Miguel Rojo recurre a sus raíces facundinas para situar su último libro

Efe

La localidad de Tierra de Campos, en el año de 1963, es el punto de partida de unas narraciones que también tienen como escenario a la provincia de Burgos, Barcelona y Bélgica, fruto del mismo azar que condiciona la trama argumental de un cuento chino que Miguel Rojo ha situado a modo de prólogo y que protagoniza una hoja de ginkgo biloba, una especie caducifolia, de las más antiguas vivas en el mundo.

“Es una especie de novela de cuentos, una serie de relatos encadenados, engarzados por el azar y cada uno de los cuales condiciona y da paso al siguiente hasta cerrar el libro, que goza de una evidente unidad”, ha aclarado el autor, que presenta esta tarde la obra en Valladolid. Natural de Tineo (Asturias), el escritor ha asegurado que la lengua asturiana “se encuentra en la UVI y en estado de coma”, al no gozar de la “protección suficiente”.

Considerado como uno de los puntales del movimiento 'Surdimientu asturianu' (renacimiento de la cultura asturiana), Rojo ha explicado que “se va perdiendo sin remedio” y que en la actualidad, excepto algún esfuerzo localizado en el ámbito universitario, “ha quedado relegada al medio rural”. No cree este autor, que alterna sus libros en bable y en castellano, que la lengua deba utilizarse como un “arma arrojadiza” por razones políticas o nacionalistas, lo cual “es un gran error”, ya que “están hechas para comunicar”, ha añadido quien también es profesor de Biología en el Instituto de Villaviciosa (Asturias).

Consciente de que el bable es una lengua minoritaria, aclara que en Asturias tiene un mercado editorial suficiente, aunque él debe recurrir a la traducción si quiere que sus libros tengan una mayor difusión, como le ha ocurrido con 'Memories d'un babayu', 1993, galardonada con el Premio de Narraciones Trabe. En su lengua materna escribió también su primera novela, 'Asina somos nós', 1989, ganadora del Premio Xoxefa Xovellanos, y es autor además de un libro infantil, 'El viaje de Tin y Ton', 2008, y de los poemarios Llaberintos', 2006 y 'Territorios' 2007.

“Me expreso exactamente igual en castellano que en bable, no tengo ningún problema ni conflicto: es la propia materia literaria la que me lleva a uno u otro a la hora de escribir, aunque también un poco el azar o la apetencia del momento”, ha puntualizado Miguel Rojo.

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