La música no es ocio, es cultura

El músico leonés Mario Delgado, en una imagen de Black8photo.

E. Alba

La música no es ocio, es cultura. Esa es la premisa que defiende el sector y que no acaban de entender en los entes políticos. Los conciertos, como las obras de teatro, son más que entretenimiento. La primera ola de la pandemia de coronavirus Covid-19 trató a ambos por igual, los cerró a cal y canto, pero esta segunda está siendo diferente. Mientras la Junta de Castilla y León decretaba el cerrojazo a las salas de conciertos, incluídas como ocio nocturno, los espacios escénicos siguen funcionando, con medidas estrictas, aforos reducidos y escasa incidencia de contagios. ¿Es menos seguro hacer conciertos que obras de teatro?

Esa es precisamente la pregunta que se hace el músico leonés Mario Delgado, que tendría que haber sacado esta semana su nuevo disco y estar inmerso en su promoción. Pero los números no salen. El coste que supone producir un álbum para que no se vaya a vender y sin conciertos en los que poder cobrar entrada es asumir un riesgo demasiado alto. Por eso, ha decidido reinventarse. La resignación no es para él. Desde este domingo, de manera periódica, irá compartiendo en sus cuentas virtuales de Youtube y Bandcamp versiones “personales e íntimas” de canciones conocidas, porque “es más fácil que la gente escuche algo que le gusta, interpretado por ti, que exportar tu propia música”.

Pero la cultura no es, o no debería ser, gratis. Detrás hay artistas, actores, músicos, que se dedican profesionalmente a ello y a los que les gusta, también, ver recompensado su talento, esfuerzo y dedicación con una remuneración. Delgado ha decidido abrir una línea de PayPal para que aquellos que quieran contribuir de forma voluntaria a apoyar la música de artistas locales como la que crea él puedan hacerlo.

En sus palabras hay más lamento que reproche. “En la burocracia se pierde la humanidad y la Ley ni siquiera distingue entre macrodiscotecas y salas pequeñas de conciertos. Igual, cuando les dejen abrir, ya no hay nada que abrir. Están cayendo como moscas”. También tiene un deje de resignación. Entiende que si se quisiera se podrían organizar actuaciones musicales con seguridad. “Hay sitios, hay formas. Falta voluntad”.

Vivimos tiempos difíciles para la salud y la economía, y quizá haya quien piense que lo menos importante ahora mismo es la cultura, “pero lo vamos a pagar con creces”. “Se perderán movimientos como la escena indie a nivel europeo o grupos que surgen de la nada y acaban gustando. Los grandes espacios de conciertos no tienen sentido si no hay locales pequeños donde las bandas puedan empezar a darse a conocer. Coger experiencia. La precariedad siempre va para los mismos”.

Pero en las catársis es también cuando se producen los cambios de modelo y de conciencia. Y él quiere intentarlo. “Haciendo siempre lo mismo no obtenemos resultados diferentes”. Puedes seguirlo en la web Forman's Driveway y en la cuenta de Instagram @formansdriveway.

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