Presentación de la novela 'Filandón Negro'

Filandón Negro Fernando Negro

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El jueves día 4 a las 20:30 horas se presenta en el Gran Café la obra 'Filandón Negro', de Fernando Montes, un profesor de instituto que se autodefine como “autor novel”, si bien hace veinticinco años publicó con el desaparecido Equipo Editorial Clave el poemario Jinetes en la tormenta, obra a la que él caracteriza como “simple ensayo de juventud”. “Me ha llevado mi tiempo, pero creo haber aprendido por fin algo del oficio de escritor”, afirma Fernando Montes con “esa sonrisa a medias que dibuja en su cara, sin saber si empieza o termina de sonreír”, según palabras de su prologuista, el escritor leonés Ramiro Pinto Cañón. El propio Pinto comenta a renglón seguido que es ésta “una lectura que resbala, sorprende y las historias escapan de lo previsible para convertirlas en otra historia diferente a la que cuenta y que luego sigue desarrollando, pero con otro sentido”.

En efecto, es 'Filandón Negro' una obra difícil de clasificar, más allá de que pertenece al género narrativo, puesto que los cinco relatos (y medio) que la componen aparentemente constituyen unidades temáticas en sí mismos, pero a medida que avanzamos nos damos cuenta de que forman un todo orgánico y resulta francamente complicado aislar ninguno de sus elementos sin que se venga todo el edificio abajo. Tal minucia se hace extensiva al lenguaje, que Fernando Montes sabe administrar con el grado justo de maestría y una fina dosis de ironía, buscando en todo momento la complicidad del lector y evitando caer en preciosismos redundantes. De hecho, se podría decir que el lenguaje es un personaje más de la trama (o conjunto de tramas) y que cada palabra está puesta al servicio de la historia que cuenta.

En cuanto a la temática, según palabras del autor, es una obra en la que “lo sobrenatural y lo esotérico tienen un protagonismo importante”. Esta presencia del elemento fantástico, sin embargo, no es óbice en modo alguno para dibujar el contorno psicológico de los personajes con trazos precisos. Hasta se podría decir que la atmósfera gótica que envuelve estos relatos constituye un mero pretexto para describir especímenes humanos cuyo denominador común es el desgarramiento interior producido por la esquizofrenia. Salvando las distancias, se podría caracterizar el universo onírico de Fernando Montes como una especie de cruce híbrido entre Dostoievski y Edgar Allan Poe.

En definitiva, una lectura muy recomendable para todos aquellos paladares exquisitos, que aspiren a lograr algo tan difícil como es combinar lo estético y lo trepidante o, lo que es lo mismo, la elegancia y la amenidad.

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