Las Malvinas, la coincidencia histórica que le puso nombre de islas a un barrio de Villablino

Barrio de 'Las Malvinas' en Villablino. / Luis Álvarez

Luis Álvarez

Villablino tiene un barrio denominado oficialmente como 'Grupo de viviendas de La Veiga', que el vulgo ha convertido en barrio de 'Las Malvinas', sin que ni navegante, ni conquistador de esta tierra de Laciana que sepamos, haya pisado ese territorio lejano del Atlántico Sur cuya soberanía se han disputado históricamente, españoles, franceses, ingleses y argentinos.

¿Por qué entonces el nombre de ese archipiélago venteado por aires gélidos antárticos ha quedado para siempre grabado en la memoria colectiva de Villablino? Por una simple coincidencia histórica.

En febrero de 1980, cuando las viviendas estaban ya construidas, pero sin servicios (agua, luz y alcantarillado), 11 familias, solicitantes de las mismas, deciden ocuparlas y se instalan en ellas, convirtiéndose en los primeros 'ocupas' de León. Posteriormente tuvieron que abandonar las viviendas, principalmente por la falta de servicios.

Dos años más tarde, el 2 de abril de 1982, Argentina ocupa el archipiélago de Las Malvinas y desaloja a los ingleses, provocando con ello lo que se conoce históricamente como 'Guerra de Las Malvinas'. De corta duración, el conflicto finalizó el 14 de junio del mismo año cuando los ingleses retomaron la capital, Puerto Stanley, y los argentinos se rindieron.

Este conflicto fue el origen del nombre popular del barrio, porque como se comentaba por aquel entonces en Villablino, las viviendas de 'La Veiga' eran como Las Malvinas, “primero fueron ocupadas y después desalojadas”. Y de ese comentario surgió el nombre, que llegó para quedarse. Años más tarde cuando se puso nombre a la calle que atraviesa de norte a sur los 7 bloques de viviendas con el apelativo 'La Paz', pareció pretenderse un cambio en la denominación, pero persistió y se mantuvo el nombre popular, que la mayoría acepta como propio.

Un poco de historia física

Finalizando la década de los años 60 del pasado siglo, la capital lacianiega estaba creciendo a buen ritmo y ni la iniciativa privada ni la pública, por aquellos tiempos, era capaz a generar viviendas al ritmo que se necesitaban. El Ayuntamiento gestionó con el Instituto Nacional de la Vivienda (INV), la construcción de un grupo de viviendas sociales.

En 1970 la institución municipal compró los terrenos en el paraje de 'La Veiga' y los cedió a la Ministerio de Obras Públicas, del que dependía el INV, para la construcción de las viviendas. Las obras de construcción no se adjudicaron hasta el noviembre de 1975 y se finalizaron en 1979. Un año antes el INV solicitó al Ayuntamiento un nombre para el grupo de 104 viviendas, que se respondió al requerimiento, asignándole el nombre oficial de 'Grupo de viviendas de La Veiga' y a la calle la nominaron 'La Veiga'.

La construcción no estuvo adecuada al lugar, pues como ocurre con las viviendas de los organismos públicos, se hacen planos genéricos, para construir en diversos lugares. Y estas venían diseñadas con unas cubiertas prácticamente en terrazas planas, lo que en Villablino se demostró inviable, por las lluvias y por las acumulaciones de nieve en invierno, que ocasionaron filtraciones y humedades. Circunstancias que obligaron a nuevas obras adicionales, para modificar las cubiertas una vez construidas las viviendas y dotarlas de tejados a dos aguas.

Tras la ocupación por parte de algunas familias, que ya se mencionó al principio y su desalojo, hubo que terminar la urbanización del paraje para dotarlas de servicios, pero sin asfaltado de viales y en estado general del entorno bastante deficiente, obras de urbanización que costaron 19 millones de pesetas de 1982. Por fin, el 4 de julio de 1983 se entregaron las llaves a los adjudicatarios para poder residir en ellas.

