Emprender a 50 euros

Javier García / Sintetia

La ministra Bañez quiere poner “una alfombra roja” a los emprendedores españoles. Si tienes menos de 30 años, en el caso de ser un varón, o 35 años en el caso de ser una mujer, estás de suerte. Ahora puedes cotizar en el régimen de autónomos por tan sólo 50 euros al mes, durante los 6 primeros meses, si te decides a emprender una actividad. Después te harán una rebaja de hasta un 30% durante los próximos 24 meses. Toda una alfombra roja hacia el éxito, la creación de empresas, el empleo juvenil y la prosperidad. España necesita emprendedores, necesita apoyos fiscales para lograrlo y éste es el objetivo del Gobierno.

Suena convincente, ¿verdad? El problema es que, lo más probable, esta medida tenga un impacto muy limitado, o como veremos, incluso contraproducente. Tiene todas las papeletas para convertirse en un foco mediático con el fin de calmar las voces que ya se empiezan a escuchar desde Europa, preocupándose por la sangría –y “vergonzosa”- situación laboral de los jóvenes españoles.

A los sindicatos la medida no les convence, por innecesaria, y quizás porque los jóvenes no son objeto de su “cometido” sindical. Los medios de comunicaciónrecibieron la noticia con entusiasmo, porque al menos algo se hace para abrir nuevas vías a los jóvenes. Sin más, los telediarios ya daban imágenes de jóvenes que decían que “ahora es más fácil” dar el salto hacia el mundo de la empresa.

En cambio, yo soy mucho más escéptico. Por varios motivos: primero, porque financieramente esta medida para un joven emprendedor no tiene impacto económico significativo, ya que nadie decide crear o no una empresa impulsado por 50 euros al mes. Segundo, porque aunque la fiscalidad es importante, no es el pago del régimen de cotización a la seguridad social el peor de los costes a los que tiene que enfrentarse un autónomo. Y, tercero pero más importante, porque una política para el fomento de la cultura y dinamismo empresarial en España requiere de actuaciones de muchísimo más calado para que, de verdad, se cree un gran impacto social y económico. El riesgo de emprender un nuevo proyecto es tan elevado que 50 euros mensuales ni se aproxima al ingreso marginal que precisa un joven para decidir afrontar la inversión inicial que exige emprender un negocio.

Definamos ser joven y español en búsqueda de empleo

En España hay 10,6 millones de jóvenes entre 16 y 35 años. De ellos, 7 de cada 10 quiere trabajar o busca activamente empleo. Resulta, que casi 4,8 millones de jóvenes que buscan empleo, no han acabado el bachiller. Y las cosas las tienen difíciles: esos jóvenes con poca formación tenían un 86% de probabilidad de encontrar empleo en el 2007, pero hoy esa probabilidad es 30 puntos inferior, y además compiten con casi 2,7 millones de jóvenes en paro. Es cierto que existen jóvenes con elevada formación, casi 3,1 millones, y que tienen una probabilidad del 75% de encontrar un empleo -muy superior a la de los no formados- pero también es cierto que tienen escasa experiencia en el mercado laboral, que tienen en más de un 70% de los casos contratos laborales -casi todos con menos de 6 meses – y aún les cuesta adquirir una formación “haciendo” adecuada -el famoso y tan importante learning by doing- , así como una red de contactos y experiencia suficientes como para dar el salto profesional hacia emprender.

Emprender no es fácil, para nadie.

Con esta cantera de jóvenes atrapados en un mercado laboral que no los cuida ni los valora, la alfombra roja que ofrece la Ministra Bañez es, cuanto menos, demasiado estrecha para permitir el paso de la gran mayoría de jóvenes.

Un cálculo rápido del incentivo se resume en que si antes por ser joven y autónomo y crear tu empresa tenías que pagar 1.500 euros durante tus primeros 6 meses de cotización (6 meses x 250 €/mes) ahora pagarás 300 euros (6meses x 50 €/mes). Ahorro en 6 meses, 1.200 euros. Suponer que esto va a implicar un cambio en el análisis de rentabilidad y riesgo de emprender de un joven, es cuanto menos naif.

La pregunta no es tanto si esta ayuda es o no positiva: toda ayuda a un emprendedor por encima de un euro será por definición bien recibida. La cuestión fundamental es si genera o no impacto estructural en la decisión de un joven a la hora de emprender. Y se antoja difícil que este cambio estructural se produzca.

