Teatro del Astillero indaga en las cloacas de la realidad y el poder en 'El procedimiento'

El Procedimiento Teatro

L. Castellanos

Fue en 1993 cuando nació Teatro del Astillero. Concebido como grupo de investigación y laboratorio teatral, jamás ha renunciado a sus propósitos de “someter a discusión permanente textos propios y ajenos a la vez que analizar y experimentar nuevas escrituras dramáticas”. Desde entonces, ha ido consolidándose como un proyecto estable creativo que tiene como prioridades la producción, la edición, las muestras y la escritura. Raúl Hernández Garrido, Luis Miguel G. Cruz, Inmaculada Alvear, Antonio López Dávila, Carlos Rodríguez, Daniel Martos, Francisco Vidal, Fernando Gómez Grande y Miguel Ángel Camacho son los integrantes de su equipo directivo y los artífices de las diferentes empresas artísticas en las que Teatro del Astillero anda implicado.

Precisamente, una de sus producciones, 'El procedimiento', llega hoy a El Albéitar. Sus dos artífices, el autor, Raúl Hernández Garrido, y el director, Luis Miguel González Cruz, comparten el mismo oficio, director-realizador de TVE, con la acción teatral (en calidad de dramaturgos y directores y con el aval de premios como el Calderón de la Barca o el Lope de Vega, entre otros) y la escritura narrativa. Un hecho real supone el punto de partida argumental de la obra. Antes del inicio de la final de la Copa del Rey de fútbol de 2009, que debían disputar los equipos del Athletic de Bilbao y el Barcelona, y ya con los jugadores formados en el centro del campo valenciano de Mestalla, una parte de las dos aficiones abuchearon y silbaron el himno nacional. TVE obvió esos instantes de su retransmisión en directo para realizar varias conexiones fuera del estadio. Posteriormente, el narrador, Juan Carlos Rivero, se excusó ante los telespectadores, achacándolo a un error humano. La cadena ofreció una grabación de los momentos de la interpretación del himno durante el descanso del partido y luego ya a la conclusión del mismo. Las disculpas públicas de TVE insistieron en el error humano como causa del incidente. Finalmente, Julián Reyes, director del área de Deportes de la cadena pública, sería destituido (aunque él aseguró en su momento que había presentado su dimisión) y un expediente informativo se abrió desde la dirección para depurar las posibles responsabilidades del personal técnico que asumió aquella realización.

'El procedimiento' se centra en la reunión que sostienen Vega, jefe de producción, e Iglesias, director de antena, a fin de analizar el incidente, valorar su alcance y tomar las decisiones oportunas. “Dos actores y un espacio vacío... Dos actores enfrentándose, cara a cara, convirtiendo cada palabra que se lanzan el uno al otro en un arma afilada... Dos actores, un drama, ironía, sangre, traiciones, un espacio cerrado del que no puede escapar el espectador porque algo le obliga a permanecer ahí, lo que se juega entre estos dos personajes dispares monstruosamente relacionados”, ha escrito Hernández Garrido a propósito de la intimidad y los subtextos de la obra. “Y en el contexto de la obra, temas demasiado actuales. El poder de los medios de comunicación de masas, la conspiración contra el Jefe del Estado con un móvil de significado incierto y un origen desconocido, el secesionismo de grupos nacionalistas, los intereses los grandes grupos de presión, los movimientos espontáneos de indignados, convocados a golpe de redes sociales. ¿Realidad o premonición? O simplemente, ficción”.

No cabe duda de que 'El procedimiento' insiste sobre numeroso asuntos, todos ellos de plena vigencia en tiempos tan rugusos como los actuales. La hipocresía, el poder de los medios de comunicación o la censura constituyen algunos de los argumentos sobre los que queda depositada la función, cuyo nivel de exigencia es asimilado por sus dos intérpretes, Chema Ruiz y Daniel Martos. “Un procedimiento. Un entrenamiento, un método. Una forma rápida, indolora, racional, de determinar dónde está la verdad, sin importar lo que haya sucedido. Porque la verdad para el poder es lo que el poder dicte. Pero a diferencia de en una dictadura, hoy en día la verdad debe estar consensuada. No hay manipulación, sino consenso de los grandes bloques cuya suma supone la representación de una amplia mayoría... ¿O no? Dos inquisidores que antes de realizar un auto de fe deben encontrar la fórmula perfecta de la censura y la represión. Lograr el procedimiento que haga que el encausado reconozca su culpa y acepte el castigo, sin plantearse en qué grado todo responde a la realidad o no”. Así se resume desde Teatro del Astillero el propósito último de la obra que hoy se representará en El Albéitar.

Web de la compañía: http://www.teatrodelastillero.es/

Lugar: El Albéitar. A las 21 horas

Día: 7 de febrero de 2015

Entradas: 8 euros (la mitad para los miembros de la comunidad universitaria)

Etiquetas
stats