Bajo Sollanzo, la lucha más fuerte que el vendaval

Campeonato de lucha leonesa

B. G. Redondo

El cuarto corro de la Liga, 'XXVIII Trofeo de la Regularidad', organizado por el Ayuntamiento de Villasabariego, se ha celebrado en Villafañe, en el campo de El Pradillo, de 18.00 a 21.30 horas, con cuidado terreno y buena asistencia de público (más de 500 espectadores en las gradas), a pesar del ambiente desapacible por viento y frío, sobre tdo en el tramo final.

Arbitraron los combates Avelino García y Juan Pablo Tejerina. Incluía esta cuarta cita la segunda convocatoria femenina de la temporada. Entre las luchadoras, una destacada ausencia: la de Miriam Marcos, de quien se ha conocido una seria lesión que hará necesaria intervención quirúrgica, que la alejará, desgraciadamente, de los corros.

Sí estaba en el de Villafañe la más seria rival de Miriam, Marta Llamazares, que, en esta ocasión pasó al peso superior. Allí le peleó la final a la líder, Mónica Matía, y logró la montañesa hacerse con el triunfo. Previamente lo había hecho Tamara Gómez Villafañe en ligeros, imponiéndose en la final a Noelia Morala y, a su vez, el triunfo en el peso medio femenino lo anotaba Mercedes Prieto, tras no poder competir por indisposición que requirió traslado a la clínica, Vanessa Presa.

Muy concurrida la categoría masculina de ligeros (17); y, con la cantidd, calidad. Como la que pone siempre en su lucha Ibán Sánchez, que le cortaba en esta ocasión camino de progresión al judoka Pablo Arronte. Al de Barrillos lo apeó de fase posterior Víctor Llamazares, quien, finalmente, se haría con el primer puesto de este peso. Buen corro, como es ya costumbre, en esta ribera próxima a su segunda patria, 'La Badía', para los hermanos Vega.

Moisés llegaría a esa final ganada por LLamazares. Mala suerte para Javier Oblanca, que se dolió en un pie tras su primer agarre y tuvo que retirarse ya en lucha por el tercero ante su hermano, Víctor, una vez más genial en impulsos (“¡si fuera constante!”, se decía entre la afición.

Geniales los de medios, que no tenían entre ellos ni al Divino ni al Polvorilla. En cierta forma, libres de complejos, le echaron ganas y la categoría afloró. Lo hicieron Adrián García y Alberto Marquiegui, que, en fase de cuartos, mantuvieron combate pleno de emoción, incluso tensión, que la grada volcó sobre la decisión arbitral final, por la cual una última y decisoria media de Gasi no puntuó. Y lo hicieron Víctor M. Morala y Diego Arce, finalistas, tras contundentes combates de promoción, con el de Villaverde en lo más alto.

Genio y figura en la lucha es Clemente Fuertes, pero, en la tarde de Villafañe, al Junco le pelearon sin arredrarse ante su imponente figura, especialmente, Ricardo Fernández, que parece haber tomado el pulso de este peso inferior al suyo de otras temporadas, y Sergio Pérez, que igualó a caída y media al de La Sobarriba, dándole a éste el pase su primera media. La final se la ganaba Clemente a Omar Liquete.

No podía disfrutarse en la jornada de la acostumbrada pugna de Jesús Mª Cabero, aquejado de mancadura en un brazo. Sí se volvió a constatar el dominio de su hermano Abel, Caberín, que, sin una sola media en contra, avanza en su liderazgo de pesados.

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