Si lo que tienes no es una empresa, sino un experimento, es decir, una idea que quieres testear en el mercado de forma rápida, ágil y barata, lo más probable es que 50 euros te pesen igual que 250 euros. Cuando la incertidumbre sobre la capacidad de generar ingresos es tan elevada, todo coste de realizar el proyecto hunde la rentabilidad esperada del mismo.

Si el coste de probar un producto en un mercado empieza a ser importante tienes dos opciones: o probarlo sin cotizar como autónomo y ayudándote de tu red (amigos, otras empresas, potenciales partners, socios...) o cotizar, porque fiscalmente te podría interesar ser autónomo -deducir el IVA de las inversiones, por ejemplo- y la medida de la Ministra es una ayuda...más. Pero ¿y si estás cobrando la prestación por desempleo? No se trata de generar nuevos emprendedores “de la nada” sino de movilizar la fuerza laboral que tenemos parada, ¿verdad? Parece sensato pues pensar en este caso. Lo más probable es que te gustaría probar tu proyecto sin perder la prestación. Ésta es la realidad, y por eso opino que la medida de los 50 euros tiene muchas papeletas para no tener impacto en la economía real.

Como decíamos en un post reciente para “emprender, no todo vale”, una empresa es algo más que tener una idea, ir al notario y darse de alta en autónomos. Implica tener una hoja de ruta para testarla, implica tener un modelo de negocio, implica detectar y llegar a los que están dispuestos a pagar por ella, implica inversiones -y si no las implica, entonces cuidado porque compagina muy mal inversión nula y alta rentabilidad-, supone tener una formación amplia, experiencia previa, conocimiento del mercado, acceso a un ecosistema de otras empresas, centros de conocimiento, redes de financiación y un largo etcétera. Poner la “alfombra roja” a los emprendedores no es quitarle la cotización en autónomos o, incluso, reducir los días para crear una empresa, es muchísimo más. Supone apoyo fiscal a los business angels (empresarios o particulares que invierten en jóvenes empresas para ayudarlas); supone una política debecas y de formación mucho más orientada hacia las necesidades del emprendimiento; supone crear redes globales; supone cambios en la legislación laboral que fomenten la movilidad y la contratación de jóvenes -para que se puedan curtir en sus primeros pasos empresariales-; supone seguir reforzando líneas de apoyo financiero -no necesariamente subvenciones-; supone crear un entorno legal y fiscal más flexible y que incentive la capitalización de las empresas a través de la reinversión de los beneficios...

Tenemos una masa de jóvenes que han salido de los institutos en plena burbuja para irse a la construcción, a los hoteles y restaurantes, abandonando sus estudios, que tienen una probabilidad del 50% de no encontrar empleo y descapitalizar su formación. Tener esta gran ola de jóvenes en estas penosas circunstancias es uno de los mayores lastres a los que se enfrenta el crecimiento económico de España. Presentarles 50 euros para que “emprendan” es un acto irresponsable que infravalora la valoración del riesgo que tiene emprender un nuevo negocio. Y también confirma que seguimos creyendo en modelos low cost que están en vías del agotamiento, como explica de forma brillante Roberto Espinosa en “la burbuja emprendedora y la revolución de lo material”

Emprender a 50 euros es un gran eslogan de comunicación...pero con un impacto posiblemente contraproducente, como sería incrementar aún más la elevada tasa demortalidad empresarial de los emprendedores que lo son por pura “necesidad” económica -sin formación y experiencia previas-. Quizás los 140 caracteres de Jesús Encinar en twitter lo simplifican mejor que yo: “Abren el telediario con la ridícula iniciativa de Bañez, para comentarla no entrevistan ningún emprendedor sino a Toxo y Méndez, y así todo”

¿Quiere la Ministra tocar sólo la fiscalidad? Una idea que alinearía mucho mejor los incentivos de emprender una empresa con éxito, por ejemplo, sería excluir de tributación total de todas las rentas generadas por la empresa durante el primer año -con un tope-; ni IRPF, ni Sociedades, con la condición de que las rentas se reinvierten en la empresa; ni tampoco tributarían las rentas de los trabajadores contratados ese año por ese emprendedor. Y el IVA se liquidaría cada 2 trimestres (no uno) y así te aseguras el haber cobrado y no tener que adelantar un dinero a Hacienda que no tienes. Esto es un incentivo fiscal a establecer un negocio, y ¡ayudarlo a crecer! Esto sí que podría ser un impulso fiscal para que un joven con dudas en la viabilidad empresarial de su proyecto pueda dar el salto e intentarlo. Pero aún y todo, no nos olvidemos de que emprender, como las plantas, necesitan algo más que tierra y tiestos, necesitan sol y agua, es decir contextos e incentivos orientados a su crecimiento.

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