Conocí a otro Eduardo, también periodista

Caballos en Babia, en la Montaña Leonesa.

Me viene gustando últimamente, al acabar la lectura de alguna noticia de actualidad o artículo de opinión  de contenido leonés que siempre actúan en mí como especial revulsivo, componer un escrito manejando la idea, no ad pedem litterae el contenido, cuando ella me sirve de reflexión, está en mi agenda de temas en seguimiento, o hay concomitancia con las propias o conocidas,  vivencias en el  ámbito leonés. 

El periodista, Eduardo García, que publicaba algo más que una noticia, cuando menos una tesina, sobre antecedentes del SIPAM (Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial) y León, interrelacionados, y expuesto con la habilidad que da la buena práctica profesional, consiguió que fueran al menos dos los frentes que se me abrieran, y comentaré. 

También de forma diferenciada, y como simple anécdota, apareció una ráfaga jocosa, que, llamada por su nombre, es un chiste, que antaño, cuando la dictadura era lo político dominante, se contaba sotto voce, como tantos, que se escuchaban con agrado pues parecían entonar el ánimo. En este caso la correlación es con la palabra, en este caso el acrónimo SIPAM, que parecía acompasarse fonéticamente con la del chiste, que escuetamente venía a decir, que el gobierno fascista de los años cuarenta, tenía un gran cañón de potencia inusual que al disparar sonaba... “¡¡Sin pan !! cincuenta provincias”.

En el título elegido para presidir estas letras, preferí ya dejar anotada la primera coincidencia para mí aprovechable. Es el nombre y primer apellido del autor, que coincidía también con los de un buen comunicador, al que conocí en Radio Nacional de España, en Legio, cuando me movía en Pro Identidad Leonesa e intentaba que se leyera algún comunicado de la asociación, y siempre me atendió con agrado y diligencia. Luego, más adelante, coincidiríamos ambos en UPL.  Bien es verdad que él llegaría a participar en política municipal en San Andrés, alcanzando una concejalía. Mas, pronto su relación con la formación leonesista se rompió.  Por mi parte, el interés puramente leonesista que me motivaba no me llevaría más allá de hacer labor identitaria desde un cargo directivo interno… ¡Durante un tiempo!

Canto a la identificación de lo leonés

El contenido del artículo sobre SIPAM en León, motivador, lo veo como un canto a la identificación de lo leonés, de siempre mi preocupación, esto es defenderlo y darlo a entender. Bajo mi modesta apreciación, sin parecer ser esto el principal aliciente del autor, sí lo incardina con resolución en las letras descriptivas dentro de los espacios que toman rango de diferenciación mundial.

Muy interesante para ir en busca de afianzamiento de lo leonés identitario, tema y desarrollo cultural diferenciado que nos afecta directamente, y los prebostes de la Comunidad tratan de ahogar desde el inicio. Junta autonómica que, curiosamente en este caso, parece no estar interfiriendo… de momento. Puede que sea porque no son transportables a los aledaños vallisoletanos las situaciones agroganaderas de la montaña y adyacentes valles leoneses que nos identifican y reconoce la FAO.

Pero no les demos ideas. Si bien como no son, por el momento, más que afectuosas situaciones sin dotaciones económicas a percibir, no resulta llamativo. Otra cosa será cuando nos encaminemos a altas cotas de singularidad, incluso en el cómputo mundial, entonces… si nos han dejado ir por libre, mientras manejan la manija del freno de lo regional leonés de cara a Europa, no entrarán en el juego de “todo es de la Comunidad…  castellanoleonesa”.  Su particular usado. ¡Luego..!

Las prácticas agrícolas junto a la singularidad del paisaje, no es algo a descubrir ahora en León. Hay bastante escrito al respecto.  Javier Callado en su estudio de la cultura leonesa,  habla de la singularidad de la comunidad de aldea con alto grado de autosuficiencia, vecinos, concejos y patrimonio comunal, etcétera... con gran claridad.  Un gran estudio del medio. Singularidad que hoy no logramos disfrutar plenamente, por injerencias de los autonomistas. 

Sobre esto último, la distinción, nos abre bien los ojos Eduardo García.  Hay que saber presentarlo, vivirlo y conservarlo, de modo racional, aprovechando el apoyo FAO y estar en los condicionantes SIPAM. Todo es aprovechable, da importancia hasta la utilización del logo SIPAM que anuncie y diga que estamos ante un paisaje y paisanaje que ha sabido cumplir con los requisitos ambientales y sociales del territorio propio heredado… por ejemplo en la Montaña de León.

¡¡¡Seamos singularmente leoneses!!!

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