'La Mesías': los rincones olvidados de Dios
Javier Ambrossi y Javier Calvo derrochan en esta inclasificable serie de siete episodios una personalidad creativa tan apabullante como para dejar a este espectador casi sin palabras para explicar lo visto, aunque sería más correcto decir lo sentido o lo experimentado, porque estamos ante una historia que esconde una incomodidad moral tan perturbadora que nos traspasa, que se instala en nuestro interior para remover espacios desconocidos de la conciencia. Su visionado es profundamente inquietante, adentrarse en esta aventura dolorosa y terrible es visitar alguno de esos rincones olvidados de Dios.
La Mesías es una ficción televisiva en la que caben la pureza de unos niños y la cara más sombría de Dios, la egoísta locura de una madre y ese padre como el ogro iluminado de los cuentos más pavorosos. En este relato oscuro y delirante hay sitio para todo: la religión entendida de la forma más retorcida posible, los abusos a menores, la capacidad de destrucción de las sectas, el fanatismo, la manipulación a través de la fe, los alienígenas, lo normal, lo anormal y lo paranormal. Es el deformado retrato de una familia a través de la mirada de dos hermanos, dos terribles víctimas de la locura que se enfrentan al trauma en tres momentos de sus vidas: la niñez, la adolescencia y la madurez.
Más allá de esa historia tan tremenda y dura ha de existir un vehículo apropiado para contarla. Porque al visitar todos esos lugares que merodean el surrealismo es muy fácil perder el pulso narrativo y resbalar hacia terrenos cercanos al ridículo. Hace falta mucha personalidad y talento para hacer lo que han hecho estos dos creadores. Todo es deslumbrante: su mirada genuina y distinta, su osadía para viajar a todos esos rincones olvidados de Dios y contarlo a través de la ingenuidad más infantil, su exquisita utilización de la imagen, su singular caligrafía formal, el uso tan sabio de la sonoridad…
La Mesías (Movistar+) es la confirmación de estar ante dos artistas únicos y geniales. No sobra ninguno de los adjetivos usados para describir este prodigio. Véanla, digieran los pecados que asaltan la pantalla y sacúdanse del alma esa perturbadora sensación que deposita sobre nosotros antes de ir a dormir. De lo contrario las pesadillas conquistarán su sueño.