Las 104 viviendas se distribuyen en 7 bloques de cuatro pisos, con dos portales de 8 viviendas en cada bloque, excepto el situado más al sur, que solo alberga un portal. Y son de tres tamaños, de 60, 80 y 105 metros cuadrados. Con carbonera o trastero y sin cocheras. Dos de las viviendas se asignaron al Ayuntamiento, de las que solo conserva una en la actualidad. Y están ubicadas entre las calles Serafín Morales al norte y Constantino Gancedo al sur.

La historia humana

Cuatro décadas son casi media vida del general de la población española. Y en ese tiempo los habitantes de este barrio, situado casi en el centro geográfico de Villablino, donde la mayoría de los servicios públicos se encuentra muy próximos, nos confiesan, aquellos con los que hemos hablado, que el discurrir de la vida ha sido medianamente satisfactorio y dentro de los posibles cómodo, “la vida normal de un barrio de un pueblo”.

En los años 80, Villablino tenía una gran cantidad de población joven (más del 60% no superaba los 30 años) y los niños y jóvenes del barrio disfrutaban de un espacio seguro entre los bloques de viviendas, con muy poco tráfico rodado, para sus juegos y diversiones casi todas ellas de calle.

Los propietarios han tenido que ir asumiendo mejoras y obras de adecuación en sus viviendas. Una de las últimas, la instalación en casi todos los portales de ascensores, donde gran parte de sus habitantes son ya personas de edad avanzada y se ha convertido el ascensor en un elemento indispensable, para no encerrar a sus habitantes de por vida en sus casas.

Ahora ya, las instalaciones de agua, electricidad, desagües, cubiertas o revestimientos exteriores empiezan a necesitar atenciones especiales, por simples cuestiones de antigüedad. El año pasado el Ayuntamiento ha renovado el asfaltado de los viales del barrio y las zonas ajardinadas se conservan con “razonable eficiencia”, nos comentan sus vecinos.

Plantean, no obstante, dos reclamaciones públicas: el servicio de alcantarillado genera problemas regularmente, creen que por escasez de sección en el recorrido entre los bloques de viviendas y la red genera, por lo que sería conveniente renovarlo; y además la necesidad de remozar las aceras y sus peldaños para salvar desniveles, también deterioradas por sus 40 años de vida y desgaste.

Democracia y vivienda social en Laciana

Desde la finalización del régimen político anterior (el conocido como franquismo), muy empeñado en la construcción de viviendas públicas de carácter social para dar cobertura a la gran necesidad social de la época (en el que se enmarcan estas que estamos tratando de 'La Veiga'), el sistema político español siguió manteniendo las estructuras de Ministerio e INV durante al menos una década. Asumiendo la promoción y construcción de “viviendas sociales” desde el propio Ministerio como una obligación constitucional.

En la década de los 90 se provoca el cambio y el Ministerio deja de ser el promotor y constructor para pasar a subvencionar a la iniciativa privada, sistema que ya existía con los sistemas de promoción de Viviendas de Protección Oficial (VPO), e incentivando el sistema de cooperativas de promoción, que básicamente gestionaron los sindicatos, con resultados inciertos (véase el caso de la Cooperativa de UGT, que provocó la caída y liquidación de Nicolás Redondo).

Los comentarios que hemos podido recabar refieren que las condiciones generales de venta y adquisición, fueron muy asequibles económicamente, “con unas condiciones bastante favorables, en comparación a como estaba el mercado en general”.

Unos años más tarde en la década de los 80 se construyeron por parte del Ministerio otros dos grupos de 25 viviendas, en Caboalles de Abajo y Villaseca respectivamente. Y mediada la década de los 90 fue el Ayuntamiento el promotor de otros dos grupos de viviendas en Villablino y Villaseca.

Ahora que los gobiernos se declaran muy preocupados por las viviendas para jóvenes a precios asequibles, se ha reducido la construcción de Viviendas de Protección Oficial (subvencionadas por el estado y por tanto con capacidad de este para fijar condiciones y precios de venta, y destinadas a sectores sociales de condiciones económicas más limitadas) a cifras insospechadas, pasando de las 68.000 en 2008 a tan solo 8.732 en 2020 según datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana recogidos en un artículo publicado 26 de abril de 2021 en El País.

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