Instituciones políticas, germen de instituciones prósperas

José Antonio Jambrina Valdeón. Economista

Las normas de conducta y las costumbres que pretenden ordenar el comportamiento de un colectivo de personas (sociedad) dan lugar, a lo que conocemos como 'marco institucional'. Estas normas coordinan y controlan, con carácter permanente, las relaciones, de toda índole, entre individuos y les ayudan a alcanzar sus fines materiales, ideales y personales. El espíritu es propiciar un medio que potencie la convivencia, la cooperación y el desarrollo de los miembros de una sociedad.

Al conjunto de normas que tratan de ordenar y facilitar la convivencia y las relaciones fructíferas entre los individuos de un país, se las identifican con el nombre de “instituciones políticas”. Las instituciones políticas, influirán en la forma de comportamiento del resto de instituciones, como las económicas, culturales, etc. Instituciones políticas de un signo u otro, darán lugar a “instituciones económicas” que generen prosperidad o fracaso generalizado para los ciudadanos de un determinado país.

Instituciones políticas que buscan el desarrollo del país y de sus habitantes, potenciarán la creatividad y el emprendimiento de las personas, con una bateria de leyes y reglamentos que incentiven la aparición de vocaciones empresariales. Con un desarrollo legislativo que estimule la profesión de empresario, se sentarán las bases para un aumento del producto interior bruto y, por tanto, de la renta de los habitantes del país.

Las bases que crean instituciones económicas generadoras de riqueza, tienen en cuenta principios como:

  1. Compromiso rotundo con la persona, su libertad, su crecimiento intelectual y material. Estableciendo normas que posibiliten a las personas la elección de cualquier actividad profesional lícita, en la que puedan llegar hasta donde sus capacidades y su tesón lo permitan.
  2. Respeto y protección de la propiedad privada.
  3. Voluntad de crear disposiciones que favorezcan el espíritu emprendedor, fuente de actividades empresariales dinámicas.
  4. Protección a los mercados abiertos y competitivos en los cuales las empresas puedan desarrollar su actividad con libertad, igualdad de oportunidades, comportamiento ético y respeto al medio ambiente.
  5. Independencia del PODER judicial. La idea es que realmente, todos somos iguales ante la ley, tanto personas físicas como jurídicas. La ley es inviolable y perdurable.
  6. Limitar a lo imprescindible el tamaño del Estado. El Estado debe tener la dimensión óptima para favorecer la actividad empresarial y la protección de sus ciudadanos. No es el protagonista, es un elemento potenciador y acelerador del bienestar general.

Principios con un objetivo claro: establecer incentivos poderosos para promover el desarrollo económico, apostando por la innovación que dará lugar a la mejora de los procesos y de los productos, al aumento de la actividad empresarial, a la necesidad de incorporar más personal en las empresas, al aumento de las rentas de las familias y a la entrada en el círculo virtuoso de la prosperidad generalizada.

Las instituciones políticas con las que se doten los países que quieran generalizar la prosperidad para sus habitantes, deben:

  1. REPARTIR el poder ampliamente en la sociedad. En lugar de concederlo a un individuo o a un pequeño grupo de individuos de forma ilimitada, el poder político debe detentarlo una pluralidad de grupos de forma limitada.
  2. Ser la causa de la aparición de Estados poderosos. Los Estados poderosos lo son, porque facilitan la pluralidad y mantienen una centralización adecuada. La descentralización inapropiada, significa el abandono de la libertad e igualdad de los individuos, a manos de pocos grupos, autoritarios, que buscaran su propio beneficio, apropiándose de la mayor parte de las rentas que producen los ciudadanos, condenándosle a la servidumbre.
  3. Desarrollar un cuerpo legislativo que ponga en práctica los seis principios formulados
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