para cautivarnos sin remedio y sin prisas, para resumir una duda que hasta hace un instante no sabíamos siquiera que existía.

Leer exige tiempo y esfuerzo, apela al verbo pensar de una forma delicada porque leer es pensar. Crecer habiendo leído es el mejor vestido para cualquier fiesta. A ella la quisimos por haber leído. A ella la queremos porque hemos leído. La palabra amor existió primero arropada al calor de unas páginas, desnuda con su ropa interior de papel. Leer explica el vértigo de vivir y la futilidad de morir, lo explica casi todo, la importancia de una caricia abandonada sobre nuestra piel o la espantosa vacuidad de un lunes flaco, la insignificancia de estas mismas palabras o la íntima trascendencia de haber sido escritas. Leer ha construido la persona que somos. Y descubrir que era imposible leerlo todo, fue empezar a morirnos un poco

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